Cuando «descubrí una mina de sal» en Duvergé

Por el Dr. Rafael Leonidas Pérez y Pérez.

Era un muchacho con ínfulas de explorador.

Estaba saturado de lectura de paquitos de selvas, minas de diamantes y otros tesoros.

Me quedé con el deseo de pertenecer a la tropa o campamento «Enriquillo» de boys scouts de Duvergé, comandado por el seglar Lorenzo Young.

Vivía escalando las lomas en las proximidades del viejo río Las Damas. Dizque buscando encontrar restos de cerámica taína, etc., etc., etc., y etc.

En cierta ocasión subí a una de esas lomas, penetré a una hoquedad o bolsillo, noté un material salitroso, lo probé y me supo a sal gema. Esto me causó una gran ansiedad… ¡Había descubierto -pensé casi en altavoz- una mina de sal!

Por ese «gran descubrimiento» acudí prontamente a darle primero esa «gran noticia» a mi amigo Eduardo Sarraff en su casa, y a seguidas a Lorenzo Young, en la sede de los boys scouts en el patio de la Casa Curial de nuestro pueblo.

Lorenzo Young, incrédulo me preguntó:_¿Y no será orines de chivos lo que probaste?

Le sostenía que no, que fue una mina de sal que descubrí en una cueva de una loma cercana al río.

No tengo aún información de cómo supo Lorenzo Young que el «descubrimiento del depósito de sal» resultó ser simplemente una superficie de piedra caliza ubicada entre pequeños intersticios donde se escurría un poco de humedad, y, debido a que probablemente estaba cargado con algo de ácido, depositó en la roca, en forma de espuma, una pequeña cantidad de materia salina.

Se desinfló mi ego de «explorador exitoso» al enterarme de que no resultó ser lo que pensé.

«Aterricé» con la profunda convicción de que las colinas, es decir, las lomas o los cerros en las proximidades del río Las Damas en Duvergé (excepto las cultivadas), sólo están cubiertas con matorrales y cactus.

No sé si Eduardo Sarraff recuerda este episodio de nuestra sana infancia pueblerina…

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