El Nuevo Orden Económico Mundial. Un enfoque sobre la disputa del poder imperial entre oriente y occidente.

5 de agosto de 2024.

Por: José A. Mateo Gil.

PARTE II

En el año 1939, estalla la Segunda Guerra Mundial. Las razones fueron múltiples, la mayoría de los historiadores plantean que el detonante de ese segundo conflicto bélico a escala mundial, se debió a la invasión de Alemania a Polinia. Sin embargo, además de esta desafortunada incursión en ese pueblo perteneciente a la Unión de República Socialista Soviética (URSS), que hasta el momento no había participado en la guerra debido a un acuerdo de no intervención entre Alemania y la Unión de Republica Socialista Soviética, existen otros factores que influyeron de manera significativa para que la guerra alcanzara una dimensión a escala global.

Además de la violación del acuerdo ruso-alemán, impulsado por Hitler, y la consecuente invasión a Polonia, que provocó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, existen otros factores que influyeron en ese hecho que interrumpió la paz mundial. La invasión japonesa a China, el bombardeo japonés a Pearl Harbor en el año 1941, así como, la declaración de guerra de Francia y el Reino Unido contra Alemania, entre otros, contribuyó a unificar el propósito de las grandes potencias (Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la URSS), para detener las pretensiones de Adolfo Hitler de convertir a Alemania en el imperio más poderoso del planeta.

Los Estados Unidos de América, aliado natural de Inglaterra, también se había mantenido neutral en la Segunda Guerra Mundial, pero ante el sorpresivo bombardeo aéreo de Japón a Pearl Harbor, en Hawaii, el 7 de diciembre de 1941, el imperio del norte le declara la guerra a Japón. La reacción de EEUU no se hizo esperar, 4 años después, en el año 1945, los bombarderos aéreos de los Estados Unidos atacan las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, mediante la utilización de la bomba atómica. Esta arma de destrucción masiva fue utilizada por primera vez en un conflicto bélico. Por lo que, ese hecho, histórico por demás, enlutó a una nación, que aún a 89 años de ese fatídico día, está sufriendo los efectos del lanzamiento de dicha bomba.

Luego de seis años de iniciada la Segunda Guerra Mundial, la derrota de Japón, y el suicidio de Adolfo Hitler, pusieron fin a este conflicto a escala mundial. El ejército alemán se rindió de manera incondicional, resultando triunfadores los países aliados. Terminada la guerra, las grandes potencias aliadas procedieron a repartirse los frutos de la guerra. En virtud de que la URSS jugó un papel estelar para derrotar a los alemanes, los aliados, se pusieron de acuerdo para crear dos organismos de control que garanticen proteger sus intereses. Para tales fines, por un lado, se firmó el Pacto de Varsovia, que consistía en una alianza militar de los Países del Este, liderado por la URSS, para facilitar la reconfiguración de su poderío imperial. Y, por otro lado, las naciones unidas crearon la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), al servicio de EEUU y demás países aliados de occidente.

Durante el período de post guerra, aunque EEUU y la URSS participaron como aliados para derrotar a Hitler en la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1945, se inicia un proceso de guerra psicológica, entre estas dos potencias antagónicas. A este período se le denominó con el nombre de «Periodo de la Guerra Fría». Esta nueva forma de dirimir los conflictos imperiales, se extendió desde 1945 hasta 1989, con la caída del Muro de Berlín. Durante este período, las crisis de carácter político, económico y social entre la URSS y EEUU se resolvían en el marco de diplomacia y una red de espionaje sin precedentes en la historia de la humanidad

La caída del Muro de Berlín, un acontecimiento histórico por demás, fue impulsado por Mijaíl Gorbachov, mediante la denominada Perestroika, que consistía en la introducción de unas series de reformas al sistema político de la Unión de República Socialista Soviética. Esta iniciativa de Gorbachov definió el curso que tomaría el imperio rojo, y su posterior debilitamiento. En efecto, la caída del Muro de Berlín dio al traste con la disolución de la URSS, el fin de la Guerra Fría, y la desaparición de las dos Alemania, Oriental y Occidental. En lo adelante, se abren las puertas para la formación de nuevos bloques de los poderes imperiales producto de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Estos son, entre otros, los acontecimientos más importantes del siglo XX, afectando la dinámica y evolución del poder imperial de las grandes potencias.

El proceso evolutivo de los poderes imperiales, desde el modo de producción feudal, que fue la antesala del capitalismo que hoy conocemos, hasta nuestros días, nos lleva a reflexionar para echar una mirada al futuro que le espera a la generación que nos precede. Lo que se observa en el futuro inmediato sobre los conflictos imperiales es, la disputa entre oriente y occidente para controlar el mercado mundial de bienes industrializados y los avances de la ciencia. En este mundo globalizado, reducido a un dispositivo de bolsillo, que el desarrollo de la ciencia y la tecnología de la comunicación ha puesto al servicio de la humanidad, facilita el acceso a la información para conocer al instante lo que ocurre en el mundo. Este aporte de los avances de la tecnología, es una de las grandes contribuciones de la ciencia para que se produzca una reconfiguración de los poderes imperiales.

No es un secreto para nadie que Estados Unidos es el líder del poder imperial a escala global, Sin embargo, mientras los líderes del Imperio del Norte y sus aliados se entretienen librando una guerra contra el líder ruso en territorio ucraniano. Así como también, el apoyo norteamericano a Israel para atacar a Palestina en la Franja de Gaza. Mientras eso ocurre, en oriente, el Comité Central del Partido Comunista de China está enfocado en aprobar la tercera sesión plenaria del proyecto de modernización de China. En esa reunión, interesantísima por demás, se plantea la creación de un mundo multipolar, con propuestas y proyectos con miras al 2036. Para ellos, el desarrollo del comercio de bienes y servicios, incremento del desarrollo tecnológico de la ciencia y las telecomunicaciones, el aumento el bienestar de la población, entre otras, son iniciativas que fortalecen su poder imperial.

La evidente diferencia de enfoque entre los líderes de oriente y occidente, es lo que nos hace pensar que, en un futuro no muy lejano, estaremos asistiendo al surgimiento de un nuevo orden económico mundial, enquistado en un mundo multipolar formado por bloques de grandes potencias diseminadas a todo lo largo y ancho del planeta. Donde China Continental, por su condición de contar con un sistema de producción “Hibrido» único en la historia del pensamiento económico, donde los chinos toman, por un lado, lo mejor de su economía planificada para distribuir la riqueza, y por otro lado, se apropia de lo mejor que le ofrece el capitalismo para eficientizar la producción de bienes industrializados.

Esta estrategia de combinar dos modelos de producción inspirados en preceptos ideológicos antagónicos (socialismo-capitalismo), ha dado excelentes resultados a China Continental. No está en discusión que Estados Unidos es la potencia más poderosa del planeta. Sin embargo, a la luz del avance chino en los últimos años, el gigante asiático pudiera convertirse en el líder mundial en la producción de bienes industrializados. Aunque estados unidos aún conserva el liderazgo en el desarrollo y avance de la robótica y la inteligencia artificial, tiene que apurar el paso, porque lo que se vislumbra es que los asiáticos le disputen la primacía que tiene el imperio de Norteamérica en esa disciplina de la cuarta revolución industrial.

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