ESTAR ENTRE BATEYEROS ES PASARLA BIEN

Por: Ing. Carlos Manuel Diloné

Definitivamente y de manera inexorable, llegó la hora, el día, más bien llegó la fecha del ansiado encuentro de Familia Bateyera, en Monte Plata. Muchísimas llamadas, de nuevo confirmando las coordenadas, nos agolpamos en el punto de reunión, entre costillitas a la leña y otros manjares, esperamos a los rezagados del tiempo; más luego al vaivén de las horas nos dejamos llevar arrastrados por el deseo inmenso de compartir entre hermanos, de recordar cosas de antaño, de estrechar las manos de amigos, las mismas de cuando niños jugamos.

Todo conspiró a favor de la ocasión, externamente se abrieron las cortinas del universo, la lluvia tomó su día libre, el sol mostró su danza celestial y el día más bello no pudo ser. Era como si la ley de la atracción universal se cumpliera en ese preciso momento, para beneficiar el evento que nos convocaba a compartir entre hermanos.

De manera lenta nos fuimos desplazando, en una caravana interminable de vehículos que transportaban corazones Bateyeros, llenos de amor, rebosados de compañerismo, entusiasmo y deseos de compartir, en un lugar de la naturaleza donde vibraran las esencias  inherentes a cada Bateyero.

El lugar mejor no podía ser, pero cuando se derramó el melao y esa chimenea pitó, resultó pequeño todo, entonces hubo que buscar más sillas y más mesas y más y más y mucho más de todo…. Nos reencontramos con hermanos y hermanas que teníamos décadas sin vernos, sin saber siquiera el uno del otro.

La conducción del evento estuvo magistral, sin desperdicios, Alsy se la comió, nos eclipsó a todos con su bella voz; la oración excelente, Clemencia se la botó, la hospitalidad de Odalis muy delicada y exquisitamente fina, el comportamiento de todos, magno digno de la ocasión, con respeto, con humildad, con cariño y entrega, donde quiera se encontraban abrazos repartidos, apretones volando y muchas risas balanceándose en el aire.

Entre canto, baile, juegos y risas; entre abrazos, besos y recuerdos se nos iba el día. Es que la armonía del gozo se da, cuando lo que haces procura el bien para ti y los demás.

Agradeciendo y amando a los que de una u otro forma han ayudado al crecimiento de la colectividad Bateyera, nos fuimos adentrando el uno en el otro, y al final todos fuimos uno, sentimos lo mismo, nos gozábamos con las ocurrencias de todos y de nada. Muchas expresiones han quedado retumbando en nuestra memoria: “estos momentos no tienen precios”. “Gracias por juntarnos, son los únicos momentos en que en realidad vuelvo a mis raíces”. Para ser feliz, a los Bateyeros nos basta el Batey.

Gracias una y mil veces, a todos los amigos, hermanos, compañeros, Bateyeros todos, que siempre han favorecido el mantenernos unidos por una misma causa, gracias a la Maravillosa Directiva  de Familia Bateyera, gracias a todas las agrupaciones de Bateyeros tanto del interior como del exterior, a los clubes, a las iglesias, a todo el que sienta crepitar en sus venas las calderas azucaradas de la molienda.

MISIÓN CUMPLIDA

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