Ética y Moral. Los dos conceptos filosóficos que debemos promover para adecentar a la sociedad dominicana.

3 de enero de 2023.

Por José A. Mateo Gil.

La llegada del nuevo año, a lo largo de la historia, siempre ha sido motivo de reflexión y expectativas futuras. En todos los litorales del planeta, la gran mayoría de la población mundial despide el año viejo con sus logros y fracasos, pero con la esperanza de un futuro prometedor. En tanto que, un grupo muy reducido de la población aprovecha esta época para entrar en un período de profunda reflexión sobre el cambio de rumbo que debe tomar la sociedad en que les ha tocado vivir. Nosotros, en esta ocasión, haremos causa común con los que consideran que hace falta un cambio verdadero en el comportamiento ético y moral del hombre de hoy que afectan a la sociedad del siglo XXI.

Aristóteles, filósofo griego que vivió del 384-332 ac, fue discípulo de Platón, y es considerado como el fundador de la ética. Este concepto filosófico, que data de más de 2300 años, en la actualidad, cae como anillo al dedo para introducir las transformaciones que demanda el sistema educativo de estos países del tercer mundo. La juventud de la era digital está inmersa en un profundo letargo que, lejos de avanzar en la consecución de una sociedad con una sólida formación familiar y educativa, sustentada en valores éticos y morales, está dando un salto al vacío ensimismado, consumiendo la mayor parte de su tiempo en el uso indiscriminado de los dispositivos electrónicos que la modernidad le impone. Los males que nos aquejan, impulsados por la delincuencia desbordada de un segmento importante de la población joven, está poniendo de rodillas a la sociedad en su conjunto. Desafiando la autoridad de manera grosera e irreverente, sin tener el más mínimo criterio para distinguir o diferenciar lo que es el bien y el mal.

Para Aristóteles, la ética recoge todo lo relacionado con la moral y el comportamiento humano, estableciendo una relación entre lo que representa el bien y el mal para el correcto desenvolvimiento del individuo o la sociedad. El libre albedrío, que es asumido por el cristianismo como una condición inherente del ser humano, juega un papel estelar para establecer la diferenciación o discernimiento sobre lo que es bueno y lo que es malo. En tal sentido, la ética y la moral vienen a dar respuesta al conjunto de normas y costumbres que rigen o valoran el comportamiento de una comunidad. De acuerdo a los grandes maestros, estudiosos de la filosofía, la ética y la moral van de la mano. Por lo que, la ética viene a ser un conjunto de normas que rigen el comportamiento humano. Que es lo mismo decir que la ética se convierte en una reflexión sobre la moral que define la conducta del hombre.

En este punto es mandatorio poner un ejemplo para aplatanar el concepto. «El robo». Cuando una persona quire algo que no pude tener, se le presenta la disyuntiva de olvidar ese algo porque no esta en capacidad de comprarlo o en su defecto se lo roba a sabiendas de que lo que está haciendo está mal. Si lo roba sabiendo que robar es malo, ahí interviene el libre albedrío, la ética y la moral. Lo que es lo mismo decir que pudo discernir entre lo bueno y lo malo. Como se decidió por hacer algo malo, que la sociedad rechaza viendolo como incorrecto, entonces afectó los tres conceptos antes señalados.
Los males que aquejan a la sociedad del siglo XXI, no importa en el lugar del planeta donde se encuentre, vienen dado por la ausencia de la aplicación de los principios éticos y morales practicados por nuestros ancestros. Que dicho sea de paso, es o debe ser, responsabilidad de los padres de familia y el sistema educativo de sus respectivos países.

Desafortunadamente, la corrupción administrativa, la delincuencia, los feminicidios, y la promoción de anti valores en las redes sociales, entre otros males que afectan a la colectividad, son el resultado de la ausencia de principios éticos en el accionar del individuo de la sociedad moderna en que vivimos. El hombre de ayer, era más proclive no sólo exhibir un comportamiento ético que le permitía distinguir el bien y el mal, sino que tenía la capacidad de elegir como referente de su conducta a personajes históricos que habían aportado con su accionar a la construcción de una mejor sociedad. En cambio, el referente del hombre de hoy, es la necesidad imperiosa de conseguir dinero rápido, no importando el método que tenga que utilizar para lograrlo.

Es precisamente en este escenario que se desenvuelve la sociedad del siglo XXI. Sólo un grupo muy reducido de la juventud de la era digital, asume, por poner un ejemplo, a Steve Jobs, creador de Apple, como referente de éxito, por su perseverancia y enfoque para lograr los objetivos propuestos. En tanto que penosamente, algunos jóvenes de esta generación, están enfocados en obtener dinero fácil, mediante actividades ilegales como son atracos, clonación de tarjetas de crédito, suplantación de identidad, venta de sustancias ilegales, entre otras prácticas indecorosas, desconociendo de manera repugnante los principios éticos que les permitan distinguir lo que está bien y lo que está mal. Lo propio ocurre en la actividad política, algunos funcionarios públicos se enrolan en la actividad política con el único y firme propósito de enriquecerse a expensas de las arcas públicas. Esta práctica se repite una y otra vez en los países en vía de desarrollo, como lo es el nuestro.

En la República Dominicana, tanto la conducta exhibida por los actores políticos que han desfalcado al estado, como el comportamiento de los jóvenes cuyo referente son los exponentes y y promotores del patio en las redes sociales, tienen una cuota de responsabilidad del accionar de nuestros muchachos. Para ellos, la ética y la moral no significan nada. Lo único que les interesa es enriquecerse mediante la promoción del consumo de productos controlados, sexo, y escuchar el ruido de un ritmo repetitivo y de contenido vacío. La delincuencia es una conducta aprendida de esta generación, con el agravante de que está controlada y dirigida por algunos genios del mal, cuyo único propósito es conseguir dinero. Y de hecho, lo han logrado.

Lo peor de todo es que muchas veces los padres no tienen consciencia del daño que les está haciendo a sus hijos, y cuando se les habla sobre el tema, hasta lo justifican diciendo que no pueden hacer nada porque eso es lo que le gusta a la juventud de esta época. Nada más absurdo e irresponsable de parte de quienes así piensan, porque no se están percatando de que el bombardeo permanente y sistemático de los promotores de ese despropósito en las redes sociales, tiene como único objetivo enriquecerse, no importando las consecuencias de sus actos. El contenido basura enviado en las redes sociales, ha logrado atrapar al segmento más frágil y fácil de convencer, como lo es la población infantil. Esta situación está llevando a los muchachos, principalmente de los sectores populares, a tomar el camino equivocado de la delincuencia, como única forma de salir de la pobreza.

La modernidad nos proporciona herramientas que facilitan la vida del hombre en la tierra, pero cuando hacemos mal uso de ellas, estamos trillando el camino de nuestra auto destrucción. Las redes sociales en las manos equivocadas, pueden hacer más daño que una poderosa arma de destrucción masiva. No es pura coincidencia que el hombre de hoy tenga un comportamiento distinto al de ayer. El civismo, los códigos morales, la ética, el respeto a los profesores y personas mayores, entre otros atributos, adornaron y forjaron el comportamiento de nuestros ancestros. En cambio, hoy, salvo raras excepciones, todos esos valores se han perdido, debido fundamentalmente al uso inadecuado de las redes sociales, donde la desinformación campea por sus fueros, promoviendo banalidades que alienan a la juventud, con la difusión de anti valores que no aportan para la construcción de una sociedad en vía de desarrollo.

En mi opinión, prefiero pensar que no todo está perdido, que una contra campaña impulsada por las autoridades gubernamentales, a través del Ministerio de Educación, elaborando y estableciendo programas masivos de promoción de los principios éticos y morales que deben regir al individuo y por vía de consecuencia a una colectividad, ayudaría a revertir el proceso de degradación a que está sometida la sociedad dominicana. Somos conscientes de que el problema es mucho más complejo de lo que parece, porque existen otros factores que determinan el deterioro del comportamiento de esos jóvenes. Sin embargo, una modificación en el sistema educativo, orientado no sólo a educar a los estudiantes, sino a los padres de esos niños y adolescentes, reiterándoles la importancia que tiene recuperar los principios éticos y morales que forjen su comportamiento, entonces si pudiéramos hablar de que no todo está perdido. Esta reforma constituye un gran desafío para las autoridades gubernamentales dado lo complejo del tema en cuestión. De lo contrario, si continuamos por este derrotero, no habrá vuelta atrás, el proceso de degradación de la sociedad dominicana alcanzará proporciones inimaginables.

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