
Nota introductoria
Virgilio Gautreaux
Mientras revisaba ediciones antiguas del Listín Diario de febrero de 1966, en busca de otra información, encontré este artículo que me pareció oportuno compartir. Bajo el título “Antigua cárcel de La 40 aloja una iglesia y 14 familias”, el periodista Bolívar E. Rodríguez, acompañado de las fotografías de Napoleón Leroux, recoge una imagen poderosa y conmovedora de aquel momento.
Este reportaje describe cómo un lugar antes identificado con el horror y la represión se transformaba en sede de una parroquia católica y en refugio improvisado para varias familias necesitadas. La narración, cargada de contrastes entre el pasado reciente y la nueva realidad, ofrece un testimonio valioso sobre la capacidad de resignificación de los espacios y sobre las condiciones sociales de la época.
Adjunto el artículo completo para su conocimiento y reflexión.
Por: Bolívar E. Rodríguez
Decir «La 40» es evocar algo que fue símbolo del terror, característico de una etapa ya superada en la historia dominicana.

Pero el que ve en la actualidad la casa que fuera centro de crimen y tortura, identificada en con ese nombre, advierte una realidad muy distinta de la que percibieron quienes fueron allí hace poco más de un lustro.

Como una antítesis de lo que fue entonces, es hoy un asiento de una parroquia católica, creada recientemente por la jerarquía esclesiástica dominicana.

Hay otro aspecto de carácter social en el nuevo uso que se está dando a la antigua casa de tortura: unas 80 personas, integrantes de 14 familias indigentes se han radicado allí, y están utilizando como viviendas los cuartuchos que en otro tiempo sirvieron de mazmorras para encerrar a los enemigos del régimen entonces imperante.

Estas familias están constituidas en su mayoría por niños, entre los cuales hay algunos en el período de lactancia.
Una de esas familias la forman 11 personas: esto es el padre, la madre y nueve hijos, según se nos informó.
Por otra parte, ocho modestas casitas, incluyendo algunas de yagua, han sido construidas en los terrenos del patio del antiguo establecimiento, y sirven de morada a otras tantas familias de escasos recursos.

PROBLEMA SANITARIO
Una madre de familia de las que habitan la casa de «La 40» dijo que solo el estado de indigencia en que se encuentran, los ha impulsado a ocupar aquellas habitaciones, desprovistas en lo absoluto de comodidad e higiene.
Apuntó que: quién quiere vivir así, sin agua, sin sanitario, sin nada?
Estas familias, cuyos cabezas son vendedores de comestibles en el mercado de la terminal, llevan ya 4 años residiendo allí.
No hace falta agregar que los cuartos que sirven de dormitorio a esas aglomeraciones de seres indigentes, carecen de iluminación, de aire y su aspecto es muy sombrío.
Sin embargo, por el día los moradores de esa casa, agrupados en un solo haz, se mantienen en los pasillos y galerías, donde cocinan y realizan sus diversas actividades.
LA IGLESIA
La iglesia de «La 40» tiene el verdadero carácter de una institución espiritual, apenas con los pies asentados en la tierra.
En la galería frontal del edificio, el párroco, padre Eulalio Arias, ha dispuesto un altar de madera en donde se colocan, a la hora de celebrar, los objetos sagrados indispensables para el culto. Fuera de esta ocasión, solo se ve el altar, de provisto de imágenes con una inscripción que dice: JHS, que es el signo de Jesucristo.
Visitar en la actualidad la casa de «La 40», es presenciar una escena de primitivismo y sencillez, que contrasta con lo que hace un lustro conocieron quienes tuvieron la desgracia de “ir” a este lugar tristemente célebre.
Sin embargo, por lo que toca a la iglesia parroquial de San Pablo Apóstol que es el nombre dado por la jerarquía eclesiástica a la que tiene su asiento allí, esta no funcionará siempre dentro de condiciones tan precarias, ya que los trabajos de construcción del nuevo templo se hallan muy adelantados.

El párroco Arias, parece que no quiere abandonar a las pobres gente que allí moran, pues escogió para la construcción una porción de terreno ubicado en el propio frente del edificio de la antigua 40.
No fue posible ver al Padre Arias para solicitarle una entrevista sobre sus inquietudes pastorales en aquel sector, pero tenemos la impresión de que el hecho de haber escogido ese lugar para asiento una nueva parroquia, no es obra del acaso.
Nota: fotos edificaciones-Listín Diario 1966. Fotos torturados-Google
Fuente: Listín Diario, Sábado 5 de Febrero de 1966, página 3.
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