Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Comenzaba el equinoccio de primavera, repartiendo a ambos lados del hemisferio, su carga de flores, azucenas y lirios, la mañana transitaba rauda al encuentro de las ideas.
Bajo la falda del horizonte un pequeño grupo de Bateyeros, planificaba el acontecimiento que había de provocar un resurgir en la conciencia de nuestros hermanos residentes en Villa Central, languidecían las horas, la línea divisora de la lejanía hacía piruetas y jugaba a las escondidas, unas veces se perdía y luego aparecía, hasta que definitivamente se marchó.
Llegamos dos y luego uno y más luego otro, cuatro comenzamos a construir el andamiaje, un amigo haría esto, y otro aquello; pero si no los hemos constatado, decía uno, son Bateyeros contestaba otro. Así fuimos tejiendo sueños, construyendo quimeras, el deber nos llamaba, la hora nos imponía prisa, nuestro Batey se mantenía impávido, esperando por el llamado de sus proles.
Un destello de luz y un parpadeo en las ideas, parecieron confundirse con el temblor involuntario del fuego, es que se estaba cociendo el proyecto, estábamos caminando por el sendero correcto, el mismo que 100 años atrás recorrieron nuestros ancestros.
Trabajamos para formar una directiva, de hombres y mujeres probos de nuestra comunidad, sin tachaduras ni nada que ocultar, sin banderías políticas, con el único requisito de ser Bateyero, de amar este terruño que nos vio nacer y al que tanto le debemos.
En principio fue seleccionado el Inmenso Héctor Tamburini, pasado Director de la Junta del Distrito Municipal (Sindico), un hombre de bien, cristiano bien valorado, con una vocación de servicio inigualable, un hombre que prestigia a los Bateyeros. El dinámico, carismático, apasionado y entregado al proyecto a tiempo completo, el Excelso Alsy Pimentel, sin este hombre esto no hubiese sido posible, hay que agradecerle eternamente a Alsy su entrega desinteresada, entusiasta y decidida.
El hermano Yobanny de León (Nanao), el hombre capaz de disparar con el misil de sus labios, en medio de una transmisión clamando ayuda para los 100 años de la Fundación del Batey. El hermano Abraham James, nuestro Director de la Junta del Distrito Municipal (Sindico) por su entrega decidida, valiente y muy oportuna, por lograr que el Consejo de Regidores declarara el 4 de Junio de cada año, Fiesta de Regocijo Municipal, en Villa Central, por apoyar de manera entusiasta y sin peros esta noble causa; al hermano Julio Ozorio (Pipilo), por ese don de gente, por esa dedicación sin vacilación, al hermano Jorge Ducos, por apoyar en todo y por esa entrega entusiasta para la realización del evento.
A Héctor Salvador el hijo de Tamburini, un joven prometedor, quien mantuvo encendida las bujías que enviaron las corrientes al motor de los 100 años. A los Regidores de Villa Central y a todos los Bateyeros y Barahoneros que creyeron y apoyaron esta actividad.
El andar se hizo duro, pero los duros seguimos andando, primero fueron las promesas de políticos, luego el pesimismo de algunos de los directivos, al primer jamaquión del tren, saltaron algunos directivos, lo que permitió menos carga y más velocidad para alcanzar el objetivo. Hubo Bateyeros que no se montaron en el tren, que siempre estuvieron renuentes, aunque le visitamos en múltiples ocasiones, inconscientemente apostaban al fracaso y querían mantener su imagen impoluta, de pontífices del Batey Central.
Por todo lo antes expresado, quiero felicitar a los integrantes del Comité para la celebración de los 100 años de la fundación del Batey Central, ya que tuvieron que hacerse fuerte sobre su propia palabra, para vencer la adversidad y el pesimismo, que todavía se esparce en nuestras comunidades.
Porque una celebración histórica de esta magnitud, parecía demasiado grande, para hombres y mujeres que sólo tenían sueños, de no dejar pasar por alto, un evento que quedará plasmado en los anales del devenir histórico de nuestra comunidad.
Debemos sentir y celebrar este Centenario como un momento crucial de nuestra comunidad, una oportunidad auténtica para pasar balance de lo que hemos logrado, para analizar el lugar que ocupa nuestra Comunidad frente a la sociedad, para conocer lo que queremos de cara al futuro.
Este momento es para celebrar, para colmarnos de un festejo que debe alcanzar el corazón de todos los Bateyeros.
Pedimos, que todos los actores provinciales: poderes del estado, sectores políticos, sector privado, empresarios, organizaciones religiosas, clubes deportivos, instituciones, medios periodísticos, personas individuales, celebremos intensamente este Centenario del progreso, del avance sostenido en el tiempo, que tanto ha aportado al ascenso de nuestra provincia.
Villa Central es un universo mucho mayor que sus procesos internos, que sus componentes individuales, es un sentimiento que se desplaza al compás de la caña, del guarapo, del azúcar y del melao, es un corazón que late en el caribe, impulsando la sangre de miles de Bateyeros, que se abrazan cada día al sonido de su ingenio azucarero.
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