Por: Frank Jiménez
Si a un barahonero le hablamos de Wilfrido Cornielle, la gran mayoría preguntaría de quien se trata, pero si le hablamos de Tigá, el hijo de Dindo a quien se le apoda “El caballo” por ser un caballo de mil batallas, inmediatamente todos saben de quien hablamos.
Wilfrido Cornielle (Tigá), es para nosotros un hermano…esa persona que se ocupa de llamarte el día en que celebras una fecha importante, aquel que está ahí en las buenas, en las malas…y esa relación familiar con nosotros se mantiene perenne a través de los años desde que éramos “teenager”, de tal manera que cuando ingresó a estudiar a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) fue recibido en el hogar de mis padres en San Cristóbal y en el Distrito Nacional. Tigá formó parte de esos “buenos hijos” que se ganaron el cariño de mis viejos por todas esas condiciones que en él como en otros de los que también compartieron en nuestro hogar, mientras cursaban sus carreras universitaria.
En Barahona es bien conocido por su participación en el deporte, especialmente en el béisbol, llegando a formar parte del equipo amateur de la ciudad, es graduado en Administración, de trato humilde y buen amigo. Compartir con él es pasar un buen rato, sobre todo cuando nos dice algunas de sus hilarantes anécdotas que nos hacen reír de buena gana, por eso a continuación les contaré una de ellas:
Cuenta Tigá que en sus años mozos tenía amores con una joven de mi barrio en la calle María Trinidad Sánchez, (fallecida) de quien omitimos su nombre por respeto a su memoria, a quien en sus citas amorosas la veía en la “letrina” que se encontraba en una esquina del patio de la casa. Una de esas noches en que el esperaba a su amada, uno de los hermanos de la novia corrió de emergencia hacia la letrina con un fuerte malestar estomacal, entrando sin percatarse de la presencia de Tiga quien de inmediato se friso, paró la respiración en una de las esquinas de ese pequeño recinto, “camuflado” en la oscuridad por su tez negra y ropas oscuras.
Mientras el hermano de la novia a quien nombraremos “Ramón”, le daba riendas sueltas a sus pujos tratando de liberarse de ese horrendo malestar sentado en cuclillas con el pantalón abajo, a Tigá que ya estaba incómodo con el “mal olor” que allí reinaba le llegó la idea de llamar con “voz de ultratumba” a Ramón, lo que hizo a continuación…¡¡¡RAAAMMOOOONNNN!!!…El susto de Ramón fue tan grande que salió corriendo despavorido arrastrando los pantalones y gritando….WWWAAYYYY ME SALIO UN MUERTO….CORRAN…. provocando risas y confusión entre los familiares.
Ese fue el momento que aprovechó Tigá para salir sigilosamente de ese lugar y perderse en la oscuridad de la noche, posponiendo ese encuentro amoroso para otra noche con un poco más de suerte.
También te podría interesar
-
El Golpe de Estado de 1963. Una estocada mortal al primer ensayo democrático luego del ajusticiamiento de Trujillo.
-
El exilio de Edmundo González Urrutia. Un despropósito de la lucha opositora venezolana.
-
La Televisión en Barahona: Una Cenicienta Olvidada
-
UNA APROXIMACIÓN A LA PERSONALIDAD DE CARLOS MANUEL DILONÉ
-
Algo más sobre Ricardo Joseph