
Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Hoy, en el cumpleaños del hermano Rodolfo Méndez (Kaky), quiero abrir un paréntesis de gratitud y reconocimiento, para celebrar no solo la fecha, sino al ser humano que la inspira.
Más allá de los años celebrados, lo que se festeja es la calidad de un ser cuya solidaridad ha sido palpable, constante y profunda. En poco tiempo, me ha sido posible advertir la estatura ética de un hombre que no solo cree en lo que piensa, sino que vive de acuerdo con esos principios, sin claudicar. En este tiempo compartido —breve en el calendario, pero hondo en el alma— he podido ver con claridad la dimensión moral de su solidaridad: esa que no se declama, sino que se ejerce.
Kaky es de los hombres que creen en lo que piensan y viven lo que creen. Solidario hasta los tuétanos, amigo sin dobleces, leal como pocos. Ha hecho de la palabra “hermano” algo más que una fórmula: un compromiso cotidiano, una presencia firme, una mano siempre dispuesta.
Hoy elevo una plegaria sincera: que Dios te conceda larga vida, salud abundante, alegría diaria y la paz interior que solo tienen los hombres de bien. Que viva intensamente cada jornada, con la serenidad de quien ha sabido sembrar afectos duraderos y cosechar el respeto de todos.
Felicidades en tu día, Kaky. Que la vida te siga encontrando con el alma limpia y el corazón dispuesto.