Los Grandes Latifundistas Establecidos en Barahona, Años 1900 a 1925

 Por: Ing. Carlos Manuel Diloné

 El solo hecho de analizar la historia de Barahona, partiendo de formulaciones previamente elaboradas, cuando éstas forman parte irrevocable del proyecto investigativo, supone en ocasiones, que los aspectos a investigar se ciñan a unos límites ya establecidos, y conduzcan insensiblemente a moldear sus resultados.

Otro de los riesgos, de la búsqueda de hechos que se ajusten estrictamente a determinadas premisas, consiste en la identificación formal de éstos, sobre la base de comprobaciones sumarias o superficiales. En estos casos prevalece el interés de que los hechos se machaquen a como dé lugar a determinadas proposiciones sobre la cuestión nacional, antes que indagar sobre sus efectos históricos reales y la regularidad variable con que se pueden repetir a lo largo de la historia.

“Cuando no se han intentado aplicar rígidamente determinados supuestos conceptuales, estos han constituido indicios o pistas que han encaminado las investigaciones y han llamado la atención sobre una diversidad de hechos  y tendencias históricas ignoradas o insuficientemente conocidas”.

Para el año de 1920, Barahona era la segunda provincia en extensión territorial, con una extensión superficial de 7,324 Km2, equivalentes a  ONCE MILLONES SEISCIENTAS CUARENTA Y SEIS MIL CUATROCIENTAS SETENTA Y UNA (11,646,471.00) tareas de tierras. Sin embargo, era la provincia que acusaba la menor densidad poblacional de toda la República Dominicana, apenas 7 habitantes por cada kilómetro cuadrado.

Durante el año de 1900 en los Estados Unidos de Norteamérica, se producía una aguda escasez de Cedro Rojo, que era el utilizado para la fabricación de lápices de escribir. Había llegado al conocimiento de dos compañías, localizadas una al Sur de América, y la otra en el Norte, ambas dedicadas a la fabricación de lápices, la noticia de que a todo lo largo del río Yaque del Sur, crecía una inmensa cantidad de Cedro.

Por ello, el 2 de marzo de 1902, estas dos compañías crearon un pequeño holding y organizaron la Habanero Lumber Company, siendo la razón principal para la formación de la Compañía de Madera Habanero, la obtención de todos estos Cedros, además con el propósito de mantener y controlar ciertas tierras y maderas en la República Dominicana.

Esta empresa negocia directamente con el señor Emilio E. Dreyfous, ciudadano norteamericano, comerciante en Azua y Barahona, residente en la calle Santomé No. 13, de la ciudad de Azua, quien poseía la Concesión para la limpieza del Puerto de Barahona; establecimiento en él de boyas que facilitaran la entrada y salida de los buques, y construcción de un muelle y enramada en dicho puerto, así como el almacenamiento de mercancías en caso necesario.

Esta Concesión, solicitada en fecha 20 de Mayo del año 1901, fue otorgada por el Poder Ejecutivo, presidido entonces por el señor Horacio Vásquez, en fecha 16 del mes de Julio del 1902.[1]

Las primeras compras de la Habanero Lumber Company se realizan a partir de Emilio E. Dreyfous, quien previamente había adquirido muchos Pesos de Título y Derechos de Corte en la localidad de Barahona y Azua. La adquisición de la concesión por parte de la Habanero Lumber Company, que correspondía al señor Dreyfous, se realizó el 12 de Agosto de 1902, lo cual se evidencia mediante una notificación al Gobierno Dominicano, con fecha del 10 de julio de 1903, y registrada debidamente en la Oficina del Registro en la ciudad de Santo Domingo, el día 11 de Julio de 1903, marcada en el Libro A, Folio 225, No. 1123.

“A La Habanero Lumber Company le pareció que sus Compras de Títulos no cubrían completamente la región en la que se encontraba la Sabina (Cedro Rojo o Lápiz), que había una cantidad considerable de pinos en las mismas localidades adyacentes, y que el país en cierta sección era rico y, con el desarrollo, ofrecía grandes posibilidades agrícolas, adquirieron más Pesos de Título, en última instancia, lo suficiente como para controlar un área de aproximadamente un millón de acres, y gastaron de los primeros a los últimos quinientos mil dólares (500,000.00)”.[2] [3]

Un millón de acres, equivale a Seis Millones Cuatrocientos Treinta y Cinco Mil Ochocientas Cuarenta/37 tareas (6,435,840.37) de tierras, convirtiéndolos, probablemente, en los mayores latifundistas de toda la isla de santo Domingo. La Habanero Lumber, poseía el 55.3 % del total de las tierras de la provincia de Barahona

Desde el 24 de Julio del año 1909, el señor JOSÉ PARRA, es propietario de un terreno situado en la parte más meridional de la Provincia de Barahona, por compra que de él hizo, la mitad a su hermano el señor Juan Parra Alba, y la otra mitad al señor Francisco Herrera, por el precio, ambas mitades, de treinta mil dólares.

“Este terreno constituye, a primera vista, una riqueza al creer de quienes solo saben de él por lo que se dice acerca de su extensión; pues mide, más o menos, 183, 678 hectáreas. Pero en razón de no contener aguadas, de no estar cercana a ningún río de importancia, y de la infraestructura de las lluvias en esa región, ese terreno no ha podido hasta ahora estimular ninguna iniciativa agrícola y seguramente no la estimulará hasta que con el desembolso de grandes capitales se pueda recurrir al empleo de aguas artesianas. Por eso, de ese terreno no se ha obtenido jamás, desde la época del descubrimiento de la isla, otro provecho que el que ha podido dar una rudimentaria industria extractiva consistente en la corta, para ser exportadas, de maderas de construcción; y esta misma industria ha decaído allí en absoluto desde algunos años, porque los árboles que quedan de pie, después del gran ciclón de 1907 que los arrasó casi en su totalidad, están muy al interior, y su explotación requiere indispensablemente de la construcción de vías de transporte…..”.[4]

Esta comunicación es motivada por la retasación, que a José Parra le hace el Gobierno en función de la Orden Ejecutiva No.262, que estableció el Impuesto sobre la Propiedad, el valor fue considerado muy excesivo, ya que fue retasada en 368,320 dólares en lugar de los 45,000 que él había establecido, toda vez que la había comprado en 30,000 en el año de 1909. Lo que le obligaba a pagar al fisco US$7,363.40 en lugar de los US$900 que pagaba anualmente.

Pues bien, 183, 678 hectáreas de tierras equivalen a DOS MILLONES NOVECIENTAS VEINTIÚN MIL OCHENTA Y SIETE2/79 tareas (2,921,087.79) de tierras, es decir el señor JOSÉ PARRA poseía el 25% del total de las tierras de la provincia de Barahona. Todo un terrateniente en cualquier lugar del planeta.

Don Antonio Mota, su padre y su tío gozan de la reputación de ser los mayores propietarios de terrenos de la República Dominicana, pues son dueños de más de medio millón de acres de terrenos, estando la mayor parte de ellos todavía sin cultivar. Son dueños, también de inmensos bosques de maderas preciosas, como caoba, cedro, lignum vitae, y muchas otras variedades. En estos terrenos hay varias extensiones apropiadas para el cultivo del café, sisal, algodón, etc.[5]

Los Mota poseían más de TRES MILLONES DOSCIENTAS DIECISIETE MIL NOVECIENTAS VEINTE/18 Tareas de tierras (3,217,920.18) en Barahona, los Mota poseían el 27.6 % de todas las tierras de la provincia de Barahona. Lo mismo que la Compañía Enriquillo y la Barahona Wood Producs Company. Superando todos, en más de 10 veces, la cantidad de tierras que poseía el Ingenio Barahona.

En un trabajo realizado por el Profesor Alejandro Paulino Ramos, titulado la “Ocupación Militar y Barahona 1916”, Paulino señala lo siguiente:

Durante la ocupación militar americana la situación de los territorios de Barahona, incluyendo su bahía, sus ríos, los bosques y las propiedades de los campesinos de la región se vieron afectados a partir del establecimiento del Central Barahona, así como por la presencia de varias compañías norteamericanas que tenían puestos sus ojos sobre los recursos naturales y económicos de la zona.

En las provincias de Azua y Barahona se encontraban muy activas, durante la primera ocupación americana, la Compañía Maderera “Orme Mahgany Company”, la cual poseía medio millón de acres de tierras, la Habanero Lumber Company, la cual tenía su sede en la provincia de Azua, con medio millón de acres, de donde exportaba madera para fabricar lápices en los Estados Unidos.

En Barahona estaban presentes la Compañía Enriquillo también con medio millón de acres y la Barahona Wood Producs Company, fabricantes de roldanas, traviesas, y la que además tenía el monopolio de la exportación de carbón vegetal.

La Compañía maderera Enriquillo, de acuerdo a Melvin Knight, al parecer no tenía sus cuentas muy claras en los Estados Unidos y su presidente lo fue J. H. Edwards, antiguo Delegado de la Receptoría de Aduanas de Santo Domingo, mientras que la Barahona Wood Products Company estaba administrada por un empleado del Gobierno Militar, y sus actividades estaban relacionadas con el corte de madera, especialmente Guayacán, madera con la que se construían las hélices de buques; los trozos más pequeños eran comercializados en el país. La destrucción de los bosques de Barahona, por esa compañía, desato, en 1926, una de las primeras controversias en la historia de la deforestación de la Republica dominicana y se le llegó a acusar de estar devastando los bosques de la región. (Knight, pag.161).

Al estudiar a Melvin M. Knight, nos damos cuenta que él establece que los terrenos de la Compañía Enriquillo “quedan más allá de la frontera domínico-haitiana”,[6] de todos modos incluimos la extensión de tierras de esta compañía para el análisis en cuestión, ya que Matías Ramírez Suero, se refiere a que “se funda en la común de Enriquillo una empresa con el nombre de Enriquillo Company, Inc…. Esta compañía poseía grandes extensiones de tierras en el lugar denominado antes Trujín (hoy Oviedo), en la provincia de Pedernales, con una extensión de unos 45,000 acres”[7] . No incluimos a Orme Mahgany Company, por no encontrar, hasta la fecha, datos que la sitúen en Barahona.

La Barahona Company se organiza bajo las leyes de Nueva York en 1916, El 18 de octubre de 1916, mediante Resolución Núm. 2745, del Poder Ejecutivo, obtuvo la autorización para establecer su domicilio en la República Dominicana.

Mucho tiempo antes de que la Barahona Company iniciara sus operaciones, ya se había establecido en Barahona Don Eleuterio Hatton, quien “tuvo la idea de fundar una plantación de caña en Barahona, utilizando la irrigación[8], teniendo importantes inversiones en la Provincia de Barahona, como ejemplo podemos señalar lo siguiente:
La Resolución Núm. 5251, del mes de Julio del año 1913, que autoriza a José Eleuterio Hatton a gozar de las franquicias acordadas por la ley del 26 de Junio de 1911. Ya para esa fecha los Hatton eran propietarios de más de 100 Hectáreas de terrenos en los lugares denominados “Alpargatar”, “Hato Viejo”, “Ojeda”, “Hatico”, “Barbacoa” y “Mena”, común de Barahona. Provincia del mismo nombre: que tiene invertido un capital de veinte mil pesos oro americano.

The Barahona Company Inc. (Ingenio Barahona), poseía unos 49,400 acres [9] de tierras, lo que equivale unas TRESCIENTAS DIECISIETE MIL NOVECIENTAS TREINTA (317,930) tareas de tierra. El Ingenio Barahona poseía el 2.7 % del total de las tierras de la provincia Barahona.

Todo esto nos demuestra, cómo por 30,000 dólares José Parra pudo adquirir más de dos millones de tareas de tierra, y que esa suma resultara insignificante en relación al total de inversiones que podría conllevar su explotación. “Únicamente intervenía una intención especulativa, sin relación con planes de inversión.

Invariablemente los campesinos vendían a sumas irrisorias que, no obstante, para ellos representaban cierto monto. Hay que tener en cuenta al respecto la débil penetración de las relaciones monetarias en el campo hasta entonces, lo que otorgaba un sobre valor relativo al dinero”.

 Hoy en día la Provincia de Barahona, posee unos 1,660 Km2 de extensión superficial, extensión ésta superada con creces por las grandes posesiones  de los latifundistas instalados en Barahona, excepto por el Ingenio Barahona.

La Habanero Lumber Company del 1902, tendría más de 2.44 veces la extensión territorial de la Provincia Barahona de hoy, el cuadro sería el siguiente.

¿Que sucedió con todos estos terratenientes, que al parecer, no despojaron a ningún campesino de sus tierras, y ostentaron grandísimas posesiones de tierras, 10 veces y hasta 20 veces mayores que las de la Barahona Company?

En octubre de 1916, La Barahona Company, obtuvo la autorización para establecer su domicilio en la República Dominicana, antes de esa fecha muchos terratenientes tenían sus enormes posesiones de tierras en la provincia de Barahona, y al parecer, todo marchaba del color de las rosas.

Escritores refiriéndose a la Barahona Company señalaron: “La expansión meteórica de la hacienda se vio facilitada por dos factores: la compra de una cantidad masiva de pesos comuneros y la adquisición de extensos derechos sobre el agua”[10] .

La Comisión creada a fin de analizar el manejo de las aguas utilizadas por la Barahona Company determinó, que al amparo de la Ley de Aguas de 1909 y la Ley de Terrenos Comuneros de 1911, “las acciones de la compañía, aun cuando a veces bruscas, eran legales, estando amparadas por leyes instituidas por congresos dominicanos y que el conflicto había surgido básicamente del estado deplorable en que se encontraban los títulos de las tierras”.[11] Con relación a las compras masivas de títulos falsos, el Padre Miguel Fuertes Lorén, testigo presencial de las negociaciones, escribió lo siguiente: “la venta del Título no se había efectuado todavía. La Compañía se tropieza con el inconveniente de una sociedad de falsificadores que fabrican millares y cientos de millares de pesos de títulos. Don Eleuterio me encarga que salude a V. E. con todo el respeto y veneración”.[12]

Todo razonamiento lógico nos conduce a pensar, que atacar al ingenio Barahona, en esos tiempos, era una forma de oponerse a la intervención norteamericana, las actuaciones de los ejecutivos de la Barahona Company no fueron del todo correcta, es verdad, pero muchos hechos fueron sobre dimensionados.

 

[1] Ver Gaceta Oficial No.1457.

[2] Ver Oficio No.: R173-046, de William W. Russell, dirigido al Secretario de Estado de los Estados Unidos, colección Bernardo Vega.

[3] Aunque Melvin M. Knight, en su libro “Los Americanos en Santo Domingo”, página No. 160, señala que según los informes que les fueron suministrados por la Oficina de la Habanero Lumber Company, en el sentido de que controlaba medio millón de acres, preferimos el Informe dirigido a William W. Russell, por ser una información Oficial.

[4] Ver AGN, comunicación enviada al Contra-Almirante Robinson, Gobernador Militar de Santo Domingo, por Francisco Peynado, en fecha 16/11/1921.

[5] Ver “Libro Azul de santo domingo, Dominican Blue Book 1920” pág 110.

[6] Melvin M. Knight, “Los Americanos en Santo Domingo”, página No. 160.

[7] Matías Ramírez Suero, Fundación de Barahona, página No. 280.

[8] Melvin M. Knight, “Los Americanos en Santo Domingo”, página No. 140.

[9] Melvin M. Knight, “Los Americanos en Santo Domingo”, página No. 147.

[10] Bruce J. Calder, “El impacto de la intervención”, página 232

[11] Bruce J. Calder, “El impacto de la intervención”, página 233

[12] Papeles del Padre Fuertes (1871-1926) por José Luis Sáez, S. J., Colección Quinto Centenario, Santo Domingo, 1989, página 178.

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