Por José A. Mateo Gil.
12 de julio del 2021.
A raíz del ajusticiamiento de Trujillo el 30 de mayo de 1961, se inicia un período donde las fuerzas políticas tratan de abrirse paso en el electorado, a los fines de ganar adeptos que les permitieran llegar al poder para sepultar de una vez y para siempre el fantasma del trujillismo y sus tres décadas de terror.
Para las elecciones del 20 de diciembre de 1962, se enfrentaron el PRD que se fundó en cuba en el año 1939, liderado por el Prof. Juan Bosch, que había regresado al país luego de varios años de exilio y la unión cívica nacional que inició como movimiento político, luego convertido en partido, encabezado por el Dr. Viriato Fiallo, entre otros partidos pequeños del sistema. Luego de una intensa campaña donde cada uno de los candidatos presentó sus ofertas electorales, el Prof. Bosch resultó ganador de esa contienda electoral, con un 59.53% de los votos emitidos, contra un 30.08% de su más cercano contendor, que lo fué el Dr. Viriato Fiallo Caceres.
Este gobierno recién instalado, sólo permaneció en el poder por un período de siete meses. Los poderes fácticos de la sociedad de la época, acompañado del temor del imperio del norte, de que en república dominicana se replicara la experiencia cubana de 1959, con la llegada al poder del régimen comunista de Fidel Castro, dio al traste con un golpe de estado que cambió el curso de la historia de la República Dominicana.
Desde entonces, hasta nuestros días, las luchas a lo interno de los partidos ha fraccionado los principales organizaciones políticas del sistema. En el PRD, Juan Isidro Jiménez contra Juan Bosch. En el reformismo, Francisco Augusto Lora y Fernando Álvarez Bogaert contra Joaquin Balaguer. En el PRD, luego del golpe de estado de 1963, José Francisco Peña Gomez contra Juan Bosch; Jacobo Majluta contra Salvador Jorge Blanco; Antonio Guzmán se suicida por las pugnas internas de su gobierno perredeista. Miguel Vargas Maldonado y Hatuey Decamps, contra Hipólito Mejía. En tanto que en el PLD, Danilo Medina contra Leonel Fernández. Todas esas luchas internas entre los principales líderes de estas organizaciones partidarias, han traído consigo la ruptura definitiva de los grandes partidos, y el consecuente desprendimiento de nuevas parcelas políticas. Las más recientes son el Partido Revolucionario Moderno, hoy en el poder, como desprendimiento del PRD, y la Fuerza del Pueblo, hoy partido de oposición, como desprendimiento del PLD.
Este comportamiento de los líderes de los principales partidos del sistema, lo creíamos superado. Sin embargo, las declaraciones de dos altos dirigentes del partido de gobierno, me hacen recordar la frase de uno de los grandes líderes del viejo partido. » Al PRD sólo lo destruye el PRD». Digo esto porque no atino a comprender las razones que mueven a un expresidente de la república y un expresidente del senado, ambos miembros fundadores del PRM, torpedeando las decisiones del Presidente de la república, con declaraciones desafortunadas e inoportunas que ponen en tela juicio las decisiones del jefe de gobierno. Que por demás, es el líder de su partido.
Un amigo de la universidad me dio un sabio consejo en momentos que teníamos un receso para entrar a una clase de Filosofía, en la materia de «Pensamiento Latinoamericano», la cual era electiva para completar el pensum de Economía. Me dijo lo que detallo a continuación: «Los seres humanos tenemos virtudes y defectos. Nunca promuevas tus defectos, esa es una tarea que debes dejársela a tus adversarios. En cambio, promueve tú mismo tus virtudes, porque ellas son parte de tus activos más preciados».
Estas reflexiones de mi admirado y recordado amigo, Bienvenido Beltré, las traigo a colación para poner en contexto el desatino de los dos integrantes del PRM antes señalados, que pusieron, con declaraciones desafortunadas, en evidencia algunas de las decisiones tomadas por el Presidente Abinader. A ellos que jugaron un papel estelar para construir y formar al PRM, que contribuyeron de manera militante a la solución del conflicto interno entre Miguel Vargas y Hipólito Mejía, no les luce poner en apuros a su lider político. No es un secreto para nadie, que estos dos altos dirigentes del nuevo PRM, lograron persuadir a un grupo importante de la militancia perredeista para dar paso al desprendimiento del PRM del viejo partido.
No cabe dudas, que si evaluamos con objetividad el primer año de gestión de este gobierno, necesariamente tenemos que concluir diciendo que, hemos tenido un gobierno decente, transparente, oportuno en la toma de decisiones (combate el COVID 19). Pero sobre todo, que ha dado señales positivas en procura de crear una justicia «independiente». Por lo que, repudiamos la iniciativa de dirigentes de primer orden del PRM, cuando promueven los errores y defectos de su gobierno, poniendo en bandeja de plata las herramientas necesarias para que la oposición política ataque el gobierno de su propio partido.
Pero además, dan un mal ejemplo a la juventud de ese organización. Que en definitiva, fueron los responsables del triunfo de Luis Abinader en la última contienda electoral. Esa errática práctica de autodestrucción de los partidos no debe repetirse. El nuevo liderazgo debe verla como cosa del pasado. Y los remanentes de los viejos robles que aún pululan en los corrillos del PRM, deben de comprender que todo tiene su tiempo, y que el de ellos ya llegó. Pero Igual tienen que entender que hay que darle oportunidad a una nueva generación de hombres y mujeres con ideas frescas e innovadoras, con aspiraciones distintas a las de los nacidos a mediados del siglo XX.
A la luz de lo acontecido, consideramos saludable hacer un llamado a los dirigentes perremeistas, para que ayuden a su líder a hacer un buen gobierno. Por el hecho de que, emitir declaraciones fuera contexto distraen la buena voluntad del mandatario. En consecuencia, si toda la dirigencia empuja en la misma dirección, se despejará el camino para que el PRM logre tan anhelado cambio y el pueblo pueda respirar, disfrutando las cosas positivas que nos dejaría este período de gobierno. En tanto que, de no detenerse a tiempo esta ola de cuestionamientos a las decisiones del presidente, por parte de altos dirigentes a lo interno del Partido Revolucionario Moderno, se aproximan vientos que pudieran convertirse en tempestades.
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