QUIEN FUE JOSÉ ELEUTERIO HATTON (I de III)

Por: Ing. Carlos Manuel Diloné

Joseph Eleuterio Hatton Sardiña, nació en Guamuta una localidad perteneciente al Municipio de Colón, de la provincia Matanzas en Cuba, el 20 de febrero de 1854, hijo del Ing. Richard Hatton[1], ciudadano inglés, y la señora María de Jesús Sardiña, ciudadana cubana, Eleuterio Hatton era cubano de origen inglés, “afiliado al Partido Revolucionario Cubano desde la primera visita de Martí a Santo Domingo en 1892, estuvo en Santiago hacia el 20 de marzo de 1895, procedente de Puerto Plata. Era entonces Administrador de la Hacienda de frutos de Sabana de la Mar. Hatton sostuvo una copiosa correspondencia con Don Tomás Estrada Palma, de 1895 a 1897, desde Santo Domingo, San Isidro, Cabo Haitiano, Samaná, Puerto Plata y Macorís. El primer subdelegado, en Santo Domingo, de la Delegación de Nueva York, fue Hatton. J. Eleuterio Hatton era hijo de un ingeniero inglés casado con una cubana, fallecido en Santo Domingo. El excelente amigo de la causa cubana murió en Barahona en 1924. Hijo suyo es el conocido deportista dominicano Frank Hatton[2].

Ingresó a la universidad de Pensilvania durante el año de 1873[3], con apenas 19 años de edad, entró como estudiante especial, fue miembro de la Philomathean Society, una sociedad literaria colegiada, considerada el grupo estudiantil más antiguo de la universidad, y reclamante del título de la sociedad literaria más antigua que existe en los Estados Unidos, la fundación de esta sociedad data del año 1813, teniendo como propósito “fundar una sociedad para el avance del aprendizaje”, estudió la profesión de Ingeniero Eléctrico[4].

Para conocer la Gran Visión de Eleuterio Hatton, debemos analizarlo en diferentes aspectos: Científico, Revolucionario, Empresarial, entre muchos otros semblantes.

HATTON: EN EL ASPECTO CIENTÍFICO

José[5] Eleuterio Hatton realizó varios inventos que patentizó en la República Dominicana, así como en los Estados Unidos de Norteamérica, Cuba y España, por ello obtiene el 9 de junio del año 1899, en República Dominicana, patente de invención por veinticinco años, para los aparatos que ha inventado, consistentes en: 1) en un aparato automático continuo para la defecación y clarificación de líquidos; 2) en un regulador de temperatura, y 3) en un regulador para la alcalización y registro del volumen del líquido que se trabaja[6].

En los Estados Unidos obtuvo cartas de patente por haber “inventado mejoras nuevas y útiles en lazos de ferrocarril, de los cuales lo siguiente es una especificación.

Mi invento se refiere a la formación y construcción de amarres de ferrocarril y al tendido de vías y lechos de ferrocarril, en los cuales los amarres tienen forma de cuña, de modo que el mismo pueda ser reemplazado fácil y económicamente, sin grandes perturbaciones del lastre circundante o ser”[7]. Conjuntamente con José Pablo Sala, el 24 de febrero de 1911 presentaron en los Estados Unidos de Norteamérica su invento del “Proceso de Separación Centrífuga”, obteniendo patente el 30 de abril de 1912[8]. La patente No. 11,729[9]: Improvements in Sugar Cane Mills (sobre mejoras en los molinos de caña de azúcar) está registrada a su nombre. En Cuba, Heno de caña de azúcar[10], y el método perfeccionado para la clasificación del guarapo, conocido como “SISTEMA HATTON (PRIVILEGIADO)[11],  son patentes registradas por el ingeniero José Eleuterio Hatton. El 26 de octubre de 1889, la Gaceta de Madrid publica la patente No. 9,842, con veinte años de vigencia otorgada a “Mr. Joseph Eleuterio Hatton, de Colón (Isla de Cuba), por “Perfeccionamientos en los molinos para caña de azúcar”. Expedida en 19 Septiembre 1889[12].

En 1882 el empresario José Eleuterio Hatton instaló una línea telefónica entre su ingenio La Fe, sito en el sector que hoy lleva ese nombre, y sus oficinas en la calle El Platero de la ciudad colonial[13]. Siendo esta, quizás, la primera línea telefónica del país, este supuesto parte del inicio de la telefonía en nuestro país, hecho que ocurre en el año de 1884[14].

LA TOMA: ENTREVISTA CON EL INGENIERO HATTON[15]

“Enterados de que el señor Rafael M. Rodríguez había hecho un viaje con el Ingeniero señor Eleuterio Hatton, al lugar denominado La Toma (San Cristóbal) propiedad del primero, procuramos enterarnos con el señor Rodríguez del motivo de ese viaje, pues ya habíamos informado a los lectores del LISTIN de que en aquel lugar se proyectaba instalar una fábrica de cerveza y hielo, y otra de carburo.

Respondió nuestro buen amigo el señor Rodríguez, a las inquisitorias que le hacíamos, diciéndonos que había invitado al señor Hatton a visitar el lugar ya dicho, con el fin de saber su opinión respecto de la fuerza que es capaz de desarrollar aquel salto de agua y nos significó que para datos y detalles sería conveniente que nos acercáramos al señor Hatton, y al efecto nos acompañó a la morada del Maestro Reina, lugar de la residencia del señor Hatton durante su estada en esta capital.

Enterado el amigo Hatton del objeto que nos llevaba donde él, contestó a nuestras preguntas en la forma siguiente:

-¿Fuerza motriz? La fuerza hidráulica del salto es de unos 113 caballos.

-Cómo cree usted debe utilizarse?

-Por medio de una turbina Paltón, aplicada a un dinamo, y con ayuda de un alambre adecuado conducir la electricidad a un lugar apropiado, tal como San Cristóbal o cualquier otro punto próximo a la carretera.

– ¿Qué valor estima usted que puede representar esa fuerza?

– Se puede estimar de varios modos; apreciada sobre el costo del combustible necesario para la producción del vapor equivalente a dicha fuerza y la economía de brazos y» desgaste, representa unos $20 diarios, los cuales a un 10% anual representan una inversión de $72.000.

– ¿A. cuál industria cree usted puede aplicarse?

– A cualquiera, dentro de la capacidad motriz ya citada.

No puedo determinar las industrias más productivas que se puedan establecer, pues conozco poco el consumo del país.

Añadió que todos estos datos son aproximados, y que sería necesario tomar medidas exactas de la altura y del volumen del agua.

Pero nos aseguró el señor Hatton que esa preciosa fuente representa un valor mucho mayor, inapreciable, de utilidad pública, y añadió: «me parece que la capital necesita con mayor urgencia de un agua pura, saludable y abundante, que del ornato público».

Respondímosle que era él el primero que se había fijado en La Toma, que hasta ahora se había pensado para el Acueducto solo en Jaina Arriba e Higüero, y que por qué creía él preferible La Toma.

-Primero, -respondió- y sobre todo, porque es agua de manantial y brota, por lo tanto, con entera limpidez y pureza. La corriente fluvial adolece del inconveniente de que pierde su limpidez una vez que ha llovido. Se contamina con el detritus de las aguas superficiales; se hacen necesarios tanques de decantación y filtros.

Si se usa el agua de uno de esos ríos, se hará necesario construir grandes tanques de decantación y filtros, y aun así el agua no sería siempre pura.

En el Higüero, por ejemplo, el agua es magnífica; pero cuando caen las aguas de lluvia, derraman en ese arroyo los lavados de la sabana por donde corre, y en la cual pastan miles de reses.

Con La Toma no ocurren ningunas de estas circunstancias; fluye del interior de la tierra, y, por tanto nada impurifica sus aguas. Se construiría en La Toma una bóveda de hormigón armado completamente cerrada, de modo que fuere imposible la penetración en ella de las aguas de la superficie. Se podría también cubrir los tanques de distribución de la Esperilla, y así se obtendría para la ciudad un agua siempre pura.

-Y en ese caso, cómo se salvaría el inconveniente del pase de los ríos Nigua y Jaina.

-Sencillamente, por debajo del Nigua, y con un ligero viaducto el Jaina, o también por debajo. Podría así mismo utilizarse el puente que se construirá pronto para la carretera de San Cristóbal; pero me parece menos costosa la obra, haciéndola lo más recta posible de La Toma a la capital.

– ¿No sería mucho más costosa que los otros acueductos propuestos?

-Creo que costaría menos. La distancia no es mayor, y aun suponiendo que hubiera algunos kilómetros más, quedaría compensado su costo con el valor que se tendría que destinar a los tanques o grandes depósitos el cual se economizaría.

El manantial está más o menos a 220′ sobre el nivel del terreno en la Puerta del Conde; la Esperilla a unos 70′ sobre el Conde; de modo que La Fuente está a 150′ sobre el alto de San Cristóbal donde se pueden situar los tanques de distribución, y dichos tanques a 70′ sobre el Conde. Hay, pues, la presión necesaria a la distribución en lo más alto de la ciudad.

– ¿El terreno, no es muy quebrado?

-Sí, mucho; pero no ofrece dificultades, se presta perfectamente, y además el Nigua y el Jaina darían toda la arena necesaria para las obras.

– ¿Y cree Ud. que ese acueducto daría agua suficiente para abastecer la actual población y el aumento que ella pueda tener en algunos años?

-Por lo que he podido apreciar en el rato que estuve allí, brotan del manantial unos 1500 litros de agua por segundo; he hecho el cálculo, y estimando 120 litros por persona, abastecería una población de un millón de habitantes; de modo que sobraría mucha agua; habría suficiente para lavar las calles y cloacas de la Ciudad todos los días.

– ¿En cuánto estima Ud. el costo?

-Eso no se puede apreciar sin estudios que requieren tiempo y gastos”.

HABLA EL INGENIERO J. E. HATTON: Ventajas que ofrece La Toma de San Cristóbal, para el acueducto

Santo Domingo, Stbre. 18 de 1912.

Sr. Rafael M. Rodríguez,

Capital.

Estimado amigo:

Me pregunta Ud. que cuáles son las ventajas que ofrece el acueducto para esta ciudad traído de La Toma, de San Cristóbal, sobre los otros que se han propuesto, el de Jaina Arriba o el del Río Higüero.

La Toma no es un río que arrastra lavados de la superficie del terreno, no se enturbia el agua porque es un manantial, siempre es limpia y cristalina. Los ríos arrastran tierra, hojas podridas, sustancias orgánicas; arrastres de las sabanas donde pastan animales, cada vez que llueve sucede esto, cada vez que hace seca; en los primeros aguaceros, se llenan las lagunas y charcos, se derraman y corre el agua a los arroyos y ríos; casi todos los años los habitantes de las sabanas de crianzas, donde pastan centenares de reses, sufren del estómago, con diarreas, llegando a ser una verdadera epidemia algunas veces.

Para utilizar las aguas de ríos o arroyos que pasan por esos lugares, debiera prohibirse la crianza y quitar las habitaciones de las cuencas de esas corrientes, y eso es difícil. Es necesario construir grandes tanques de decantación y filtros de arena que costarían mucho.

Cuando el agua se toma directamente de manantial se evita todo esto. El caso de La Toma, de San Cristóbal, se puede comparar con el acueducto de Vento de la Habana, se han aprovechado 18 ó 20 manantiales que se han reunido en una gran taza, y de allí se surte la Habana. En Palatino se han construido dos tanques para tomar el agua que se eleva a algunos lugares altos donde no llega el agua por gravedad. Se usan bombas movidas por motores de gas pobre.

Por los informes que he visto, sería necesario bombear el agua del Higüero, y para esto se proponen construir una represa para aprovechar la fuerza hidráulica. Creo que lo mismo sucedería si se utilizan las aguas del Jaina a menos que se vaya a una distancia muy larga que haría muy costosa la obra. En cualquiera de esos dos ríos habría que construir obras de alguna importancia para asegurar la toma del acueducto. Se hacen necesarios tanques de decantación y filtros muy costosos, además del costo de atención y mantenimiento de la maquinaria para elevar el agua.

En La Toma se evitan esas obras y gastos de sostenimiento.

El manantial brota de La Toma, puro, límpido y abundante, queda a más de 200 pies sobre el nivel de la Puerta del Conde. No necesita por lo tanto de maquinaria ni represas; el agua bajará por gravedad a lo más alto de San Carla, donde se quedará en dos tanques para la distribución. En La Toma sólo será necesario formar un tanque cubierto, de concreto armado, de donde partirá el acueducto, y una casa para el guardián.

En cuanto a la distancia, tal vez sea dos o tres kilómetros más que la de Higüero, pero eso es insignificante comparado con el costo de la represa, bombas, tanques etc. que son necesarios en el de Higüero, y sobre todo la seguridad de tener siempre agua limpia sin peligros de que se contamine de microbios. En estos tiempos en que la higiene tanto preocupa a esta sociedad, no debe titubearse entre La Toma y los ríos.

Cuando le llevo dicho está basado en mi opinión sin estudio. Para estar seguro hay que analizar las aguas y hacer el estudio. Eso no puede costar mucho y así se estaría perfectamente seguro de no cometer un error irreparable después de construida la obra. Creo que partiendo en línea recta, desde la Esperilla en San Carlos, a La Toma resultaría la distancia muy corta, sin obstáculos que no se puedan vencer a muy poco costo; ya le digo, no se debe resolver sin hacer el estudio de las tres proposiciones que se presentan.

No puedo agregar nada más a lo que le dije en el viaje que hicimos hace meses a La Toma.

Su affmo.  Amigo,

J. E. Hatton.

-La Toma ha sido puesta por la mano de Dios para dar agua a esta ciudad. Nada es más fácil si lo queremos. Cuando uno llega a La Toma y ve brotar aquellos chorros de la peña, lo primero que se le ocurre es que debe seguir corriendo hasta la capital. -J. E. H[16].


[1] Twenty Years After, A brief record of the class of 75, of the University of Pennsylvania, and a SOUVENIR of the … twentieth of the class, prepared by the Anniversary Commttee. Página 18.

[2] Emilio Rodríguez Demorizi. Martí en Santo Domingo. Fundación Rodríguez Demorizi. Vol VII. Gráficas M. Pareja. Barcelona. España 1978. Página 105.

[3] University Of Pennsylvania, Biographical Catalogue of the Matriculates Of The College, 1749-1893, Philadelphia Printed for the society 1894, página 303.

[4] A History of The Philomathean Society of The University of Pennsylvania, with some account of what its members have done, Published upon the Occasion of the ONE HUNDREDTH ANNIVERSARY of the founding of the Philomathean Society 1913, página 183.

[5] En lugar de Joseph, utilizaremos José, para quedarnos con el nombre en español.

[6] Colección de Leyes, Decretos y Resoluciones, Resolución Núm. 3874. AGN.  De fecha 9/6/1899.

[7] United States Patent Office. Núm. 1,154,013. Patented Sept. 21, 1915.

[8] OFFICIAL GAZETTE, United States Patent Office, Volume CLXXVII. April, 1912. Washington Government Printing Office 1912.

[9] Patent No. 11,729: Improvements in Sugar Cane Mills. By Joseph Eleuterio Hatton. Published by Her Majesty’s Stationery Office, London, 1889.

[10] Carlos M. Telles. Bibliografía Cubana del Siglo XX. Tomo II (1900-1916). Matanzas. Imprenta de la Viuda de Quirós y Estrada, Independencia 59. 1917. Página 157.

[11] Ibídem. Página 302.

[12] Gaceta de Madrid. Año CCXXVIII. Núm. 299. Fecha Sábado 26 Octubre 1889. Tomo IV. Página 250.

[13] La Inmigración Azucarera del siglo XIX, José del Castillo. Trabajo publicado en Diario Libre, 16/5/2009.

[14] Colección de Leyes, Decretos y Resoluciones. Resolución del Poder Ejecutivo Núm.2228, de fecha 15/5/1884.

[15] Listín Diario, S. D., 21 de nov. 1911.

[16] San Cristóbal de Antaño. AGN. Vol. VI, Editora Montalvo. Ciudad Trujillo, R. D. 1946. Páginas 137 hasta 143.

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