Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Para toda la comunidad del Batey Central, la desaparición física de Don Luis Noboa, se convierte en una noticia triste, muy dolorosa. Don Noboa fue uno de los primeros reporteros que laboró tanto para los periódicos Listín Diario, como para El Caribe. Fue un ejemplo para nuestra comunidad, en el sentido total de la palabra.
Con su ausencia se apaga un faro, que durante muchos años iluminó el conocimiento de nuestra generación, siempre fue un hombre sereno, pausado al hablar, cultivador de amistades, conciliador y educado. Supo ganarse el respeto de sus semejantes. Por ello, su ausencia duele, lastima y golpea el alma, de todos cuanto lo supimos apreciar.
Ahora, que Don Noboa emprende el viaje al encuentro con el divino creador, sólo pedimos que Dios mantenga encendida su lámpara, para que en su viaje no exista la oscuridad, de modo, que sin tropiezos y sin demoras, se produzca el abrazo eterno con el Padre Celestial.
¡Triste e inconsolable memoria, que penetra tan al vivo la gratitud de nuestros corazones, que nos dispones más bien a llorar, que a elogiar sus cenizas! Es que muchas veces las lágrimas se constituyen en el mejor testimonio de la gratitud.
¡Dichoso aquel que con ánimo sereno se acerca lentamente hacia la tumba y bendice la mano que le precipita hacia el abismo…! ¡Divina Religión! ¡Manantial de purísimos consuelos! Tu has sido dada al hombre desde la cuna para servirle de guía durante la vida y hacerle menos intransitable el sendero de la muerte, por ti abandonamos casi resignados esta tierra que es nuestro elemento, para ir a visitar los mundos desconocidos e incomprensibles de la inmortalidad.
Por ti nuestra desesperación al despedirnos de los que amamos se alivia y debilita, porque en la impotencia en que quedamos ese triste recurso es un tesoro bendito para los que lloran.
¡Que Dios acoja en su santo seno el alma de DON LUIS ANTONIO NOBOA!

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