QUIEN FUE JOSÉ ELEUTERIO HATTON (II-c de III)

Por: Ing. Carlos Manuel Diloné

JOSÉ ELEUTERIO HATTON: EN EL ASPECTO REVOLUCIONARIO

II-c

APORTES Y APOYO A LA CAUSA DE LA INDEPENDENCIA DE PUERTO RICO

En las Bases del Partido Revolucionario Cubano, se establece en su artículo primero que éste «se constituye para lograr, con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico«[1], de modo que los nombres de Cuba y Puerto Rico han estado, a través de los tiempos, estrechamente unidos en la mente y en el corazón de los patriotas revolucionarios libertadores, cubanos y puertorriqueños, juzgando unos y otros que no debía lograrse la independencia de una sola de dichas islas sino de ambas conjuntamente.

El Brigadier Juan Rius Rivera, militar puertoriqueño de más alto rango en el Ejército Libertador Cubano en las guerras por la independencia, trató con algunos compatriotas, de fomentar la revolución en Puerto Rico, organizando al efecto una expedición con el auxilio de la Delegación Cubana.

El 29 de Marzo de 1896 dio aviso el señor Estrada Palma que, zanjadas las dificultades que había expresado en la reunión del día 22, podía la Sección Puerto Rico disponer lo necesario para que el General Rius Rivera entrase en el ejercicio de sus funciones como jefe de la proyectada expedición. Así mismo comunicó verbalmente al Presidente del Comité que había dado órdenes al señor José Eleuterio Hatton, residente en la Isla de Santo Domingo y Agente del Partido Revolucionario Cubano, para que pusiese a disposición del Directorio de Puerto Rico 300 carabinas y 600,000 cartuchos que allí tenía en depósito.[2]

En esos aprestos andaba el Comandante Rius Rivera, desde el mes de abril de 1896, cuando llegó a finales del mes de mayo del año 1896 a la República Dominicana. Rivera, traía consigo la carta del 24 de abril de 1896, que Don Tomás Estrada Palma, le había dirigido a José Eleuterio Hatton, representante del Partido Revolucionario Cubano en Santo Domingo, para comunicarle la misión de Rius Rivera y el proyecto que había respecto a Puerto Rico, y darle a la vez instrucciones de que separase unas 300 carabinas y municiones suficientes, de los pertrechos que había almacenados en la República Dominica.[3]

Tan pronto Don Eleuterio Hatton, se entera de la llegada del General Rius Rivera, acude a brindarle apoyo y a trazar toda una logística de guerra, que incluyen la obtención del apoyo del Presidente Ulises Heureaux.

Eleuterio Hatton, mediante misiva de fecha 26 de mayo de 1896, le informa a don Tomás Estrada Palma, de la llegada a Santo Domingo, del Brigadier Juan Ríus Rivera y le dice:

 “Habiendo llegado a mí noticia por conducto de un miembro del Congreso de que durante la presencia del C. Ríus y sus acompañantes en Samaná se había traslucido algo del proyecto de expedición para Puerto Rico, juzgué prudente de acuerdo con Ríus hablarle del particular a Lozano (Heureaux) y tengo el gusto de participarle que lo he encontrado dispuesto a apoyar la idea por creerla muy conveniente, pero opina que debe la expedición partir de ésa, donde se haría mucho menos sospechosa, agregando que en caso de hacerse la combinación está dispuesto a facilitar 40 o 50 hombres aguerridos que embarcarían en un lugar de la costa de esta isla que él designará a su tiempo, indicando a la vez estar dispuesto a contribuir con algunos recursos. Mañana me voy con Ríus para presentárselo y celebrar entrevista con él, y veremos la resolución que se acuerda tomar.

En  carta posterior, de fines de junio, decía Eleuterio Hatton:

El Brigadier Ríus le habrá enterado de los trabajos que se espera realizar en Puerto Rico…Lozano (Heureaux) está dispuesto y me ayudará con algo positivo; creo que lleva mucho interés en que se realice ese trabajo; allí hay algunos revolucionarios que le mantienen alarmado siempre…Antes de ayer vi a Lozano (Heureaux). Está conforme con los nuevos trabajos sobre Puerto Rico y nos apoyará. Me ha prometido tener listo un jefe experimentado con 80 hombres para apoyar. Esta noche tengo una entrevista con el señor de Samaná y dos más (?). Mañana volveré a ver a Lozano”[4].

Mediante misiva de fecha 24 junio de 1896, Mr. Egard Restorf le avisa al  Dr. J. Julio Henna, “que Rius desistía de servirle a Puerto Rico[5], además informaba que: “El Sr. Méndez se encuentra actualmente en esta combinando por encargo de Rius con el Sr. Hatton, agente de Cuba en ésta, lo conducente a que Aurelio Méndez hijo, el que fue a la comisión a P. R., vuelva a la Isla a preparar y efectuar el alzamiento por sí solo y probablemente con este objeto saldrá de aquí el 27 del corriente. Este proyecto parece no ser muy atinado cuando Rius que lo concibió no ha querido ejecutarlo él mismo, aunque sus grandes conocimientos militares y el prestigio de su nombre eran probabilidades de éxito; muy al contrario parece una completa y hasta criminal locura, pues como este joven carece del prestigio y representación que son indispensables, es de suponerse que solo muy poquísimos lo secundarán y al gobierno le será sumamente fácil destruirlo en el acto y aprovechar esa oportunidad para encarcelar y atropellar a nuestros compatriotas del resto de la Isla, que tendrán el derecho de hacernos responsables de su desgracia: no obstante no me he opuesto a nada, primero, porque respeto el derecho que cada uno tiene de ofrendarle su vida a la patria como más le plazca; segundo, porque una de las primeras cosas que se debe hacer es buscar el modo de introducir algunos fusiles que Hatton le enviará desde aquí y tercero, porque creo que en realidad nada hará, cuando llegue el momento de la práctica”.[6]

El 29 de junio de 1896 reunidos en Junta Directiva los miembros de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario, estando presentes: Presidente, J. J. Henna; Vice,

J. M. Terreforte; Secretario, M. Bososa; Secretario, J. Figueroa, en la oficina de estudio del Presidente Doctor Henna, con la asistencia del Delegado del Partido Revolucionario Cubano señor Tomás Estrada Palma, y el Brigadier General señor

Juan Rius Rivera, éste “relató la entrevista que tuvo lugar entre él y el Delegado cubano en Santo Domingo, señor Hatton; de la oferta de poner a nuestra disposición 350 rifles y parque que allí tenía reunido, y con el propósito de que lo utilizásemos en la guerra de Puerto Rico; del proyecto de hacerlos llegar a la isla por el islote del Desecheo; y de la entrevista que tuvieron él y el señor Hatton con el Presidente de la República Dominicana, el General Heureaux en la cual dicho gobernante prometió con todas las reservas consiguientes, dada su posición oficial, ayudarnos con armas, hombres y recursos[7]. En vista de la importancia de esta valiosa información, la Junta Directiva juzgó conveniente invitar al General Rius Rivera a otra reunión, la que fue agendada para el 6 de julio de 1896 a las 8:30 p.m. Y no habiendo otro asunto que tratar, se despidieron del General Rius Rivera, continuando la sesión con los miembros de la Directiva presentes. “Luego de cambiarse opiniones acerca del rudo golpe que acababa de sufrir la revolución de Puerto Rico con la retirada del señor Rius, y sintiendo la casi imposibilidad de poder reemplazarlo se decidió celebrar otra reunión de los miembros del Directorio el jueves 30 de Junio, con lo cual se dio por terminada la sesión a la una y media de la noche[8].

El Directorio de Puerto Rico[9], en fecha 9 de Julio de 1896, “acordó nombrar Agente especial en la capital de la República de Santo Domingo al señor Eleuterio Hatton, en virtud de los valiosos servicios que viene prestando a Puerto Rico, y los que lo hacen acreedor a nuestra gratitud[10]. En la Sesión del Directorio, de fecha 5 de septiembre de 1896, “se leyó una carta del Sr. Eleuterio Hatton en la que manifiesta que acepta provisionalmente el nombramiento de Representante especial en la capital de la República Dominicana, del Directorio revolucionario de Puerto Rico[11]. El día 10 de septiembre de 1896, el Agente Espacial, señor José Eleuterio Hatton, le informaba al Directorio de Puerto Rico, “tener una goleta a sus órdenes por poca cosa relativamente al servicio que ha de prestar[12].

El 25 de octubre de 1896, el Directorio de Puerto Rico, conoce el detalle que les ofrece Eleuterio Hatton, “de las armas y municiones que tiene en Sto. Domingo a nuestra disposición por orden de la Delegación Cubana.

Las armas son: 250 carabinas largas, Remington, calibre 43 español; 300,000 tiros, un millón fulminantes y 6 aparatos para cargar cartuchos[13].

Según el historiador Delgado Pasapera, Rius Rivera, en compañía de Hatton, había visitado al presidente Ulises Heureaux, quien les prometió ayuda, pero en realidad actuaba con doblez, pues consentía la actuación ilimitada de la inteligencia española, de modo que el cónsul de la corona ibérica mantenía informados a sus superiores de todos los pasos de los revolucionarios[14].

A pesar de todos los esfuerzos realizados por el General Rius Rivera, “y de haber puesto el Delegado a su disposición, según cartas de aquél a éste, del mes de mayo, «elementos de guerra suficientes para emprender la campaña armada en Puerto Rico en el plazo más breve posible», no se logró que estallase el movimiento armado en Puerto Rico, pues no había en la isla organización alguna, ni elementos suficientes para continuar la guerra[15].

Ante estas invencibles dificultades, y no deseando perder más tiempo, Rius Rivera se dirigió a Nueva York y después de entrevistarse con Estrada Palma, marchó a Cuba, en la expedición de Three Friends, que llegó a la costa sur de Pinar del Río el 8 de septiembre de 1896, y el material de guerra destinado a Puerto Rico fue utilizado en la revolución cubana, resolviendo desde entonces el Delegado, como expresa en su carta de 8 de agosto de 1896 al señor J. E. Hatton, de Santo Domingo, «no dar autorización para gastar un solo centavo en lo de Puerto Rico», dejando el porvenir de ésta “a lo que hagan los directamente interesados en la cuestión de esa isla[16].

“Unos tres meses más tarde, a fines de 1896, ante la insistencia de una parte de las emigraciones, el delegado ofreció un préstamo de $160, 000, pero no en efectivo, sino en bonos, y Hatton, agente especial en Santo Domingo, informaba tener dispuestas, por orden de aquel, 250 carabinas Remington, un millón de fulminantes, 300,000 cartuchos y seis cargadores de estos. No obstante, hasta los primeros días de enero habían recibido solamente $40,000, y la entrega del resto se pospuso con el argumento de que se preparaba una gran expedición para Cuba, que encabezaría el general Carlos Roloff, la que recibía preferente atención en aquellos momentos”[17].

El 24 de enero de 1897, se reunió el Directorio de Puerto Rico, para despedir al delegado en Santo Domingo señor Méndez Martínez, y para dar instrucciones al señor Nicolás Cárdenas, antes de su marcha para la referida república, dejando establecido que: “es entendido que todas las entrevistas que tenga el señor Cárdenas con Lozano[18], las hará acompañado del señor Hatton, Agente Especial nuestro en Sto. Domingo, no sólo porque este ha sido el deseo expresado por Lozano, sino para que haya mejor constancia para el porvenir, ya que es imposible hacer estos compromisos por escrito[19].

No. 29.

New York, Noviembre 16 de 1897.

Señor J. E. Hatton,

Santo Domingo.

Estimado compatriota:

Sin ninguna suya ha que tener el gusto de referirnos, y en la confianza de que ha llegado usted felizmente a esa Capital, tenemos hoy que molestar su ocupada atención para suplicarle la comisión siguiente:

Para usted no es un secreto la conducta que de algún tiempo a esta parte viene observando el Gobierno Dominicano con relación a todo lo que se refiere a nuestros trabajos; yendo hasta el extremo de entregar a las autoridades españolas a portorriqueños desgraciados que, imposibilitados de vivir en su país por sus ideas demasiado liberales, habían creído encontrar en el suelo dominicano lo que se les negaba en el suyo: garantía individual.

Usted convendrá con nosotros que esto no era lo que debíamos esperar de las promesas hechas a usted y a nuestro compatriota Rius Rivera; máxime cuando por nuestra parte podemos probar haber procedido con todo el sigilo y la prudencia que el asunto requería.

Suponemos que tampoco será un secreto para usted la noticia de que el General A. F. Morales desde hace algún tiempo está en inteligencia con nosotros para capitanear la Revolución de Puerto Rico; noticia que conoce también ese Gobierno, y que al pasar Morales recientemente por esa Isla con destino a St. Thomas, fue delatado por el General Heureaux al Gobernador Marín, de Puerto Rico; dando por resultado el que éste despachara los cañoneros Concha e Isabel la Católica para que vigilasen y capturasen la supuesta expedición que intentaba llevar Morales a Puerto Rico.

Este último acto es tan elocuente y dice tanto sobre lo que debemos fiar de ese Gobierno, que nos evita el trabajo de comentarlo; él por sí se comenta.

La comisión que tenemos que suplicarle, es la siguiente: «que procure avistarse con el General Heureaux y le exija una contestación categórica a las proposiciones que por conducto de su Delegado en Puerto Plata, don Manuel Cocco, su socio en Sánchez, don José A. Puente, y su comisionado en St. Thomas don Emilio Bordas, le hizo el General Morales solicitando de él una entrevista que podría verificarse en cualesquiera de los puertos de la República Dominicana que él tenga a bien designar, y donde toquen los vapores de la Compañía Hamburguesa o de la Trasatlántica Francesa; a fin de probarle que las gestiones de Morales en nada se relacionan con la política dominicana; contando Morales que, una vez entendidos, podrá el General Heureaux prestar valiosísimos servicios a la causa a la cual Morales espontáneamente ha resuelto dedicar todas sus energías y ofrendar gustoso su vida.

Dada la excelente amistad que le liga a usted al General Heureaux, su tacto exquisito y su bondad para con nosotros, no dudamos que de serle posible nos complacerá llevando a efecto esta comisión que, como verá usted, envuelve grandes trascendencias para nuestra causa.

Con gracias anticipadas, y en espera de su contestación, favorable o adversa, quedamos sus siempre afectísimos amigos y compatriotas.

Por el Directorio,

R. H. Todd,

Secretario.

No. 30.

San Isidro, Diciembre 5 de 1897.

Señor R. H. Todd,

New York.

Distinguido señor y compatriota:

A la vista la de usted de Noviembre 16, que recibí antes de ayer.

He solicitado una entrevista del General Heureaux y la aplaza para después de la salida del vapor que será portador de ésta; entonces me ocuparé del encargo que me hace usted a nombre del Directorio, y haré cuanto esté de mi parte porque se conceda la entrevista que se desea, aunque no creo lograr más que los señores que usted menciona: Puente, Cocco y Bordas. Prometo hacer todo esfuerzo, y por primera ocasión les avisaré el resultado.

Quedo de usted fiel amigo y compañero,

J. E. Hatton.


[1] José Martí. Bases del Partido Revolucionario Cubano. Centro de Estudios Martianos. Editora Política. La Habana, 1978.

[2] Memoria de los Trabajos Realizados por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano 1895 a 1898. Imprenta de A. W. Howes, 115 Park Row. New York City. New York Public Library. Página 8.

[3] Alberto A. García Menéndez. “Cuba y Puerto Rico en la vida de Rius Rivera”. Oficina del Gobernador de Puerto Rico. La Fortaleza. Oficina de Asuntos Culturales. Página 17.

[4] Emilio Rodríguez Demorizi. Martí en Santo Domingo. Fundación Rodríguez Demorizi. Vol VII. Gráficas M. Pareja. Barcelona. España 1978. Páginas 533 y  534.

[5] Memoria de los Trabajos Realizados por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano 1895 a 1898. Imprenta de A. W. Howes, 115 Park Row. New York City. New York Public Library. Página 52.

[6] Ibídem. Página 53.

[7] Ibídem. Página 170.

[8] Ibídem. Páginas 170 y 171.

[9] Junta Directiva de los miembros de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano.

[10] Memoria de los Trabajos Realizados por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano 1895 a 1898. Imprenta de A. W. Howes, 115 Park Row. New York City. New York Public Library. Página 173.

[11] Ibídem. Página 175.

[12] Ibídem. Página 182.

[13] Ibídem. Página 185.

[14] Ibrahim Hidalgo Paz. Puerto Rico en el Partido Revolucionario Cubano. 1895-1898. Página 91.

[15] Emilio Roig de Leuehsenring. Hostos, Apóstol de la Libertad y la Independencia de Cuba y Puerto Rico. Municipio de la Habana. Administración del Alcalde Dr. Antonio Beruff Mendieta.1939. Página 59.

[16] Ibídem.

[17] Ibrahim Hidalgo Paz. Puerto Rico en el Partido Revolucionario Cubano. 1895-1898. Página 92.

[18] Se refiere a Ulises Heureaux.

[19] Memoria de los Trabajos Realizados por la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano 1895 a 1898. Imprenta de A. W. Howes, 115 Park Row. New York City. New York Public Library. Página 194.

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