Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
De niño toda mi vida transcurrió en el Batey Central Barahona, desplazándonos por todos los vericuetos de nuestra comunidad, así jugando en el Play, lo mismo que halando cañas de los vagones, cruzando el Cayo a nado o enganchado en un cambumbo, haciendo templa, asistiendo a la catequesis, cazando pajaritos, en fin haciendo lo que todos hacían.
Con el modernismo de los tiempos, pasamos de manera astuta, por parte de mi padre, a mudarnos en nuestra casa propia, la que con esfuerzo trabajo y sudor adquirió como un bien familiar. Antes vivíamos en la 8va No. 27, pero esa casa era del ingenio, como del ingenio lo era todo, menos las casas del Barrio Juan Pablo Duarte, donde recientemente nos habíamos mudado.
Ese Barrio inaugurado el mismo día que el Club Juan Pablo Duarte, el 16 de Agosto del año 1967, rompió la división geográfica, económica y política del Batey Central, y les permitió a un conglomerado luchar por un techo propio, de ahí que una porción de la población tenía sus casas y otra vivía en las del ingenio, corriendo el riesgo de que si eran cancelados de la planilla de obreros del Central Azucarero quedaran sin una casa propia, estos trabajadores eran dóciles pues temían quedar a la intemperie.
Facsímil del sello del Club Juan Pablo Duarte, del 16 de agosto de 1967.
Con este preámbulo, que quizás me pudo haber desviado del tema, pero que surgió al momento de escribir, quiero reconocer la grandeza de un amigo, hermano y poeta, me refiero a JUAN MATOS (Juancito), como cariñosamente le llamamos en el Batey. Este hombre es agradecido, la gratitud es una virtud, que radica en las mentes que no viven en las miserias, este hombre es abierto, no se cierra ante la razón, como todos los hombres sensatos, se abraza a sus sueños y lucha por ellos.
En el reciente viaje de Juan Matos, pude palpar la magnitud de la grandeza de sus pensamientos, despojado de todo, este hombre quiere agradecer a los que en su andar por la vida, fueron parte importante de su crecimiento, así sean cosas animadas o insensibles, es como si cumpliera con lo establecido por Dios en Colosenses 3:15 “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”.
Porqué lucha este hombre? Debemos ser indiferentes antes sus postulados? Es nuestra generación desmemoriada? Por lo general, la indiferencia es el alma con la que transitan los ignorantes por la vida, no importa que lo planteado o esgrimido sea lo correcto, es que no salió de mí y como tal, no me importa, así es que piensan esta clase de personas.
El legado de Juan ha quedado plasmado para la historia, está en nosotros emular su ejemplo y juntos trillar caminos por el bien de nuestra comunidad. Levantemos nuestro orgullo y gritemos si se puede.
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