Por: José Miguel Germán
Medrano Peravia
TODAVÍA SE DISCUTE SI LO QUE PASÓ EN LA PROVINCIA SE TRATÓ DE UNA RETALIACIÓN O NO
Recién instalado el gobierno restaurador en Santiago, éste le hizo saber a la reina de España que entre sus armas estaba el incendio de ciudades, “créalo Vuestra Majestad, podríamos perecer todos y quedar destruido el país por la guerra y el incendio de sus pueblos y ciudades, pero gobernarnos otra vez autoridades españolas, eso nunca, jamás”.
Otros incendios
Hubo muchos incendios durante la Guerra de la Restauración. Gaspar Polanco, en la mañana del 18 de agosto, ocupó Guayubin y ordenó un incendio para hacer rendir la guarnición, se extendió y destruyó casi toda la población, hasta enfermos hospitalizados sucumbieron.
El de Santiago fue determinante para el destino de la guerra al igual que otros intencionales como el de Puerto Plata el 4 de octubre de 1863.
El asalto a Moca se inició a las diez de la mañana del 30 de agosto de 1863, cuando fue imposible mantener la resistencia en la fortaleza, los españoles se retiraron a la iglesia y en la tarde con la ciudad incendiada, tuvieron que rendirse.
Barahona también fue incendiada por los restauradores. Al no poder los patriotas seguir con su control, Ángel Félix (Angelito Liberata) ordenó el incendio y los españoles la encontraron envuelta en llamas. Posteriormente el capellán de un regimiento español pidió, cuando entraron en Cabral, como compensación, que incendiaran la iglesia de la aldea porque en ella habían bautizado al hijo de Liberata, refiriéndose al General Ángel Feliz, barahonero restaurador y patriota.
La Guerra de la Restauración fue, en general, despiadada y sangrienta y no podía desarrollarse de otra forma en Baní.
A los banilejos se nos ha dicho que el general Pedro Florentino incendió a Baní después de ser derrotado por las fuerzas anexionistas en El Guanal de Paya el 18 Noviembre de 1863, pero se nos han ocultado todos los otros incendios; se oculta además, que Florentino entró a la Guerra de la Restauración siendo un héroe de la patria y era el jefe de los patriotas restauradores en el Sur. Lo que sí se nos ha repetido es que era un hombre cruel y sanguinario. Se nos ha enseñado a odiar a Florentino, mientras paradójicamente, glorificamos, muy justa y orgullosamente, a otros banilejos miembros de su estado mayor, tales como a Marcos A. Cabral, su secretario; José Dolores Soto, Braulio Álvarez, José Donato Andújar y a muchos de sus compañeros de lucha, distinguidos banilejos también, como Francisco Gregorio Billini y otros.
Testimonios
El historiador don César A. Herrera recogió testimonios de varios sobrevivientes del incendio de Baní con quienes conversó y en un documento escrito a mano en 1934 recoge lo que dijeron: “Cuando La Gándara ocupó a Baní, Florentino incendió los almacenes del Coronel Pimentel (Rudesindo Pimentel, JMG), donde había más de 10,000 galones de ron, lo que produjo el gran incendio que destruyó el pueblo en casi su totalidad”.
Sobre el incendio de Baní, que destruyó 40 casas, se ha hablado mucho, sin embargo, ante estos nuevos datos, deben profundizarse las investigaciones para determinar si fue la intención de los restauradores incendiar la población o si éste se inició como una consecuencia de un acto de retaliación contra el coronel Rudesindo Pimentel, por cuyo negocio se inició el incendio, distinguido banilejo quien igual que muchos otros héroes de la independencia, estaba del lado de los anexionistas prestando servicios en Ocoa.
Pensamos que Florentino sabía lo que hacía puesto que también era propietario de alambiques y debía conocer la estatura social, política, militar y económica de Rudesindo Pimentel, quien como parte del Batallón Banilejo había sido partícipe de la batalla de Santomé, habiendo militado ambos con altos rangos en las filas independentistas en la región sur.
José Gabriel García y Gregorio Luperón dicen que el incendio se produjo en el fragor de la lucha, contrario a la versión de La Gándara quien se lo imputa a los restauradores.
El alambique de Pimentel estaba localizado en pleno centro de la ciudad de Baní, compuesta para la época por casas mayormente techadas de cana, a una cuadra de la plaza central, en la parte noroeste de la esquina hoy formada por las calles Nuestra Señora de Regla y Sánchez, donde está localizado el Banco Agrícola. La casa estaba deshabitada porque, como otras familias banilejas, la de Pimentel se había refugiado en Ocoa cuando las
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OTROS DETALLE SOBRE EL INCENDIO
Hay otro acontecimiento sangriento y cruel, posterior al incendio de Baní, relacionado también con el coronel Rudesindo Pimentel, que nos hace pensar en una retaliación.
Después del combate de El Guanal de Paya, el 18 de noviembre de 1863, el ejército dirigido por La Gándara empujó a los restauradores en retirada hacia el sur. El día 24 se produjo el salvaje combate de la Sabana de la Cruz, una llanura hoy ocupada por una finca de mangos, en el cruce de la carretera que conduce a Sabana Buey con la que entra a Villa Fundación, que era la ruta obligada hacia el sur. En ese encuentro la crueldad del ejército español tocó los límites de la barbarie, llegando hasta el degollamiento inmisericorde de patriotas dominicanos.
Es el propio general español José de la Gándara quien lo dice: “Puello con 400 hombres no solo se dio traza para cazar aquellas fieras, sino que consiguió atraerlas al descampado de Sabana de la Cruz, donde la caballería los acuchilló sin piedad”.
Una parte de las tropas que salieron de Baní se dirigieron a San José de Ocoa, donde tomaron prisionero, junto a otros personas, al coronel Rudesindo Pimentel, el dueño del alambique incendiado en Baní, y a dos de sus hijos, Plácido y Jesús, siendo posteriormente fusilados por Florentino.
Retaliación por lo de la Sabana de la Cruz o continuación de lo que se inició en Baní con el incendio de la casa de Rudesindo Pimentel? Debemos continuar investigando más a fondo el incendio de Baní
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