La Renuncia del Jefe de Campaña del PLD. Un duro golpe a la candidatura presidencial del partido morado.

José A. Mateo Gil.

29 de mayo de 2023.

La política, como ciencia social, estudia todo lo relacionado a los gobiernos o los que aspiran a gobernar. Esta tiene como objetivo fundamental organizar, dirigir, y trazar las pautas para el buen funcionamiento de las diferentes instituciones que conforman el estado. La República Dominicana, desde su fundación, se ha caracterizado por escenificar grandes rebatiñas políticas entre los actores que han participado con miras a alcanzar la primera magistratura del estado. A la fecha, en los 189 años de vida republicana, 66 ciudadanos se han investido como Presidente de la República. Desde Pedro Santana juramentado por la Junta Central Gubernativa en noviembre de 1844, hasta el presidente actual, Luis Abinader, quien asumió la presidencia el 16 de agosto de 2020, los conflictos a lo interno de los partidos han estado a la orden del día, debido fundamentalmente a la ambición desmedida de poder de sus aspirantes.

El irrespeto a las opiniones y punto de vista del contrario a lo interno de los partidos, antepone de manera irracional los intereses particulares a los colectivos. Y p,ara muestra un botón. El Partido de Liberación Dominicana, que recientemente fue el más grande del sistema, hoy está atravesando por una de las crisis más profundas desde su fundación en el año 1973. La salida del Dr. Leonel Fernández del PLD, quien había gobernado durante tres períodos presidenciales, la renuncia de Francisco Javier García como jefe de campaña de la candidatura de Abel Martinez entre otros hechos, han dado un golpe demoledor, no sólo a la organización política como tal, sino a la candidatura de un joven, que, con legítimo derecho, trata de abrirse paso en el electorado nacional de cara a las elecciones del 2024.

El comportamiento errático de los líderes del PLD, contradice los postulados y filosofía de su líder fundador. De un tiempo a esta parte, en los corrillos de la Casa Nacional de la estrella amarilla, no se habla de «SERVIR AL PARTIDO PARA SERVIR AL PUEBLO», esa frase que en su momento el Prof. Bosch pronunciaba con orgullo y convicción plena de que su honestidad y vocación de servicio en favor del pueblo dominicano constituía la esencia de su participación en la actividad política. Desafortunadamente, sus discípulos más aventajados, han echado al zafacón de la historia estos ideales. El desempeño de los funcionarios de los gobiernos del partido morado, de acuerdo a las imputaciones del ministerio público, contradice lo establecido en los estatutos que dieron origen a esa organización política.

Aunque estamos a un año de las elecciones presidenciales y a 9 meses de las congresuales y municipales, los últimos acontecimientos acaecidos a lo interno del PLD, han provocado que entre sus miembros y simpatizantes se experimente un estado de incertidumbre y dudas. La militancia del PLD se acostumbró a estar en el poder, y cuando se den cuenta de que su partido no tiene los votos necesarios para ganarle al presidente Abinader, se avocarían, como de hecho está ocurriendo, a un proceso de renuncia masiva para apoyar a su antiguo líder el presidente de la Fuerza del Pueblo.

La decisión de que los peledeistas apoyen a Leonel Fernández sería espontanea, la mediación de un acuerdo o alianza entre la cúpula de ambas organizaciones políticas no sería necesaria. Bajo esta premisa, una vez más se pone a prueba la sagacidad política del presidente del partido morado. La reciente decisión de conformar una comisión asesora para dirigir la campaña de Abel Martínez, en la que Danilo Medina forma parte, es una jugada inteligente y solapada para ocultar que él será el real director de campaña. Por una razón muy sencilla, ¿quién le va a rebatir los planteamientos del líder?, que, por demás, tiene vasto conocimiento sobre temas electorales. Somos de opinión, que la conformación de esa comisión, es una genial estrategia para encubrir el nombre de quien dirigirá la campaña. El elegido hará todo lo que está a su alcance para tratar de revertir la penosa situación en que se encuentra su partido.

La situación de crisis en la que está inmersa el PLD, ratifica la hipótesis que he venido planteando en nuestras reflexiones sobre las próximas elecciones a celebrarse en el 2024. A lo largo de la historia politica nacional, hemos observado que, a diferencia de los últimos 60 años donde las elecciones se han polarizado entre dos partidos mayoritarios. En esta ocasión, de acuerdo a los resultados de las últimas encuestas, que coloca al PRM en primer lugar y a la Fuerza del Pueblo en segundo, es la confirmación de que el PLD está de capa caída. Con el agravante de que la militancia peledeista está pasando de manera masiva a formar parte de la Fuerza del Pueblo. Hasta prueba en contrario, la FP, en esta coyuntura electoral, es la organización política con mayores posibilidades de crecer, debido al transfuguismo de los miembros y simpatizantes del PLD.

Todo parece indicar, que la competencia será entre 3 fuerzas con posibilidades reales de competir. PRM, FP, y PLD. Salvo que prospere la formación del frente opositor que está en período de gestación, provocando así una polarización entre los dos bloques. Si fracasa esa iniciativa, el escenario forzaría a una segunda vuelta, que, dicho sea de paso, colocaría a los reeleccionistas en una situación extremadamente delicada. En estos momentos, el Presidente Luis Abinader lleva la delantera, tiene todas las posibilidades de ganar las elecciones, si y solo si, logra concluir su período de gobierno sin mayores contratiempos. Su triunfo está supeditado a ganar en la primera vuelta, y con una buena gestión de gobierno, puede lograr tales propósitos.

En una segunda vuelta, la reelección correría muchos riesgos, dada las características y el comportamiento que históricamente ha exhibido el electorado, que a última hora se inclina a dar el voto a uno u otro candidato en particular, en función de su percepción del posible ganador. Ahora bien, en este escenario de una eventual segunda vuelta, Abel Martinez sería el candidato natural a la vicepresidencia de la Fuerza del Pueblo. Por dos razones fundamentales: Primero, por su condición de santiaguero, que serviría de contrapeso a la tambien santiaguera Raquel Peña, virtual candidata a la viceprendecia del PRM. Y segundo, porque Abel Martinez siempre ha tenido buenas relaciones de amistad con Leonel Fernández, garantizando así, aglutinar en torno a él el voto peledeista.

El proyecto reeleccionista del Presidente Abinader tiene posibilidades reales de continuar en el poder. Sin embargo, para ello deben trabajar duro, poner los pies sobre la tierra, y no dejarse llevar por cabezas huecas, que pontifican en los medios de comunicación, celebrando por la profundización de la crisis a lo interno del PLD. Contrario a lo que esos » facultos» piensan, el debilitamiento del PLD, sólo beneficia al candidato de la Fuerza del Pueblo. Un peledeista de la base de ese partido, difícilmente votaría por el PRM. Excepto en las elecciones del 2020, que los leonelistas dieron su voto a favor de la candidatura de Luis Abinader, porque tenían que sacar a Danilo Medina y su camarilla del poder. Ya el expresidente Medina no representa un peligro para el país, por lo que, esa historia no se volverá a repetir.

Es innegable, y no está sujeto a discusión, que el líder natural de los discípulos de Bosch, no es Luis Abinader, ni Miguel Vargas Maldonado, sino Leonel Fernández, quien cuenta con la simpatía de la militancia morada. A tal punto, que el propio presidente del PLD dijo recientemente que el 35% de los peledeistas votaría por Leonel Fernández. Y es precisamente esa militancia la que decidirá quién será el próximo presidente de la república. Las características del voto morado en los actuales momentos, es totalmente distinta a las anteriores contiendas electorales. Se vislumbra un voto extremadamente volátil, debido a la incertidumbre de los miembros y simpatizantes de ese partido, producto del debilitamiento y escasa posibilidad de retornar al poder.

¿Quién ganará las elecciones del 2024? No lo sabemos. Aunque la reelección está en su mejor momento, el panorama político actual está plagado de cámbios repentinos. Y el pueblo ha adquirido cierta madurez política, que no perimitrá que le metan gatos por liebre.

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