Barahoneros bajo la brisa del reencuentro

Por Ing. Carlos Manuel Diloné

En la tarde de ayer, un grupo de barahoneros nos dimos cita en el Club Los Prados para regalarnos ese abrazo solidario que tanto necesitábamos: compartir anécdotas, evocar momentos y sentir el calor entrañable que solo nosotros sabemos prodigar en un abrazo fraternal.

Parecíamos una familia multicolor congregada en torno a la historia de Barahona. La brisa que baja de la sierra del Bahoruco, atravesando las aguas cristalinas del Birán, pareció hacerse presente; era como reunirnos en la bahía de Neiba, como peces en El Cayo. Allí estábamos: Blas Tavares, Radamés Trinidad, Radamés Castillo, Germán Feliz, Jacinto Fernández, Lisandro Lembert, Dionicio Sepúlveda, William Medina, Elpidio Matos, Abraham Pichardo, Donato Vásquez, Juan Luis Noboa, Casilda Pérez, Alcibíades Peña Escalante, Fabio Michel, Rodolfo Méndez, Ariel Ramírez y quien escribe.

Todo pareció conspirar para alegrarnos la tarde‑noche: la temperatura se volvió agradable, la música sonó suave y las risas —a mandíbula batiente— marcaron el ritmo del encuentro. Codo a codo, William y Fabio conversaban como Pedro Santana y Juan Pablo Duarte, esta vez en un diálogo ameno, cobijados por el afecto de la hermandad.

Al menos por esa noche, olvidamos preocupaciones y regresamos a casa henchidos de satisfacción y buena vibra.

Gracias, barahoneros del mundo, por mantener viva la llama de la solidaridad y el compañerismo en cada tramo de nuestra existencia.

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