Por: Iván De La Cruz
— Segunda Parte —
La vida nos destina el lugar donde abriremos nuestros ojos a la luz de la existencia, y de igual manera, en que destino esos mismos ojos se cerraran a la oscura luz de la muerte. Nadie posee el don divino de predestinar el sitio en donde podrá dar el primer grito de vida, al toque de los primeros rayos de sol quemando sus tenues pupilas.
El privilegio divino del Altísimo nos premió abriendo “Nuestras ventanas Oculares” a la majestuosa luz del astro Sol en esa localidad situada a orillas de la Bahía de Neyba, la cual es bañada por las aguas del mar caribe: “Barahona”. Así fue como dimos el primer grito de guerra cuando llegamos al mundo de los vivos en la costa de la Perla del Sur. Allá rompimos fuente en el vientre de nuestra madre, pero nuestros primeros Dieciséis (16) años los cumplimos, y los vivimos en una pequeña comarca, que en aquel entonces todos conocían con el nombre de Batey Central, del Ingenio Barahona. A la que simplemente llamaban: “El Batey”… Y ya.
Treinta y siete (37) años me separan de aquellos caminos que nos llevaban al sitio que antes conocimos como “Batey Central”, al cual pasado los tiempos, y dejando en el olvido la memoria histórica que le dieron forma, hoy se conoce como “Villa Central”. El mismo territorio, pero con sus nuevas limítrofes territoriales, y que hoy ya no es “Batey”, sino que ahora es “Villa”.
El hoy llamado Villa Central, el mismo pedacito de tierra que ayer fue Batey Central, y que por decisión unilateral de varios “Hijos del Batey”, quienes en libre albedrio, y en libérrimos amoríos con otros interesados del entorno Barahonero Provincial, se permitieron el lujo autoritario de cambiarle el nombre, para lo cual llevaron a cabo el proceso de “Aplicarle la Mocha”, en un vano esfuerzo por borrar las vivencias que para algunos se mantienen intachables, inamovibles, intocables e inmaculadas en nuestras mentes, y corazones.
– Que el tiempo pasa, y que en su paso todo lo cambia, todo lo desdobla, y todo lo transforma: “Eso es verdad, y se acepta”.
– Que el calendario no se detiene, y que lo que ayer fue, ya no es hoy, y que lo que es hoy, ya nunca volverá a ser lo que ayer fue: “Eso también es verdadero, y también se acepta”.
– Que el pasado, ya pasó… Y que el hoy presente, mañana será pasado: “Esto de igual manera es real, y de la misma forma lo aceptamos”.
– Que los pueblos tienen que dejar atrás lo pasado para avanzar a presente, y seguir andando para crear el futuro: “Esto es realmente lo esperado, y entre aplausos lo aceptamos”.
Lo que por nada de éste mundo aceptamos, ni aceptaremos, es que con el cambio de “Batey” a “Villa” nos sean arrancadas las bases esenciales que moldearon una forma de vida pintoresca, y muy particular de aquel sano entorno Bateyero, y junto al cambio de nombre también se pretenda darle “Mocha”, y “Machete” a la historia, la memoria, las buenas costumbres, las vivencias, de los pilares de aquellos tiempos, en que un grupo de hombres y mujeres valientes, luchadores, virtuosos, sacrificados, batalladores, verdaderos “Titanes”, solo comparados a los Ciclopes mitológicos de las Leyendas Griegas, que cual Bravos Guerreros Espartanos se erigieron como “Colosos Bateyeros”, desafiando las furiosas tempestades que en aquellos días se les caían encima como Espadas de Damocles, y dieron en sacrificio su trabajo, su entrega, su sangre, su sudor, y sus vidas, para dejarnos un Legado, y una mezcla de Razas, los cuales han sido borrados de un “machetazo”, cual si se tratara de cortar una caña en tajos.
Quédense los que quieran quedarse con su “Villa Central” Moderna. Con sus numerosos Barrios violentos. Con su infernal Motoconcho. Con su eterno “Teteo”. Con sus Pandillas Barriales. Con sus Tiroteos incontrolables en horas de la noche (Incluso de día). Con su zozobra de Vida. Con el Sub-Producto Toxico del Carbón Mineral quemado por el Consorcio Azucarero, y la Planta Generadora de Electricidad, que de a poco poquito los está matando. Con su “Cayo”, sus playas y su litoral marítimo moribundos, y contaminados… Quédense Con su “Desarrollo”, con su Modernismo, y con su Progreso (¿¿??).
Yo me quedo atrapado en el pasado. Me quedaré en mi “Batey Central” Atrasa´o… Con su Cachipa del Ingenio Barahona, que solo ensuciaba, y ya… con su “Cayo”, y sus playas saludables, donde hacíamos vida social sin ningún miedo a contaminación ninguna. Con su diminuta división barrial conocida por todos, y en donde podíamos ir “Dando Canillas” desde el Juan Pablo Duarte (El Barrio), a la Playa de Las Salinas, sin miedo ninguno a ser víctimas de robos, o atracos. Con sus gentes de “A pie” que te saludaban con el saludo más grato, y que estaban pendientes a lo mínimo que te pudiera suceder. Con su vida tranquila en total hermandad sincera, donde todos éramos Hermanos, Hijos de distintos Padres, Habitantes todos de una Familia Enorme, y que habitaba en diferentes Casas, donde el problema de uno, era el problema de todos, y donde podía solicitar del otro su ayuda, y su socorro a cualquier hora del día, y ni decir de la noche.
Me quedo con Mi Batey Central de antaño. Con la Barrita de Olga, La Compraventa de Quiterio, la Panadería de Quintín, los Mabí de Divina, los Dulce de Maní de Osamí, los Jalaos de Felipa, los Panes de Miana, el Maní Totao de Sanclú, los Bicuite de Yequi, los Coconetes de la casa de Daysi, el P´ecao de Braudilio, el Colmado de Tatán-Lelán, el Bar Danubio Azul, el Bar el Gaucho, El Colmado de Trujillito, el ambiente del “Bonche”, la Barra de Suna, el Taller de Ebanistería de Manolo Chaparrá, el Colmado de Chea, el Taller de Marañón, La Escuela de Fuche (Los Blocks), el Colegio Ntra. Señora Perpetuo Socorro / La Iglesia Católica, el Colmado de Yemena, El colegio de la Profesora Socorro, la Escuelita-Hogar de Balín-Biché, el Country Club, el Supermercado-Panadería de los Montes de Oca, el Colmado de Francia, el Club Juan Pablo Duarte, el Colmado “El Gallo”, la Pollera de los Mendieta, el Colmado de Marina Tonos, la Pileta de Sinó Tidé, la Medicina Tradicional de Ana Amador (Curandera), la Original Escuela Anaima Tejeda, la Hortaliza de los López (ChiChí-Corporino), los Montes de Chito (Potrero), El Hospital Viejo, la hortaliza de Amador-Tabaquito, la Sastrería de Manolao (Calle 9), la Cancha del J. P. D… La Sabana (Hoy UCATEBA)… Con ese Batey Central me quedo.
Me quedo con el saludo afable, y el abrazo sincero de sus grandes hombres como Cologüí, Don Tulio Mercedes, Antonio Romelí, Juan Meniao, Don Diloné, Toribio, Fuche Martínez, Yuni (La Chula), Fausto Brito, Malo-Diente, Sopito (El Caballo), Dorito, Chito Feliz, Anulfo Ortiz, Fofito, Fernando Román, Lalao Espinosa, Bienvo Potter, Garí, Mendieta, Cochinito, Diógenes Suero, Juan Gerónimo, Macho-Gúa, Calucho, el Maestro Lulin, Manuel Diógenes, Garrido, Ventura, Macana, Marañón, Carlos M. Carnielle, Cocolo Ross, Hugo Vélez, Meraldo Feliz, Valentín Monarca, Don Ducasse, Don Andrés Adolphus (André Adolfo), Paragüita, Constantino, Roberto Payano, Don Elí, Jorge Feliz, Dotor Medina, Gustavo Philips, Picho Padilla, Macho Kelly… Y de muchísimos más señores honorables, algunos ya dormidos en los brazos del Altísimo.
Me quedo con las enseñanzas, y los sanos consejos de sus Damas ejemplares, como Doña Anaima, Epifania, Lín, Catulia, Mercedes Batista (Canario), Chocha Espinosa, Fior, Lerida, Chea, Sonia-Cocolo, Paquita-Garrido, Mella Román, Albida Dotel, Yiya, Osamí, Socorro, Albida Santana, Negra-Coi, Tatica-Fofito, Pepa, Melliza, Nela, Cucusa, Martina-Anulfo, Doris, Julianita, Manuela, Finín, Grecia-Otto, Kakén, Vianela-Guillermo, Alicia-El Amigo, Gisela-Quiterio, Ñoña-Dorito, Chela, Joyita Nin, Mercedes Espinosa, Estelita Coss, Balín-Biché, Juana la Turca, Boyo-Baraine, Olga, Alejandrina (Lé), Fresolina (Fré), Francia-Marino, Doris-Julio Carrasco, Iris / Flor Pineda, Matilde-Pompeyo, Cristina Díaz, Neida, Chuchú-Yuté, Felipa (Jalao), Nimia… Y otras tantas más, que predicaron con ejemplo de vida.
El paso del tiempo no lo detiene nada, ni nadie. El curso del calendario no se para aunque lo manden a detenerse. Con el paso de los años vienen los cambios. Todo cambia, y se transforma. Los cambios positivos son buenos, y necesarios: “Nada es para siempre”… Entendido todo eso simplemente nos queda aceptar los cambios que la vida nos impone. Que ya el “Batey Central” ahora es “Villa Central”, que lo de “Batey” fue cambiado por “Villa”, y que con su cambio llegaron otros tiempos otras brisas, y otros aires cargados de su “modernismo”, eso lo vemos como positivo, siempre y cuando con ese “Cambio” no se pretenda (Como de hecho acontece) Suplantar, Borrar, Quitar, Eliminar, Reescribir, Suprimir, Separar, Descartar, o Excluir la Memoria Histórica de aquellos tiempos, y los nombres de esos Hombres, y Mujeres, quienes con sus hazañas hicieron “Camino al andar” transitando los duros caminos que les tocaron caminar, y que con su accionar nos dejaron como herencia el mejor ejemplo de vida.
Entonces: “Es ‘El Batey’, mi Batey?” – Buscando esa respuesta me subo en la máquina del tiempo para rememorar los tiempos ya idos, y sus vívidas vivencias, regresando a cuando jugábamos sanamente a ser “Maquinistas” de la Vieja Locomotora “Changi-Changi”, y allí donde estaba ubicada originalmente en la “Bajaita” de la Casa del Administrador, montados en ella nos íbamos al fin del mundo, y finalizado nuestro recorrido regresábamos a la entrada del “Batey Central”, cruzábamos la carretera que iba al “Pueblo”, pasábamos la Vía Férrea, y nos adentrábamos entre los matorrales de Mangles, para luego zambullirnos en las aguas salobres del Canal trasero de la Playa “El Cayo”… Eso solamente se podía, y se puede volver a repetir innumerables veces, solamente en aquel Batey eterno, en ese Batey Central de siempre… Huellas imborrables, que en “Villa Central” son imposibles de caminarlas, ni de andar sobre sus marcas dibujadas por los pies descalzos, de aquellos chiquillos que fueron verdaderamente felices, y hoy es que realmente nos damos cuenta de que éramos millonarios, y no lo sabíamos.
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