El Golpe de Estado de 1963. Una estocada mortal al primer ensayo democrático luego del ajusticiamiento de Trujillo.

25 de septiembre de 2024.

Por: José A. Mateo Gil.

Hoy, como ayer, dos países hermanos latinoamericanos; República Dominicana y Venezuela, fueron víctima de un golpe de estado que interrumpió la vida democrática de estos pueblos. El 25 de septiembre de 1963, un grupo de militares bajo las órdenes del Coronel Elías Wessin y Wessin, un fiel representante de los reductos del trujillismo, en contubernio con una facción de la iglesia católica, los sectores más conservadores de la sociedad de la época, y la participación indirecta de los EEUU, pusieron fin al gobierno constitucional del presidente Juan Bosch, que apenas tenía 7 meses de haber alcanzado el poder, en el primer ensayo democrático luego del ajusticiamiento de Trujillo.

Aunque con características distintas y guardando la distancia, algo similar ocurrió recientemente en la patria de Bolivar, con el auto golpe de estado que Nicolás Maduro le dio a la oposición venezolana, que presuntamente había ganado las elecciones. El candidato opositor Edmundo Gonzalez Urrutia, ante la negativa de las autoridades electorales, bajo el control absoluto de Maduro, de presentar las actas originales, el líder opositor decidió buscar asilo político en la Embajada de España. Acto seguido, abandona el país con la excusa de facilitar una negociación con el gobierno madurista para evitar así un baño de sangre en la República de Venezuela. Una infeliz iniciativa que debilita la lucha, que con coraje continúa librando la líder opositora María Corina Machado.

Estos dos hechos, vistos por separado, parecen no tener ninguna relación. Sin embargo, tienen elementos comunes que abren una ventana para hacer algunas puntualizaciones sobre el tema en cuestión. Ambos líderes, Gonzalez Urrutia recientemente en Venezuela, y Juan Bosch en el año1963, en momentos de dificultades, optaron por irse al exilio para defender su causa desde fuera. Esa decisión agrega un punto a favor de los golpistas, debilitando el movimiento de retorno a la constitucionalidad en República Dominicana, y la presentación de las actas electorales en el caso de Venezuela. Cuando a los pueblos se les vulneran sus derechos, la única manera de enfrentar al enemigo es mantener coaccionada la militancia, justo en el calor y la efervescencia del conflicto. Cuando se da señal de debilidad, como en efecto ocurrió en ambos casos, y los lideres abandonan el país bajo la figura del asilo político, esto trae como consecuencia una baja en la autoestima de la gente, perdiendo interés en la causa que dio origen a la confrontación.

El golpe de estado del 25 de septiembre de 1963, frustró la aspiración del pueblo dominicano, de construir un sistema democrático que había sido interrumpido por 31 años de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Este personaje, de triste recordación para el pueblo dominicano, se enquistó en el poder, a raíz de los desatinos del gobierno de Horacio Vásquez, quien había ganado las elecciones celebradas el 15 de marzo de 1924, luego de la salida de la primera intervención norteamericana de 1916. Trujillo, que se formó militarmente bajo la sombrilla de los invasores Yanqui, traicionó a su líder y amigo, el presidente Vasquez, conquistando el poder en el año 1930, mediante la celebración de elecciones amañadas y controladas por sus seguidores.

En honor a la verdad, durante el régimen de Trujillo, el pueblo dominicano vivió momentos difíciles, de terror, persecución y muerte a sus opositores. El dictador, se adueñó de los principales centros azucareros e industrias del país. No obstante, a eso, en medio de todos los males que se les imputan, algo positivo a su favor es el hecho de que organizó el estado dominicano, rompiendo con las recurrentes prácticas de interrupciones de gobiernos legitimamente constituidos que le procedieron. La noche del 30 de mayo de 1961, un grupo de valientes dominicanos puso fin al régimen, dando paso a la apertura de un período de recomposición de las fuerzas políticas y el retorno de los lideres opositares al régimen que estaban en el exilio. En efecto, el 20 de diciembre de 1962, se celebraron elecciones donde participaron, entre otros, el Dr. Viriato Fiallo, por la Unión Cívica Nacional, y el Prof. Juan Bosch, por el Partido Revolucionario Dominicano. En esta contienda electoral resultó ganador el Prof. Bosch, con un 62% de los votos emitidos.

Durante el gobierno del presidente Bosch, el país inició un período de vida democrática y organización del estado. Introdujo una nueva constitución que ha sido considerada como la más moderna, no sólo del país, sino de toda la región. De acuerdo a relatos históricos del efímero gobierno de 7 meses del presidente Bosch, éste implementó un interesantísimo programa de reforma agraria, ya que consideraba que una reforma integral en la zona rural, haría aportes significativos al desarrollo económico, político y social de la República Dominicana.

En mi opinión, las ideas avanzadas y revolucionarias para la época del presidente Bosch, constituyó el detonante, para que los sectores más conservadores de la sociedad de entonces, impulsado principalmente por la Unión Cívica Nacional, junto con la iglesia católica, y los militares formados bajo el régimen trujillista, que por demás, tenían una enfermiza concepción anti-comunista, las ideas políticas de avanzada implementada por el líder perredeista, representaba un peligro para los grupos conservadores de la época.

La iniciativa de involucrar al campesinado en los planes de desarrollo del país, se convirtió en el punto neurálgico, que pudo ser determinante para que, el Pentágono, observara puntos de coincidencias de la política de repartición de tierra del gobierno de Bosch, con la reforma agraria que venía ejecutando el régimen castrista en Cuba. Sólo bastó esta iniciativa, para que detonara una alarma al Imperio del Norte, quienes, ante el fracaso de los gringos de detener el comunismo en Cuba, tenían temor de que República Dominicana, que estaba introduciendo cambios significativos de política agraria, se convirtiera en otra Cuba en el caribe.

Ante esta situación, el poder imperial de los EEUU, de manera solapada, aprovechó la campaña interna que los sectores más conservadores del pueblo dominicano, desatada en contra del presidente Bosch, acusándolo de comunista, para ayudar a los conspiradores internos a perpetrar el golpe. Esta, entre otras razones, alentaron a un fragmento de la cupular militar trujillista, para que el 25 de septiembre de 1963, se ejecutara el golpe de estado que puso fin al gobierno constitucional del presidente Juan Bosch. En lo adelante, con la muerte de J. F. Kennedy, se produjo un giro adverso en los vínculos del gobierno perredeista con los EEUU.

El profesor Bosch, como todos lo llamaron, exhibió una hoja de vida pulcra, con ideas avanzadas, y una reciedumbre ética y moral, que escasean en la historia política de su vida republicana. Sólo comparable con las ideas políticas de los padres fundadores y los restauradores de la república. Sin embargo, la condición de hombre humilde, con virtudes y defectos, de político experimentado, y de carácter fuerte, lo colocó en un momento histórico donde tenía que tomar decisiones, alguna de las cuales, beneficiaban a unos y perjudicaban a otros.

En ocasiones anteriores, hemos plantado que, aún con la experiencia y formación política del profesor Bosch, como cualquier ser humano, cometió una pifia, hasta cierto punto ingenua y con una carga emocional de exceso de confianza, que le costó su salida abrupta del poder. El simple hecho de dejar intacto en su gobierno al cuerpo militar trujillista, era suficiente para que su estadía en el poder corriera peligro. Él sabía, o debía saber, que esa cúpula militar, con un anticomunismo patológico por demás, no lo dejaría hacer el gobierno que él había prometido al pueblo. Parafraseando sus propias palabras, » Un gobierno suyo, con las acusaciones de comunista que le imputaron sus detractores en la campaña electoral, no podía dejar a los militares trujillista como responsable de la seguridad nacional «, porque de hacerlo, como de hecho ocurrió, su gobierno duraría menos que una cucaracha en un gallinero.

No comparto el criterio de algunos historiadores, que plantean que en el momento histórico en que Bosch llegó al poder, no estaban dadas las condiciones para destituir a la cúpula militar trujillista. Sus argumentos, se basan en el temor a que le dieran un golpe de estado. ¿Qué ocurrió? Los resultados están ahí. Recordemos, que, en el año 1978, el presidente Guzman, a su llegada al poder, en el preciso instante en que formó su gabinete, destituyó de inmediato a los esbirros militares balagueristas, que eran más peligrosos y estaban más empoderados que los militares de Trujillo.

Con la muerte del dictador, esa cúpula militar estaba asustada, debido a que se sentían desprotegidos. Si Bosch, cuando formó su gabinete hubiera hecho cambios significativos en la cúpula militar, enviando a esos oficiales al exterior como agregados militares de las embajadas. Con esa sola decisión, hubiese hecho honor a su lema de campaña de » BORRÓN Y CUENTA NUEVA», generando confianza en esos militares, y bajando la presión causada por la desaparición física del dictador. Es muy probable, que de haberlo hecho así, la historia de la República Dominicana sería otra distinta a la que hoy estamos contando.

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