Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
He leído con mucho entusiasmo, las biografías de “grandes personajes” de nuestra provincia, unos merecedores de toda clase de elogios, otros no tanto; en definitiva, creo que es un buen esfuerzo por el rescate de nuestra historia. Sin embargo, debemos ser cuidadosos al momento de plasmar, lo que nos cuentan las personas interesadas (parientes, por lo general), de modo que columpiemos tanto los aportes a nuestras comunidades, así como los logros en las áreas respectivas a ser descritas.
Conozco varios casos de barahoneros que nunca han aportado nada a Barahona, es más que les importa un comino nuestra ciudad, pero se han destacado en el ámbito empresarial, deportivo, artístico etc., esas personas no me interesan, ojalá sus triunfos sean tan grandes como el universo, pero no me interesan, me importan los que están al pie de las comunidades.
Debemos destacar a los munícipes, que con su accionar han dejado huellas indelebles en nuestras comunidades, así sea un humilde celador del Ingenio Barahona, hasta el más encumbrado de los hombres, en los peldaños de la sociedad.
Recientemente, leí cuando nuestra comunidad clamaba, angustiada por la contaminación a la que la somete de manera constante el Consorcio Azucarero, que vomita sobre nuestra colectividad, el hollín del carbón mineral, que mezclado con bagazo quema en sus calderas a cielo abierto, en franca violación a la Ley de Medio Ambiente, cómo Bateyeros, residentes fuera del Batey decían “problemas de ustedes”, refiriéndose a los Bateyeros que residen en el Batey Central.
Es que la grandeza del hombre radica en la capacidad de transformar el medio en que vive, de modo que no se ausente de sus luchas intestinas. Además, la dignidad de la persona se conoce, por la humildad de su espíritu, la honradez de su alma y su voluntad de vencer las adversidades.
En nuestro Batey Central, grandes glorias del deporte nacional e internacional, hijos que nacieron y corretearon en nuestras calles, nunca han hecho nada por el Batey. ¿Por qué reconocerlo? ¡ NO ¡
Decía Martí “nuestro vino es agrio, pero es nuestro vino”, prefiero los de a pie, que están presente, “como la sangre a la herida”, cada vez que la comunidad, los ha necesitado; no creo en palabrerías que se escriben en el papel sin contrapartes que les sirvan de filtros, eso haría, a la larga, más daño que bien. No debemos rendir tributo a la mediocridad. Sin embargo, creo positivo los esfuerzos denodados por construir nuestra historia, las que mañana contarán las nuevas generaciones que nos han de suceder.
Tenía un chofer y amigo, llamado Gobis Mateo, que siempre me decía la siguiente frase: “Que me importa la vida de un pulpero, si no me quiere fiar su mercancía”, quizás el ejemplo resulte extemporáneo, pero tratando de retrotraerlo a lo escrito podría decir: “Que me importan la fama y los triunfos de un Bateyero, si no ha hecho nada por el Batey”.
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