Por Welnel Darío Féliz
A propósito de la presencia de la pandemia del virus COVID-19, han surgido una serie de escritos relativos a la influenza que azotó a la humanidad en el año 1918 y que tocó a la República Dominicana. Esta, que se había originado en las dotaciones militares de los Estados Unidos, llegó al país en noviembre de ese año y, al decir de Frank Moya Pons, entró por Barahona, específicamente por el puerto (https://www.elcaribe.com.do/2020/03/22/la-influenza-de-1918/). Sin embargo, Virgilio Gautreaux, en un trabajo sobre el tema, aduce que la entrada se produjo desde Haití, por Dajabón, de la mano de braceros (http://www.noticiariobarahona.com/2016/03/la-epidemia-mundial-de-fiebre-espanola.html), lo que es descartado por Moya Pons, al indicar que: “Inicialmente se pensó que había llegado desde Haití, en donde se reportó un brote casi simultáneo con el de Camagüey”, donde se había detectado el 31 de octubre.
Aunque se aduce su entrada por Barahona, por lo menos hasta mediados de noviembre no conocemos registros de referencias de casos en este pueblo. Más bien el médico Valenzuela, encargado de la sanidad de Duvergé, remitió al ayuntamiento un telefonema que obligó a una sesión extraordinaria urgente, celebrada el día 12 de este mes. En el telefonema este les informaba que había aparecido la “influenza española” en Duvergé, Salinas, Cristóbal, Neiba, Monserrate y Mena. El mismo día, el edil barahonero tomó medidas y dispuso el cierre de escuelas, entrada a los restaurantes y otros sitios públicos a personas enfermas, quemar basuras en los patios en hoyos hechos para tales fines y fumigar en el cruce de la barca en Habanero. Asimismo, ofició al ayuntamiento de Cabral, sugiriendo que este tome las previsiones de lugar en cuanto al tránsito con Neiba y Duvergé y los demás pueblos.
Si bien el ayuntamiento de Barahona tomó las medidas el día 12, en realidad la presencia de la peste en la región no era desconocida y las noticias de su presencia había llegado al gobierno, pues en la misma fecha este dispuso el cierre de las fronteras con Haití y poner en cuarentena a los barcos que saliesen desde Barahona y Azua a su llegada a otros puertos del país.
Desconocemos la vía por la cual se enteró el ayuntamiento de Cabral de la presencia de la peste, pero ante ella tomó las providencias de lugar. Así, dictó una ordenanza disponiendo la cuarentena de la población, con todas sus consecuencias. Aunque no tenemos el texto de dicha resolución, hay que considerar que esas disposiciones tenían criterios similares, según la gravedad, que comprendía: cierre de escuelas, prohibición de entrada en lugares públicos, el cuidado con el contacto con enfermos y la salida de sus viviendas, lo que seguramente dispuso, pero principalmente control del tránsito entre los pueblos cercanos. Bajo estos criterios, todo indica que el edil llevó a cabo acciones para vigilar el movimiento de personas desde Salinas, Cristóbal, Peñón y Polo, también desde Duvergé y Neiba, como se lo había sugerido el ayuntamiento de Barahona.
Los efectos de la influenza española en Cabral no han llegado hasta nosotros. Sin embargo, todo indica que ella tocó a uno de los hombres de nombradía en el pueblo en esos momentos, como lo fue el General Nicolás Féliz Cabuya. Este murió el 24 de marzo de 1919, cuando tenía 65 años de edad, consignando en su acta de defunción que falleció de pulmonía.
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