59 ANIVERSARIO DE LA INVASIÓN MILITAR NORTEAMERICANA DEL  28 DE ABRIL DE 1965.

Por Virgilio Gautreaux

28 de Abril de 2024

El Martes 27 de Abril de 1965 en momentos en que la Aviación Militar Dominicana ametrallaba el Puente Duarte y otras partes de la capital, al mismo tiempo la Marina de Guerra con sus buques ubicados frente a la ciudad, también bombardea con sus poderosos cañones el Palacio Nacional y otras áreas consideradas estratégicas. Mientras esto ocurría en la orilla oriental del puente Duarte, tropas de la Base Aérea de San Isidro y del CEFA, apoyados con tanques de guerra, carros de asalto y artillería, esperaban que se completara el ablandamiento sobre los militares constitucionalistas y civiles ubicados en el margen occidental del río Ozama, para entonces entrar en acción y completar la tarea, derrotando y aplastando así, a quienes apoyaban el retorno del  gobierno constitucional de Bosch.                                     

En la tarde de ese dramático 27 de Abril se vivían momentos cruciales,  cuando los oficiales de San Isidro y de   la  Marina de Guerra, cumpliendo órdenes en  inglés  de los responsables políticos de la Embajada norteamericana y de los asesores militares estadounidenses les, ordenaron utilizar su poderío militar y sus tropas bien armadas para desbaratar de arriba a abajo a quienes defendían el retorno del gobierno constitucional de Juan Bosch, derrocado el 27 de Septiembre de 1963, también cumpliendo órdenes en inglés.

En medio de fuertes bombardeos y cañonazos, algunos dirigentes políticos del PRD, el Presidente provisional Molina Ureña y funcionarios de su gobierno, se refugiaron en Embajadas de países latinoamericanos, considerando que ya todo estaba perdido. Previamente, en dos ocasiones visitaron la Embajada norteamericana buscando su intermediación para un cese del fuego, pero en ese momento quienes acudían a esa representación diplomática ignoraban que eran precisamente los diplomáticos yanquis y los asesores militares estadounidenses, los que impartían las órdenes a los mandos superiores de la Aviación y la Marina de Guerra.

Es bueno consignar que en los momentos más dramáticos de ese glorioso Martes 27, donde el abatimiento cubrió a muchos de los civiles y militares involucrados en el contragolpe para reponer a Bosch al poder, muchas personas, hombres y mujeres sencillas, dieron un paso al frente y armados muchos con palos, piedras y garrotes, se unieron a los militares constitucionalistas que estaban apostados en la margen occidental del puente Duarte.                       

Es bueno consignar que en los momentos más dramáticos de ese glorioso Martes 27, donde el abatimiento cubrió a muchos de los civiles y militares involucrados en el contragolpe para reponer a Bosch en el poder, muchas personas, hombres y mujeres, sencillas dieron un paso al frente y armado muchos con palos, piedras y garrotes, se unieron a los militares constitucionalistas que estaban apostados en la margen occidental del puente Duarte.                       

Sin embargo, en ese momento donde brotaba la sangre inocente bajo la metralla de los aviones y la boca de los cañones navales, con más poder circuló profusamente LA SANGRE de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, entre aquellos que, en desventaja, defendían su posición en medio de una lluvia de fuego y metralla de tanques, carros de asalto, cañonazos y infantería.  Al final de la jornada esta encarnizada lucha, fue favorable para el bando constitucionalista, resultando un retundo fracaso el plan norteamericano de aplastar constitucionalistas y los civiles que le respaldaban, a lo cual de seguro seguiría una verdadera matanza de decenas de miles de muertos en toda la ciudad capital y en algunas provincias, sin importar que los masacrados fueran civiles, mujeres, niños, ancianos y personas no combatientes.  En nuestro continente tenemos muchos ejemplos al respecto.                       

Al ocurrir lo impensable para las estrategas de la Embajada norteamericana, del Departamento de Estado, del Pentágono y del Gobierno del Presidente Lyndon Johnson, sin pérdida de tiempo alguno, se puso en marcha la llamada OPERACIÓN POWER PACK, mediante la cual en horas de la madrugada del Miércoles 28 de Abril de 1965 se inició formalmente la segunda invasión militar norteamericana a la República Dominicana del siglo XX.   

Tal y como así lo habían previsto los negociadores dominicanos que infructuosamente visitaron la Embajada norteamericana, la llegada del ejército yanqui sólo vino a prolongar el conflicto, puesto que la llegada de sus tropas se tradujo en más cañonazos, ametrallamientos, masacres y dolor entre la familia dominicana. Fue finalmente el 3 de Septiembre de 1965 cuando se cristalizó la paz, con la asunción del Gobierno Provisional, encabezado por Héctor García Godoy. Pero en el camino por la terquedad de los Demócratas norteamericanos, debieron perecer centenares y centenares de dominicanos

En ese momento de ese lejano 27 de Abril, se sintió por todo lo alto, la voz vibrante de Don Luis Lembert Peguero exhortando la población al combate, acompañado también de muchas voces patrióticas arengando los combatientes constitucionalistas para que dieran lo mejor de sí y que defendieran con honor los colores de nuestra bandera y los principios de la dominicanidad democrática!!!!                     

Han pasado ya 59 años de esos eventos patrióticos, que arrojaron grandes lecciones a la clase política dominicana, a los grupos ultraconservadores y a los intervencionistas extranjeros, cuyo resultado ha sido que no se ha vuelto a producir en nuestro país-que cumpliendo órdenes en inglés-las Fuerzas Armadas de la República Dominicana, derriben un gobierno democráticamente elegido por el pueblo!!!!             

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