Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Parpadeaban las hojas y el otoño se mecía al vaivén de tu cintura, tu sola presencia poblaba toda la superficie del Fortín de Cristal. Transcurría el verano de un año cualquiera, era la época en que frecuentemente visitaba a un amigo muy especial, tu detrás del pensamiento (escritorio), justo al frente por donde fluyen las ideas (puertas) y pasan los humanos que buscaban ver al Rector, yo detenido como el tiempo justo entre tu mirada y la vida.
Es ahí como logro conocerte, desde que te vi comprendí que “el amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio frecuente y prolongado. El amor es instantáneo; la amistad requiere tiempo”. Es por ello, que desde entonces y en secreto, sin proponérmelo, sin planificarlo y sin buscarlo te he llevado por todos los lugares, que desde que te conocí he caminado, nunca he dejado de pensar en ti; un segundo no ha estado mi raciocinio desconectado de tu sempiterna existencia. Octavio Paz planteo lo siguiente: «Los sentidos, sin perder sus poderes, se convierten en servidores de la imaginación y nos hacen oír lo inaudito y ver lo imperceptible. ¿No es esto, por lo demás, lo que ocurre en el sueño y en el encuentro erótico? Lo mismo al soñar que en el acoplamiento, abrazamos fantasmas. Nuestra pareja tiene cuerpo, rostro y nombre pero su realidad real, precisamente en el momento más intenso del abrazo, se dispersa en una cascada de sensaciones que, a su vez, se disipan. Hay una pregunta que se hacen todos los enamorados y en ella se condensa el misterio erótico: ¿quién eres? Pregunta sin respuesta… Los sentidos son y no son de este mundo. Por ellos, la poesía traza un puente entre el ver y el creer. Por ese puente la imaginación cobra cuerpo y los cuerpos se vuelven imágenes».
Tú has llegado para hacer realidad los sueños, para desterrar la tristeza, para manifestar que existen otras formas sublimes de alcanzar la felicidad plena, eres una mezcla de todo, porque no eres parte, sino más bien un conjunto que integra todas las formas posibles de ser feliz. DEFINITIVAMENTE TE AMO.
Cuantos atributos se conjugan en ti? Tienes la magia de sustituir mis penas por alegrías, posee la belleza de una paloma dormida, la arquitectura de tu sonrisa dibuja paisajes de ensueños, eres sencilla como la noche y el día, eres mi bien, como dice la canción, «lo que me tienes extasiado, como negar que estoy de ti enamorado, si alma mía la gloria eres tú».
Después de muchos intentos fallidos, motivados por las vicisitudes propias del diario trajinar, logramos juntarnos. !Qué alegría compartir con los tuyos!, que noche más mágica donde el interregno fue la premonición, hablamos sin tapujo, hasta por los codos diría yo, que noche esa noche, allí conocí tu alma desnuda y vi cuán grande eres como mujer, como compañera, y más, como ser humano.
Lo que escribo no es para elevar tu ego, sino más bien la narración de los hechos, no he plasmado nada que no sea cierto. Te fuiste adentrando más y más en mis interioridades y cuando sentí el vaivén de tu movimiento al bailar quede postrado a tus pies. Nunca pude imaginar que en una mujer existieran tantas cosas a la vez.
Un beso tuyo desplomó los cimientos que me ataban al pasado, son tus labios dos conchas de coral, que almacenan todo un océano de ternura y pasión, me encantó descender desde las montañas de tu pecho, bordeando las curvas de tus caderas, hasta quedar exhausto en la bahía de tus piernas, por donde fluye el brebaje de la vida.
Gracias por existir, gracias por ser mujer, y sobre todo, gracias por darle a mi vida una razón para vivir.
TE AMO.
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