CUATRO DÉCIMAS AL BAHORUCO ORIENTAL

Por: Luis Carvajal Núñez

I

Se ha hundido el cauce del río

bajo el polvo y la apatía.

En la infinita agonía

de su paisaje sombrío

la gente del caserío

pide agua, reza, implora,

se arrepiente, lo deplora:

sólo por lucro y riqueza

murió la naturaleza.

¡Nada podrá hacerse ahora!

II

Para que nunca haya duelo

el pueblo debe fluir

y la muerte prevenir

del río, el árbol, el suelo

y garantizar el vuelo

del ave y la mariposa,

la neblina prodigiosa

condensada en el follaje

y el imponente paisaje

de una región tan hermosa.

III

En la calle y en la plaza

cantaremos por la vida

y con la gente reunida

y la verdad por coraza

no habrá ninguna amenaza

que atemorice al Bahoruco.

En la ciudad y el conuco

defenderemos el agua

y encenderemos la fragua

con distancia y nasobuco.

IV

Con distancia y nasobuco

y con los puños cerrados

seremos fieles soldados

en defensa del Bahoruco.

Cada cual, con su trabuco,

como Mella en el baluarte,

cual dignos hijos de Duarte

protegeremos la Sierra

y todo lo que ella encierra:

agua, pan, belleza y arte.

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