BBC Mundo
29 octubre 2014
Los Fanjul no son precisamente revolucionarios de izquierdas pero se han convertido en una de las principales voces contra el embargo de EE.UU. a Cuba.
La familia ha amasado una de las mayores fortunas del país gracias a sus plantaciones de azúcar en el centro de Florida y en República Dominicana y ahora quieren extender su negocio a Cuba.
Por eso han pedido el fin de unas restricciones comerciales que este martes fueron condenada por la Asamblea General de la ONU como ha ocurrido anualmente durante los últimos 24 años.
Como ellos, un coro creciente de empresarios estadounidenses están haciendo lobby en la Casa Blanca y el Congreso para acabar con las restricciones que EE.UU. comenzó a imponer en 1961 para intentar debilitar al gobierno de Fidel Castro.
En el caso de los Fanjul, su activismo ha llamado la atención porque durante décadas financiaron a los grupos proembargo.
Cuando triunfó la revolución cubana, perdieron sus plantaciones en la isla, pero bajo el mando del patriarca Alfonso Senior reconstruyeron su imperio bajo el nombre Fanjul Corp. propiedad de los cuatro hermanos Fanjul, Alfonso Junior «Alfy», Pepe, Alexander y Andrés.
Ahora los hermanos dicen querer la «reunificación de la familia cubana».
«Si hay alguna manera de que la bandera familiar pueda volver a Cuba, estaré encantado de hacerlo», dijo Alfonso Fanjul, el mayor de los hermanos, de 76 años, al diario The Washington Post en febrero.
Viajes a Cuba
De acuerdo con la información corporativa en internet, Fanjul Corp. es el mayor refinador de azúcar del mundo, con una producción de 7 millones de toneladas al año. Sus productos son vendidos bajo las marcas Domino y Florida Crystals entre otras.
Sobre la empresa se ha dicho en repetidas ocasiones que dos de cada tres cucharadas de azúcar consumidas en EE.UU. provienen del grupo Fanjul.
Ahora, el interés de los Fanjul por Cuba coincide con un tímido renacimiento de la industria azucarera en la isla.
Cuba busca sacar provecho de un reciente aumento en los precios del azúcar y de la mejora de los rendimientos en sus cañaverales.
Hasta la década de 1990, el azúcar fue la mayor exportación cubana y llegó a generar medio millón de empleos.
Pero con la desaparición del mercado de la Unión Soviética -su principal cliente- y la caída de los precios mundiales del azúcar, la industria se vino abajo.
«Alfy» ha visitado Cuba en varias ocasiones y se ha reunido con miembros del gobierno cubano.
La Cámara de Comercio de EE.UU. patrocinó uno de esos viajes en mayo. Al mismo tiempo, un grupo de 40 políticos y empresarios estadounidenses firmaron una carta abierta al presidente Barack Obama en el que pedían la retirada de las medidas que impiden comerciar a los negocios estadounidenses con la isla.
Controversia
Pero los negocios de la familia Fanjul no han escapado de la controversia.
En EE.UU. han sido criticados por los generosos subsidios que reciben del gobierno. En República Dominica activistas han denunciado las precarias condiciones de trabajo en los campos de azúcar.
Thor Halvorssen, presidente de the Human Rights Foundation, con sede en Nueva York, dice que los Fanjul consiguen evitar críticas gracias a su fortuna.
«Pagan tanto dinero a políticos que casi nadie habla mal de ellos», dice Halvorssen.
En 2009, el visionado de un documental crítico con los negocios de los Fanjul, The Sugar Babies, fue abruptamente cancelado en la Universidad de Miami.
Según su directora, Amy Serrano, el cambio de planes se debió a las presiones de Fanjul Corp.
El documental fue producto de un viaje que Serrano hizo a República Dominicana en 2005 y muestra comunidades dedicadas al cultivo de azúcar en las que son comunes las enfermedades y la malnutrición.
Una solicitud de entrevista de BBC Mundo con Alfonso Fanjul o un portavoz de la familia no había sido atendida al tiempo de publicación de esta nota.
A los críticos que llevan años criticando las operaciones de la empresa, se les han unido ahora unos nuevos enemigos: quienes siguen creyendo en EE.UU. que el embargo debe seguir en pie y ven en los Fanjul unos traidores.
El senador republicano Marco Rubio dijo estar decepcionado cuando Alfy Fanjul anunció el cambio de postura en la entrevista con el Washington Post.
Otros cubanoestadounidenses han pedido un boicot a los productos de la empresa. Pero en vistas de que la popularidad del embargo es cada vez menor en EE.UU. probablemente la empresa habrá perdido pocos clientes.
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