Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Así como los vagones, que son arrastrados por los trenes, van unidos uno detrás del otro, apenas separados por el acople o gancho que los sujeta, del mismo modo, el cumpleaños de mis padres apenas los separan cuatro días, por lo tanto sus fechas de onomásticos se prolongan un poco más que lo normal.
Hoy el tren de la vida de mi padre se ha parqueado en la estación 103 años, dejando a mi madre en la estación 82 años, quien desde lejos, exactamente 21 estaciones, observa las maniobras que genialmente realiza mi padre para continuar burlándose del tiempo.
Analizando los rieles por donde se desplaza la vida de papá, sólo se divisan las huellas del amor, la paz y la cordura, senda ésta por donde la India enrumba la suya.
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