Por el Dr. Rafael Leonidas Pérez y Pérez.
Sabemos que hombres de Las Baitoas que nos ocupa, junto a dameros (oriundos de Las Damas, actual Duvergé), etc.; combatieron en pro de la consolidación de la Independencia Nacional, en la acción de El Cantón de Las Baitoas o Las Trincheras el 18 de diciembre de 1855 durante la cuarta
campaña de la guerra domínico-haitiana.
Sabemos que el inglés
James W. Wells, en un viaje de reconocimiento que en abril de 1882 realizó a la República Dominicana con el fin de hacer un inventario sobre las factibilidades de exportar maderas preciosas provenientes de los bosques que en ese entonces circundaban al lago Enriquillo, etc.; menciona a Las Baitoas así: …el camino bordea la pequeña ensenada en las orillas de Laguna Enriquillo, cerca de La Furnia, donde hay algo de guayacanes y un par de casas; y también en Abaitoa (sic, Las Baitoas, rlpp). El camino ahora bordea la orilla de la laguna, con empinadas laderas hacia la derecha. No se percibe madera de importancia alguna, pero se encuentra otro arroyo de agua mineral que produce exactamente el mismo olor desagradable (que forma el actual balneario azufrado La Surza, de más de un charco, rlpp) que los dos mencionados anteriormente. Surge de un lado de la ladera y serpentea entre un bello palmar, constituyendo el paisaje más bonito en lo que es normalmente la monótona orilla de Enriquillo; pero aquí es imposible que cualquier vehículo de rueda atraviese el camino, ya que enormes peñascos cubren el terreno y convierten la locomoción, inclusive a caballo, en un asunto difícil. Mientras la cordillera se aleja de la laguna, el terreno de nuevo se torna plano, con algunos bosques y cultivos, y a veces aparecen casas. (Vega, B.; Cordero Michel, E. Asuntos Dominicanos en Archivos Ingleses, 1993, pp. 80, 81).
Amadeo Julián en las páginas 69 y 76 de su libro El contrabando de esclavos en Santo Domingo y la fuga de esclavos de la colonia francesa a la colonia española de Santo Domingo (Volumen II, Archivo General de la Nación, Volumen CDXLVIII, impresión Editora Corripio, Santo Domingo, República Dominicana, 2022), consigna el dato que: En la villa de San Bartholomé de Neyba… En quince días del mes de Febrero de mil setecientos setenta y siete años, ante su merced el Señor Theniente de Justicia Mayor Dr. Don Phelipe Guridi presentó Alexandro de las Mercedes, de este vecindario, dos negros sus esclavos nombrados Francisco, casta Congo, de edad como de cuarenta y cinco años, y Agustín, de edad al parecer de más de sesenta años, y de casta Mina, con la balda de quebrado y tuerto del ojo izquierdo, por lo que se reguló por mulecón, los tiene en su hato de las Baytoas. Se les puso el sello de Su Magestad, y exhibió treinta y seis pesos cuatro reales y medio que importaron los reales derechos de cuya entrega por ser de presente, Yo el Escribano doy fee. Y así lo dijo, otorgó y no firmó, siendo testigos presentes Juan Pablo Silguero, Josef de Rosas y Bartholo de Matos, quien firma a su ruego. Doy fee. Guridi (firmado). A ruego de Alexandro de las Mercedes, Bartholome de Matos (firmado). Ante mi, Gerónimo González Maldonado, Escribano público y de cabildo.
Como podemos observar, la hoy
sección Las Baitoas del distrito municipal Vengan a Ver, municipio Duvergé, provincia Independencia, República Dominicana; ya existía como hato para el año 1777 y su propietario fue Alejandro de las Mercedes que tuvo allí esclavos de origen africano tanto congo (Francisco) como mina (Agustín).
Recordemos que el 3 de julio de 1777 se firma el Tratado de Aranjuez entre España y Francia donde se fijan en definitiva y detenidamente los límites entre las colonias de Santo Domingo y Saint Domingue. Quiere esto decir, que el referido hato de Las Baitoas existía previamente.
Recordemos que los hatos fueron factor de importancia en el desarrollo económico de la Isla de Santo Domingo. Desde los primeros años hatos diversos para consumo doméstico suministraban leche y carne, y pieles para exportar.
Ya hemos visto cómo, para evitar el comercio de contrabando que se efectuaba por la Banda Norte de la Isla y por la Yaguana, el gobernador Antonio Osorio decidió la destrucción de Monte Cristi, Puerto Plata, Bayajá y Yaguana y la mudanza de hatos de los terrenos de Neiba y San Juan de la Maguana, a comienzos del siglo XVII.
De los terrenos que eran propiedad privada, los más importantes eran los hatos, tanto durante la época colonial como durante los subsiguientes decenios. En el curso del siglo XVII aumentó el número de criadores de ganado debido a la fundación de nuevas poblaciones tras las devastaciones de Osorio. En el siglo siguiente, la ganadería tomó gran impulso cuando la parte francesa de la isla, en el apogeo de su desarrollo económico, le asignó a su vecino oriental el papel de suministrador de carnes.
El hatero se convirtió , a principios del período colonial, en una figura clave en la sociedad agraria. El propietario del hato, prominente por su posición económica en la región, levantaba, en lo que llamaba el asiento, su fundo o casa solariega y demás instalaciones donde alojaba su familia y servidumbre… corrales, trapiches para producción de azúcares y melao, así como sus conucos para el cultivo de frutos menores, los básicos para la subsistencia de su familia y servidores.
Del libro Los Monumentos Arquitectónicos de la Española, de Erwin Walter Palm, extraemos: «Ya durante el siglo XVII se había ventilado a menudo la cuestión de la repoblación, pensando en canarios e incluso en flamencos, napolitanos, sicilianos y milaneses. Desde fines del siglo vinieron algunos contingentes de canarios. En 1664 se vuelve a ocupar el valle de Guaba, despoblado sesenta años antes, y en 1683 el pueblo de Bánica. Siguen Hincha (1704), San Juan de la Maguana (1733), Neiba (1735)…»
La villa de Neiba al decir de Frank Moya Pons en su Historia Colonial de Santo Domingo, fue fundada «en una zona donde había ganado cimarrón para impedir que los franceses siguiesen pasando a esta región a cazar animales, pues luego hacían las habitaciones y plantaciones en ella, siendo muy difícil en lo adelante desalojarlos».
Este ensayo va con todo el cariño al pueblo de Las Baitoas, actual sección de Vengan a Ver, municipio Duvergé; para documentar su historia que sabemos Abayea la llamaban los taínos (abarcando jurisdicción del hoy Vengan a Ver), y que aquí la presentamos como hato (con sus esclavos) que fue de Alejandro de las Mercedes, vecino de la villa de San Bartolomé de Neiba, en el siglo XVIII.
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