Los pueblos como los hombres, no deben vivir de Dádivas

Por: Carlos Manuel Diloné

Desde tiempos inmemoriales los traficantes de las necesidades humanas, utilizan las dádivas cómo sus armas más efectivas y mortíferas, en su afán de mantener dormidos a los pueblos y los hombres, mientras ellos sacan pingues beneficios, apoyado en las miserias de las comunidades que dicen representar.

Para ello, utilizan una serie de argumentaciones, tendentes a suplir de forma puntual alguna necesidad, la que explotan por los medios y se proyectan como los abanderados o mártires del sufrimiento humano.

Nunca explican el origen de las contribuciones, ni rinden cuentas de los aportes recibidos en base a las desgracias sufridas por las poblaciones que dicen representar, ni lo hacen desarrollando las instituciones que están llamadas a cumplir con su rol dentro del núcleo social, por lo que estas instituciones se recuestan y terminan abandonando las tareas que le dan razón a su existencia.

“Hay muchos hombres que conocen poco de cómo vivir humildemente, lo cual no les permite saber cómo vivir en abundancia. Cuando se les coloca en la fosa con José, ellos voltean hacía arriba y ven la promesa brillante, y ellos tienen la esperanza de escapar. Pero cuando se les coloca en la cima de un pináculo, sus cabezas se marean, y están listos para caer.” (Spurgeon).

Abraham Maslow durante el año de 1943, desarrolló la muy conocida Teoría de las Necesidades Humanas  (conocida también como “Pirámide de Maslow”), en esta Pirámide, Maslow enumera y jerarquiza una serie de necesidades humanas. Estableciendo que después de satisfacer las necesidades básicas (las que se encuentran en la base o primer lugar de la pirámide), las personas desarrollamos deseos más elevados.

Según Maslow, las personas tenemos una tendencia innata hacia la realización y, para escalar el nivel de la pirámide, debemos primero empezar por satisfacer las necesidades básicas (las que están en la base de la pirámide, nacen con las personas y son fundamentales para sobrevivir) y desde ahí ascender progresivamente a las que nos hacen sentir auto-realizados (la cima de la pirámide).

Además, Maslow explica en su teoría que solamente las necesidades no satisfechas influyen en el ánimo y comportamiento de las personas, ya que las necesidades satisfechas no generan conductas distintas. Y por otro lado, no todos las personas sienten necesidades de autorrealización. Se trata más bien de una conquista de carácter personal.

Las necesidades pueden buscar satisfacerse a través de tres tipos de comportamientos: el constructivo, donde, además de satisfacerlas las personas que nos rodean, se benefician; el destructivo, donde se consiguen satisfacer las necesidades pero no todo el mundo se beneficia y el comportamiento fallido, donde no se logran satisfacer las necesidades.

Los traficantes de las necesidades humanas necesitan sentirse auto-realizados, aunque el medio que utilicen para ello sea el engaño social; es como dicen los viejos de nuestros campos cuando se refieren a la política: “la política es al arte de hacerle creer al pueblo que se le está sirviendo, cuando en realidad los políticos se sirven de él”.

Cuando me das con cuanto te has quedado? Es posible que lo entra a tu arca, lo has conseguido sobre dadivas de mi miseria, que muy sabiamente has sabido explotar?

Hay que fortalecer nuestras instituciones, hay que robustecer las células sociales, elevar el pensamiento de nuestros ciudadanos, de modo que estemos claros ante los desafíos que nos depara el diario vivir.

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