Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Recientemente, con la llegada al puerto de Barahona, de un buque cargado con miles de toneladas de carbón mineral, para ser utilizado en la planta termoeléctrica de unos 42 MW, que existe en Villa Central, propiedad de la Empresa Generadora de Electricidad Haina (EGEHaina), murieron decenas de miles de peces, las imágenes mostradas por la prensa registraron el evento dantesco de lo sucedido. “El hedor y la enorme cantidad de peces muertos que flotan sobre las aguas del mar Caribe daban testimonio ayer del desastre de mayor magnitud de esta naturaleza ocurrido en la zona costera del Suroeste de República Dominicana”, publicaba el Listín Diario.
A raíz de ese evento, el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera, se apersonó al lugar de los hechos, iniciando una investigación para determinar las causas reales de tales muertes. En su cuenta de Twitter @orlandojm, colgó temprano un mensaje en el que prometía que para el miércoles se tendrían los resultados del informe de la investigación que han iniciado, tras asegurar que el debido proceso de ley debe ser respetado. “No hay ni habrá impunidad ambiental”, dijo el ministro en el escueto mensaje que colgó en su cuenta de la popular red social.
Lo más lógico, en todo proceso de investigación, es conocer cuándo se rompe o altera el estado natural de las cosas, ¿qué eventos antecedieron al problema? Sin embargo, esto no ocurrió así, desde antes de realizar las indagaciones, comenzaron a escribir sandeces y a plantear boberías por los medios escritos, televisivos y radiales, tomándole el pelo a los barahoneros, a quienes tratan como verdaderos indígenas. Evidentemente, se trataba de confundir a la población, para evitar responsabilidades. Según el informe de Medio Ambiente, la causa principal de la muerte de los peces fue por el agotamiento de oxígeno en el agua producto de la alta descomposición de materia orgánica.
“El efecto principal de mortalidad es la hipoxia ambiental, (agotamiento de oxígeno) que se debió a factores como, aumento sostenido de las cargas orgánicas disueltas; lixiviados, floración o acumulación de algas y procesos de eutrofización; por exceso de nutrientes en el agua”, indica el informe realizado por la comisión técnica. Señala que «los datos tomados in situ, los análisis en los laboratorios, la evaluación de las características biológicas, químicas y físicas; validan que esta mortandad de peces fue por consecuencia o efecto directo de la mala calidad del agua producto de la materia orgánica descompuesta en el cuerpo de agua”, afirmó el biólogo Enrique Pugibet, quien estuvo al frente de la investigación.
“La mortandad de peces registrada en Barahona puede ocurrir en cualquier parte del mundo; ya que es producto de la falta de oxígeno como ha sucedido en Miami y en Chile; donde han muerto miles de peces”, dijo José Ramón Reyes, viceministro de Recursos Costeros y Marinos.
¡VAYA PERLA! Bastó la llegada de otro buque cargado de carbón mineral, para que volvieran a morir decenas de miles de peces en el Islote Cayo de Villa Central, evento que sirvió para desmentir el «informe de medio ambiente» que a todas luces, carecía de objetividad.
¿Por qué Medio Ambiente no reconoce que el único evento que ha alterado las condiciones naturales de la bahía de Neiba, lo ha sido el dragado de la vía de navegación del canal marino y la ampliación del Muelle número 4 del Puerto de Barahona? El dragado y la descarga del material dragado puede ser definido como un proceso artificialmente inducido de erosión, transporte y deposición de los sedimentos. Este proceso tiene el potencial para producir directa o indirectamente impactos negativos en el ambiente de las áreas dragadas y las zonas de descargas del material dragado, así como en áreas cercanas, por ello es necesario contar con los Estudios de Impacto Ambiental, antes de iniciar cualquier dragado de “puertos, muelles, vías de navegación, rompeolas, espigones, canales, astilleros, desguazaderos, terminales marítimas, embalses, presas, diques, canales de riego y acueductos”, tal y como lo ordena la Ley 64-00, en su Artículo 41.
Las operaciones de dragado y descarga tienen el potencial para alterar las condiciones físicas, químicas y biológicas de los ecosistemas. Cuando se utilizan dragas de rastras y de cortador, es de esperar que los organismos vivos presentes en la zona de dragado y descarga comiencen un proceso de adaptación a las nuevas condiciones de turbidez. Sin embargo, para verificar o descartar los impactos del dragado y la descarga sobre peces, flora y otros organismos en el Islote Cayo, se requieren ensayos y mediciones en las áreas de dragado y bote de sedimentos.
Es muy posible, que gran parte de estos sedimentos se encuentren alojados en el Islote Cayo, de Villa Central, debido a que en esa zona marítima existe una especie de ensenada, donde mueren las corrientes marinas.
Sin embargo, no sabemos la cantidad de metros cúbicos que fueron removidos del fondo marino, ni donde fueron descargados. Nadie mostró ni publicó de acuerdo con la Ley 64-00 en su Artículo 42, el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), ni la declaración de Impacto Ambiental (DIA). Trabajar desde el Estado al margen de la Ley, es un problema que atormenta a toda la sociedad, esto ha sido analizado por B. Spinoza en su Tratado teológico-político, cuando sentenció: “[N]o es el odio, sino el derecho, lo que hace al enemigo del Estado”.
“Los posibles impactos negativos generados durante y después del dragado y descarga sobre los peces y otros organismos vivos son: migración; interferencia con los procesos respiratorios; cambios en la demanda de oxígeno; destrucción de hábitat acuáticos; ingestión y acumulación de contaminantes por parte de la biota; y cobertura de vegetación.
Los cambios en la geomorfología, más importantes, en los canales naturales por efecto del dragado y descarga son: relleno de cauces menores y caños; formación y consolidación de barras; cambios en los patrones de circulación del agua; y modificación de la cuña salina. Estos cambios pueden ser estimados con el uso de modelos matemáticos”.
Es muy probable, que sea necesario, dragar también la vía marítima del canal que conduce al Islote Cayo, para resolver el problema de la muerte de los peces. Ojalá esto sirva para que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, deje sin efecto el invento que está realizando con el malecón de Barahona, donde, lo mismo que con el dragado del canal marino, han hecho toda triquiñuelas para favorecer los intereses de la Belfond Enterprise, que pretende destruir las montañas de Las Filipinas, en la Sierra del Bahoruco Oriental.
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