Por: Rafael Matos Féliz
Manuel Emilio González Espinosa (Emilito), nació en la comunidad de Cabral el 16 de marzo del 1923. Su padre fue el señor Manuel González Sánchez, inmigrante Español y su madre la señora Emilia Espinosa, oriunda de Cabral. Posteriormente, se traslada con su familia a vivir a Barahona. Su niñez y juventud, las pasó casi por completo en esta ciudad. Allí además de estudiar, se dedicó a las actividades deportivas, que siempre contagian a todos los jóvenes que tienen un espíritu indomable.
Cuando cumple diez años de edad, se va a estudiar al colegio Santo Thomas de Aquino de la ciudad Capital. Luego, a los trece años, se va a la Vega y allí estudia en el colegio Juan Pablo Duarte. Un año más tarde se inscribe en el colegio La Salle de Santiago de los Caballeros y es allí donde Emilito se dedica al juego de Baloncesto y su intrépida actuación le granjea rápidamente simpatía y gran dominio dentro de las canchas de baloncesto, donde llegó a exponer sus cualidades de deportista extraordinario.
El Baloncesto, para la primera mitad del siglo pasado, era un deporte poco conocido en los pueblos del interior del país, y sólo la Capital y Santiago se contaban entre los pocos pueblos con equipos y fanaticadas interesados en las actividades del mismo. A esto se sumaba que solo la radio era el mecanismo de comunicación más común en los hogares dominicanos y no era frecuente, escuchar una narración de un juego de baloncesto. Para la época, el béisbol era el deporte que acaparaba la atención de los nacionales.
Cuando Emilito alcanzó los 19 años (1942), ya jugaba en forma regular el baloncesto y perteneció al equipo “Los Caballitos de Santiago”, con el cual demostró su tenacidad y arrojo. Para entonces se desarrollaba con toda su crudeza, la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, pasó a ser jugador del equipo de Baloncesto del “Colegio la Salle”, al cual llegó como refuerzo para jugar en eventos deportivos internacionales. Esta labor la desempeñó desde el 1943 hasta el 1945, coincidiendo con el fin de la guerra. Entre los años de 1945 y 1946 perteneció a un equipo de renombre regional que fue el del colegio Luis Muñoz Rivera de la cuidad de Santo Domingo.
También es importante señalar, que Emilito entre los 20 y 22 años, descolló como cantante de Tango y llegó a presentar su pasión artística en la principal emisora de la capital. Fue un renombrado poeta, por lo que sus amigos frecuentemente celebraban tertulias para disfrutar de sus poemas y es por ello, que las serenatas se volvieron otras de sus actividades más cotidianas.
Posteriormente, al terminar sus estudios, Emilito vuelve a la ciudad de Barahona. Este traslado le sirvió de bendición a esta apartada localidad de la geografía nacional, pues Emilito trajo en su alforja de viaje, el deporte que había hecho de su juventud una eterna y activa primavera. Tan pronto llegó se dedicó a organizar actividades relacionadas con el deporte que amaba y como en esta ciudad el baloncesto era desconocido, sus acciones lograron prender la chispa del interés por el mismo y este hecho es el que lo enaltece y lo glorifica, pues a Emilito se le conoce como el “Pionero del Baloncesto en Barahona”.
Con la madurez de su vida y en los años ’50, Emilito pasó a dedicarse al Buceo Submarino y a la Pesca al Curricán; la cual lo llevó a participar en Torneos Internacionales junto a otros deportistas como Bolívar Lagares, Pipito Lagares, José Antonio Toral, Carlos Alberto Mota, Jaime Olmo y otros legendarios barahoneros; así las aguas de Mar Caribe, en muchas ocasiones, han tenido que lidiar con este indomable deportista.
Todo este discurrir en las actividades de los cuerpos y mentes sanas, le ha hecho acreditarse como una gloria del deporte y por ello, la Unión Deportiva de Barahona lo ha exaltado al Salón de la Fama del Deporte de la Provincia.
Procreo 6 hijos con su esposa, la señora Dignora Lembert Frank, y son ellos: Nora, Manuel, Carlos, Rosanna, Yudith y Hugo. Algunos de los cuales han descollado también en los deportes y en el canto. Emilito falleció el 10 de marzo del año 2013 en Barahona y ya se encontraba aquejado de dificultades motriz de su pierna y brazo derecho, luego de sufrir una parálisis cerebral.
¡Emilito, tu memoria perdurará en las mentes y corazones de la gente honesta y decente!
¡Loor a ti, gloria inmortal del deporte!
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