22 de septiembre de 2023.
Por José A. Mateo Gil.
En reflexiones anteriores, hemos tratado el tema de la reelección presidencial, desde la perspectiva del derecho constitucional que le asiste a Luis Abinader para reelegirse por un segundo período de gobierno. A los fines, habíamos ponderado la sagacidad de los asesores del presidente en materia electoral, que han elaborado estrategias formidables para colocar la candidatura del PRM en el primer lugar. Constituiría un acto de mezquindad desconocer la eficacia y el aporte que los estrategas del oficialismo han hecho para lograr el virtual posicionamiento del candidato. Los números arrojados en la mayoría de las encuestas publicadas a la fecha, así lo confirman. Y aunque estos resultados son una fotografía del momento, pudieran convertirse en una tendencia que, si no ocurren eventos extraordinarios que perjudiquen o beneficien al candidato, en la mayoría de los casos, las proyecciones se aproximarían a los votos depositados en las urnas el día de las elecciones.
Es innegable, y no está sujeto a discusión, que el presidente Abinader ha conectado con un segmento importante de la población, logrando consolidar una candidatura fuerte con miras a las elecciones presidenciales del 2024. Aunque faltan 9 meses para celebrarse el torneo electoral, periodo este, donde la campaña proselitista cobra fuerza, cualquier cosa pudiera pasar favoreciendo o perjudicando al proyecto reeleccionista. El actual conflicto dominico-haitiano, por poner un ejemplo, y el curso que éste ha tomado a raíz de la decisión de las autoridades dominicanas de cerrar la frontera de manera indefinida, hasta tanto los haitianos dejen sin efecto la construcción del canal que desvía el curso de las aguas del rio masacre. Esa decisión, que para algunos es considerada como extrema, pudiera inclinar la balanza en favor o en contra del oficialismo en las elecciones a celebrarse el próximo año.
Esta valiente, pero controversial y arriesgada iniciativa de cerrar la frontera, coloca al presidente Abinader, de manera mediática, en el centro de atención del electorado. Hasta se pudiera decir que, está ganando puntos para fines electorales. Sin embargo, otros consideran que con esa medida » SE HA DESTAPADO LA CAJA DE PANDORA «, por considerar que se ha utilizado el último recurso para dirimir un tema eminentemente diplomático, que, ante la imposibilidad de encontrar un interlocutor válido en ese país, colocó al presidente dominicano en esa penosa posición. Sin el ánimo de introducir juicio de valor a la decisión del presidente, lo que está en juego, no es solo la simpleza del tema del agua del rio masacre, sino que lo se vislumbra es la profundización de una crisis que históricamente se ha mantenido latente, que durante 200 años ha gravitado en la vida nacional. Y que la comunidad internacional ha hecho caso omiso a los múltiples reclamos que el presidente ha hecho en las diferentes reuniones a que ha asistido.
La sabiduría popular dice que » CUANDO LAS CRISIS TOCAN FONDO, LAS SOLUCIONES FLORECEN DE INMEDIATO «. Todo parece indicar que no hay vuelta atrás, la decisión del presidente se mantendrá, y en lo adelante, no sabemos qué pasará con el destino del pueblo haitiano, y mucho menos tenemos idea de la respuesta que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dará a la problemática haitiana. Lo que acontezca en el vecino país en el futuro inmediato, repercutirá de manera indefectible, en el éxito o fracaso del proyecto reeleccionista del presidente Abinader. Más temprano que tarde, veremos el desenlace de esta historia que apenas comienza. Las medidas extremas, traen consigo resultados extremos.
El presidente Abinader, a su llegada a la presidencia de la república, definió sus prioridades, se abrazó a la idea de que el país, bajo su gestión de gobierno, debía enfrentar dos males que laceraban las fibras más íntimas de la sociedad dominicana. Por un lado, se propuso combatir el tema de la corrupción administrativa. Al efecto, su primer decreto fue el nombramiento de un ministerio público, que él mismo denominó como » INDEPENDIENTE «. Y por otro lado, desde sus inicios, ha sido coherente en lo que respecta al tema haitiano. En los tres años y tres meses que lleva su gestión de gobierno, no ha escatimado esfuerzos para tratar en los diferentes foros internacionales la crisis haitiana y el problema migratorio que afecta al pueblo dominicano. Su discurso ha sido reiterativo, tratando de convencer a la comunidad internacional, de que » LA SOLUCION DE LA CRISIS HAITIANA NO ESTÁ, NI ESTARÁ JAMÁS EN SUELO DOMINICANO».
El presidente dominicano ha proclamado a los cuatro vientos, con argumentos irrebatibles, que le corresponde a la ONU buscar una salida satisfactoria para ese país, considerado como el más pobre del hemisferio. Esa organización tiene en sus manos la llave para que Haití supere la actual crisis a que sus gobernantes la han sometido. Parecería que estos esfuerzos del presidente, hasta el momento, han sido en vano. De ahí, probablemente su decisión de tomar medidas extremas, cerrando la frontera por aire, mar y tierra, como una forma de llamar la atención de la comunidad internacional. Afortunadamente, algo positivo se ha logrado, por lo menos, el pedimento del mandatario dominicano encontró eco en Joe Biden, presidente de EEUU.
El tema de la corrupción administrativa y la relación dominico haitiana, desde que este gobierno llegó al poder, han sido el buque insignia del presidente Abinader. Enfrentar de manera resuelta estas dos realidades, como de hecho ha ocurrido, constituye un arma de doble filo para la reelección del presidente. Por una razón muy sencilla, a la fecha, luego de tres años de gestión gubernamental, el combate a la corrupción se ha limitado a imputaciones y apresamientos que no han generado una sola condena. En ese mismo orden, las desvinculaciones de los puestos de trabajo de los funcionarios del partido de gobierno, se han quedado en un limbo jurídico o mejor dicho, la gente percibe que el combate a la corrupción es selectivo, dirigido exclusivamente a la oposición.
En lo que respecta a la crisis haitiana, de acuerdo a connotados analistas conocedores del tema, plantean que el cierre de la frontera profundiza la crisis, abriendo un abanico de posibilidades, dentro de los cuales está la intervención de la comunidad internacional para organizar ese país, y por vía de consecuencia, Luis Abinader aumentaría su caudal de votos para ganar en primera vuelta, porque desde el principio de su gobierno, tomó como bandera la problemática de Haití, y ese es un tema que unifica el sentimiento nacional. O en su defecto, si no pasa nada en Haití, muy a pesar de los esfuerzos del presidente dominicano para convencer a la comunidad internacional de ayudar a ese pueblo, entonces, el reeleccionismo se debilitaría, porque la gente dudaría del buen juicio del presidente a la hora de decidir sobre un tema tan delicado, como lo es la relación dominico haitiana. En consecuencia, si esto ocurre, se abrirían las puertas de par en par a la oposición para consolidar una fuerza opositora que dé al traste con sacar al PRM del poder.
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