Sobre la fecha de la fundación de Barahona, nunca se ha aceptado de manera fehaciente el hecho que pretenden algunos, de atribuirle a Toussaint Louverture el haber ordenado su fundación, y sobre todo el año de la fundación, que unos dicen 1801, otros 1802.
Se ha escrito mucho, sobre todo de forma empírica, acerca de estas controversias, ya que unos niegan, otros afirman, pero basados en simples narrativas, sin aportar fuentes que sirvan de punto de partida, para un análisis objetivo e imparcial de la historia.
Una de las primeras menciones sobre la fundación de Barahona, las encontramos en el libro “Geografía de la Isla de Haití”, del autodidacta, político Boyerista e historiador haitiano Alexis Beaubrum Ardouin, reimpreso en Puerto Príncipe, por T. Bouchereau, en 1864, cuya primera edición data del año 1832. En este libro, Ardouin señala: “Neyba tiene un buen puerto en la Bahía de Baraona, ubicado cerca de la bahía de Neyba, donde el río se vacía por siete bocas; y este río podría hacerse navegable para embarcaciones planas. El puerto de Baraona había asegurado la atención de Toussaint Louverture, quien pudo comenzar el establecimiento de una aldea por tropas del sur, cuando apareció la expedición francesa en nuestras playas”. Ver pág. 124. Ardouin habla de la bahía de Baraona, y la distingue de la bahía de Neyba. ¿Es cierto que existió la bahía de Baraona?
La otra mención sobre la fundación de Barahona, la encontramos en el Libro “Santo Domingo, su Pasado y Presente”, del compilador y artista del dibujo realista Samuel Hazard, quien vino al país a finales de 1870, como parte de la comisión nombrada por el congreso de los Estados Unidos para investigar la posible anexión del territorio dominicano a ese país, solicitada por el presidente Buenaventura Báez, quien repite el rumor esparcido por Ardouin tres décadas antes.
La obra “Santo Domingo, su pasado y presente” escrita en inglés en el año de 1873 por Samuel Hazard, en la página 247, al referirse a Barahona dice textualmente: “Al tener el Neyba varias bocas que forman marjales o terrenos pantanosos, la Bahía de Neyba no es para esta región un puerto tan bueno como el de Barahona, un poco más al sur, y que es capaz de ser mejorado en alto grado, e incluso se dice que Toussaint había empezado a establecer allí una importante ciudadcuando la llegada de los franceses puso fin a todos sus planes”.
Ni Ardouin ni Hazard, especifican el año de la fundación de Barahona, al parecer los años lo han deducido los historiadores locales, tomando como referencia el hecho de que Toussaint Louverture, llega junto a sus tropas a la ciudad de Santo Domingo, el 26 de enero del año 1801. Es hecho prisionero por Leclerc el 7 de junio de 1802, las tropas comandadas por Leclerc arriban a las playas de la isla de Santo Domingo, el 29 de enero del año 1802, y se anuncia el restablecimiento de la esclavitud en Mayo, lo que provocó una resistencia total en la isla. Es por ello, que nuestros historiadores se refieren a 1801 y 1802.
En la página 319, del libro “El Pueblo Dominicano: 1850-1900 Apuntes para su Sociología Histórica” escrito por el antropólogo social holandés doctor Harry Hoetink, se reproduce una información publicada en el Listín el 4 febrero del año 1893. A veces el rapto parecía ser castigado de manera sobrenatural: “El día 24 de enero, el joven Isidro López, natural y vecino de la sección del Cachón (cerca de Barahona) (…) sustrajo de su casa paterna a una niña, y al siguiente día el referido López fue al lugar llamado “Caballero” a ver unos bueyes que allí tenía, y dizque del monte le hablaron dichos bueyes, llamándole por su nombre. Fue tan grande ‘la impresión que le causó (…) que se volvió para su casa, y cuando llegó a ésta se privó, y luego cuando volvió a juicio contó lo acontecido, pero quedó tan gravemente afectado que murió al día siguiente”.
Podemos aceptar, así de simple, que estas narraciones descansan en hechos ciertos?
La idea de que Toussaint Louverture, es el fundador de Barahona, radica en las afirmaciones de historiadores, como el político haitiano Alexis Beaubrun Ardouin, o el norteamericano Samuel Hazard, pero son refutables, ya que no aportan documentaciones que les sirvan de soporte.
En la Biblioteca Nacional de España, nos encontramos con el mapa de la Isla Española o de Santo Domingo, de fecha 25 de Agosto del año 1773, donde podemos comprobar que ya el Puerto de Baraona aparece en esa época, situado en la Bahía de Neyba o de Juliana, como se llamaba indistintamente a la hoy bahía de Neyba. Este mapa tiene una descripción y notas que “Indica con distintas líneas: “Términos de lo que ocupaban los franceses con sus poblaciones el año de 1700”, “Términos de lo que se han excedido y raya por donde corren las Rondas de Tropa Española y en la que están varios Cuerpos de Guardia de ellas”, “Pretensiones de los Franceses” y “Raya señalada por la Convención provisional de límites, hecha en virtud de Orden, por los Gobernadores respectivos, en 25 de Agosto de 1773”.
El nombre de Bahía de Neyba o de Juliana, lo encontramos en la Carta Plana de la Isla de Santo Domingo, llamada también Española, realizado por D. Juan López, pensionista de S. M., Madrid año 1784.
Lo más probable es que Toussaint hubiese ordenado construir una gran fortaleza en el Puerto de Barahona, como base estratégica para enfrentarse a las fuerzas de Napoleón, quien envió a Saint Domingue, un ejército compuesto por unos 25 mil soldados al mando de su cuñado, el general Leclerc, en diciembre de 1801.
“En una carta fechada el 30 de junio del año 1794, remitida por el arzobispo Fernando del Portillo al regente colonial Josef A. de Urizar, el prelado le informa sobre acciones de algunos individuos que apresaban hombres y mujeres de color, libres y esclavos, para venderlos a piratas que llegaban a la playa de Petit-Trou, Barahona y otras, forzando a los amos a retirar de sus conucos dejándolos perder con sus ganados y animales y a tener a sus negros a la vista y dentro de sus propias casas, sin atreverse a que salgan de noche y ni aun de día para traerles agua”. Ver Pág. 59 Historia de Barahona 1801-1900, por Welner Darío Feliz.
De lo precedentemente leído, se desprende el hecho de la existencia de asentamientos humanos en la costa, ya sea como hatos o aldeas, en las que los “traficantes realizaban sus ilícitas actividades con celeridad”.
El mapa del año 1773 sirve para demostrar, que por lo menos 21 años antes del arzobispo Fernando del Portillo y Torres, enviarle la carta al regente Josef A. de Urizar, el Puerto de Baraona existía. Cuando Ardouin le atribuyó a Toussaint ordenar la construcción de una ciudad en el Puerto de Baraona, éste tenía cuando menos, más de 30 años de existencia, y estaba asociado a una demarcación geográfica claramente definida.
El padre de la historia dominicana, José Gabriel García, en el primer tomo de su Compendio de la Historia Dominicana, señala lo siguiente:
“El cacicazgo de Jaragua comprendía veintiséis nitaínos, que era: Anigagia, Aramoca,Aramocao, Baraona, Barbasia, Baoruco, Buyaca guera, Cajaya,Cajai,Coayo, Duan, Guanaurei, Guacayarima, Ingueguei, Ibocoa, Jagua, Locayo, Macaoquico, Miraguaña, Neiba, Sabanaquito, Suyabei, Samanines, Yaguana, Yáquimo y la isla de Guanabo”.
“Este cacicazgo estaba limitado al norte por el cacicazgo de Marien, del cual lo separaba la corriente del río Guayayuco, hoy Artibonito; al sur, por el mar de las Antillas; al este, por el cacicazgo de la Maguana, del que lo dividía una línea que partiendo del Monte Cabrito, continuaba por sobre la Sierra de Neiba, hasta ir a morir en la punta de Martín García; y al oeste, por el canal del Viento o de la Jamaica”.
De lo hasta aquí planteado, se desprende que el nombre Baraona, desde los tiempos anteriores al descubrimiento de la isla, ya existía y estaba asociado a una autoridad, Baraona era un Nitaino, lo mismo que Neiba y Baoruco.
Originalmente el término Nitaino fue considerado por Cristóbal Colón, como equivalente de “grande (….) hidalgo, gobernador o juez”. Luego el padre Las Casas lo cree “nombre de caballero y señor principal (…) nobles y estimados por de mejor sangre que los demás, y que tenían cargos sobre otros”. Anglería también lo relacionó a la nobleza, “de suerte que son cosmógrafos no inhábiles de su propia patria”. Ver libro “Tainos y Caribes: Las culturas aborígenes y antillanas”, de Sebastián Robiou Lamarche.
Los Caciques que gobernaban la isla de la Española, tenían a su vez como subordinados a los Nitaínos, nombre que se le daba a los caciques menores o lo que podíamos llamar hoy en día, autoridades locales. Estos ejercían el poder absoluto sobre sus subordinados en el territorio que eran designados (Yucayeques), en cada Yucayeque existía un cacique que era la autoridad máxima de la región. A su vez estos caciques, aunque autónomos en sus Yucayeques, rendían obediencia a los caciques principales de la tribu. El Nitaino era indudablemente parte de la estructura del poder caciquil.
El proceso de esclavitud a que fueron sometidos los indios, en la búsqueda afanosa del oro por parte de los españoles, provocó una debacle demográfica en la isla española, que obligó a muchas comunidades indígenas a recurrir a cacicas y nitaínos para llenar el vacío dejado por los caciques muertos, de ahí nos encontramos que en la reparticiones de 1514, a la cacica Baraona le correspondió lo siguiente:
“Encomendósele mas la cacica Barabona que solia tener el dicho monasterio, con ochenta é cinco personas de servicio: los cuarenta é uno hombres, é las cuarenta é cuatro mujeres.
Encomendósele mas en la dicha cacica quince viejos que no son de servicio.
Encomendósele mas en la dicha cacica siete niños que no son de servicio”. Ver Pág. 61. COLECCIÓN DE DOCUMENTOS INÉDITOS DEL ARCHIVO DE INDIAS.
Del mismo modo, a Alonzo de Alce le correspondió lo siguiente:
“A Alonso de Arce, vecino de la dicha ciudad, se le encomendó el cacique Baraonadel Marien, con treinta é ocho personas de servicio, las seis allegadas al dicho cacique: veinte é cinco hombres, é trece mujeres.
Asimismo se le encomendó en el dicho cacique dos niños que no son de servicio.
Asimismo se le encomendó todas las naborias que parecieren ser del dicho cacique, con que no estén encomendadas á otra persona”. Ver Pág.72.COLECCIÓN DE DOCUMENTOS INÉDITOS DEL ARCHIVO DE INDIAS.
Igualmente a Nuño Guzman le asignaron lo siguiente:
“A Nuño Guzman, vecino de la dicha villa, casado con mujer de Castilla, se le encomendó el cacique Andrés Guaybona con un nitayno suyo, que se dice Juan de Baraona, é con treinta é ocho personas de servicio: veinte é dos hombres é diez é seis mujeres.
Asimisno se le encomendó en el dicho cacique siete viejos é cinco niños que registró, que son de servicio.
Asimismo se le encomendó dos naborías de casa que registró”. Ver Pág.104.COLECCIÓN DE DOCUMENTOS INÉDITOS DEL ARCHIVO DE INDIAS.
Esteban Mira Caballos, en su libro El Indio Antillano: repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542), editado por Muñoz Moya, en la página 388 establece las Encomiendas otorgadas por el rey en el primer Gobierno de Diego Colón (1509-1513), donde claramente señala que a la Cacica Barahona le asignaron 85 indios.
Los que se adhieren a la idea de que Toussaint Louverture ordena la fundación de Barahona, parten de la información dada por Ardouin el mismo año en que es electo senador de Haití, en 1832, los documentos históricos de Ardouin pretenden poner a la revolución haitiana en el contexto de otras revoluciones nacionalistas en las Américas. “Era un hombre de ascendencia euroafricana, de una familia que era libre antes de la revolución. Ha sido criticado por académicos del siglo XX por defender a las personas de color libres como líderes tanto de la revolución como de Haití después de la independencia. El historiador Thomas Madiou, que intentó reparar la reputación de los grandes héroes negros de la revolución haitiana, especialmente Toussaint Louverture, y describir la revolución como un exitoso alzamiento de esclavos en lugar de un movimiento de independencia nacional, se cita a menudo como el oponente intelectual de Ardouin. El historiador y escritor Hénock Trouillot describe el conflicto entre los historiadores haitianos del siglo XIX en términos más complejos en su biografía de Ardouin, afirmando que Ardouin carecía de recursos históricos para evaluar la importancia de Louverture. Trouillot también describe la intensa participación de Ardouin en la política haitiana en la década de 1840 y su exilio en París”. Ver Intelectuales de América Latina y El Caribe (siglos XIX y XX).
José A. Robert en la página 37, de su libro “la Evolución Histórica de Barahona” dice literalmente lo siguiente:
“Regreso de Colón.- A finales de septiembre de 1493, regresaba a la isla el ilustre marino genovés, y a su paso por la costa de este cacicazgo tocó en las islas adyacentes de Alto Velo y la Beata; desconocida hasta entonces. Continuando su ruta por el mismo litoral, arribó luego a la desembocadura del río Neyba, hoy Yaque del Sur, donde contempló con asombro una infinidad de caseríos que se alineaban a sus riveras”. Posiblemente a los caseríos a que se refiere José A. Robert, ¿sería la aldea o Yucayeque, donde el nitaíno Baraona ejercía su autoridad, en el cacicazgo de Jaragua?
Es ilógico pensar que el Puerto de Baraona, que aparece correctamente georreferenciado en el mapa del año 1773, ubicado en una zona dotada de todas las condiciones necesarias para los asentamientos humanos, como lo son: el agua dulce (ríos Biran, Yaque del Sur, Polomino), la pesca, agricultura, ganadería, etc., permaneciera sin asentamientos humanos, siendo los puertos, en esa época de la historia, los medios utilizados para el trasiego de mercancías, comercio en general; así como el medio de transporte de la población.
Baraona existe desde antes del descubrimiento de la isla, como en casi todos los pueblos, en los que los hilos conductores de la historia parecen perderse, se crean conjeturas y polémicas muy diversas, en el caso de Barahona, se ha querido imponer una aseveración altamente cuestionada, sin documentación que le sirva de soporte.
RESCATADO DEL DIARIO «El BIRAN DE NY»
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