La expedición de Playa Caracoles. Una epopeya que vivirá por siempre en el sentimiento nacional.

Por José A. Mateo Gil.

El relato de los hechos históricos protagonizados por nuestros ancestros, no se detiene en una simple narrativa de los acontecimientos del pasado, sino que sirve como ejemplo para que las futuras generaciones no cometan los mismos errores de los hombres y mujeres que nos antecedieron. El hombre, que es el actor principal y protagonista de lo que de él se escribe, es reconocido y exaltado en la sociedad, no como inicia sus proezas en la trayectoria de su vida, sino como terminan en el ocaso de su existencia. El 2 de febrero de cada año debe ser recordado como el día de la liberación nacional. Fue en esta fecha, el desembarco de Playa Caracoles, donde nueve valientes hombres, con Francisco Alberto Caamaño Deñó a la cabeza, pisaron tierra dominicana con el firme propósito de crear focos guerrilleros en todo el territorio nacional para destituir al entonces Presidente Dr. Joaquin Balaguer.

Francis Caamaño, como sus amigos y la gente de su entorno llamaban, fue un militar de carrera que dejó huellas en la vida democrática de la República Dominicana. Nació un 11 de junio de 1932, en San Juan de la Maguana, en el seno de una familia de tradición militar. Hijo de Fausto Caamaño, quien ocupó el cargo de secretario de las fuerzas armadas de régimen de Trujillo. Francis, siendo muy joven, en su estadía en los cuerpos castrenses se graduó de alférez de la Marina de Guerra. Luego, en los últimos años de la dictadura de Trujillo, con el rango de Mayor, dirigió el cuerpo represivo de los cascos blancos, una dependencia de la Policía Nacional del régimen. Más adelante, y antes de casarse con la gloria, formó parte de la matanza de Palmasola. A raíz de la muerte del General de brigada Rodriguez Reyes quien comandaba la tropa, el entonces Coronel Caamaño, asumió la responsabilidad de dirigir la operación de Palmasola, resultando gravemente herido en este conflicto.

No es hasta la revolución del 24 de abril de 1965, cuando cobra notoriedad la figura Francisco Alberto Caamaño Deñó. La muerte en combate de Rafael Tomás Fernández Domínguez, el 19 de mayo de 1965, quien fuera hasta ese momento el líder de la revolución de abril, murió en el intento de asaltar el palacio nacional para restituir al Presidente Juan Bosch, quien había sido víctima del golpe de estado el 25 de septiembre de 1963. Este terrible acontecimiento, fue la gota que llenó la copa para que Caamaño, íntimo amigo del malogrado coronel, se integrara a liderar la lucha del pueblo por el retorno a la constitucionalidad. A partir de entonces, atrincherados en el puente Juan Pablo Duarte, Francis Caamaño y un puñado de hombres y mujeres, civiles y militares, impidieron el avance de los golpistas de san isidro.

Es en esta circunstancia, es que el Coronel Caamaño asume el control de la lucha constitucionalista, abandonando a los grupos militares golpistas, con el General Elías Wessin y Wessin a la cabeza. La valentía exhibida por Caamaño, junto Montes Arache, quien dirigía el Cuerpo de Hombres Rana, y Rafael Fafa Taveras, en representación de la izquierda dominicana, entre otros tantos hombres de valor incuestionable, combatieron con gallardía contra los militares golpistas. En lo adelante, batallas épicas se libraron en la capital dominicana. El llamado del Dr. José Francisco Peña Gomez, a que el pueblo se tirara a las calles para luchar por el retorno a la constitucionalidad, fue acogido por un segmento importante de la población. Este movimiento prendió en todo el país, de todos los pueblos del interior llegaban hombres y mujeres para sumarse a la lucha.

La inminente derrota que se veía venir para los golpistas de San Isidro, provocó que Wessin, ante un estado de desesperación por no poder controlar a los constitucionalistas, acudió a llamar a los EEUU pidiendo su intervención para que estabilizaran el país. La invasión yanqui no se hizo esperar, cuatro días después de iniciada la guerra, el fatídico 28 de abril de 1965, desembarcaron 42 mil marines, bajo el alegato de que era Fuerza de Paz enviada por la OEA para proteger a los ciudadanos norteamericanos y sus intereses. Esta organización internacional siempre se ha comportado como brazo ejecutor del imperio del norte. Con la llegada de las tropas interventoras, la ciudad de Santo Domingo se fragmentó. Por un lado, la zona constitucionalista ubicada en ciudad nueva. Y por otro lado, la zona contralada por los invasores y sus aliados golpistas. El pueblo abrazado a la causa constitucionalista, dirigida por Francis Caamaño, enfrentó a sus oponentes como solo lo hacen las naciones que derraman su sangre para preservar la soberanía de estados libres e independientes de toda potencia extranjera, tal como la consignaron los padres de la patria: Duarte, Sanchez y Mella; y Luperón, entre otros valientes dominicanos.

Los interventores no pudieron doblegar a los constitucionalistas, tuvieron que negociar con el Presidente Caamaño, que había sido elegido como Presidente de la República el 3 de mayo de 1965, legitimado por el congreso electo del período 1963-1967. En el fragor de la guerra, se activaron los aprestos de buscar una salida que pusiera fin al conflicto. El 3 de septiembre de 1965, cinco meses después de haber asumido la presidencia de la república, Caamaño Deñó, mediante un discurso a la nación en el Parque Independencia de la capital dominicana, como resultado de una negociación con sus oponentes, entrega el mando a Héctor García Godoy, quien asumió la presidencia de manera provisional para organizar nuevas elecciones.

La traición el irrespeto, la desconsideración y la incapacidad de los golpistas y sus aliados del norte para cumplir con los acuerdos y la palabra empeñada, el 19 de diciembre de 1965, cuando Caamaño y un grupo reducido de los constitucionalistas fueron emboscados en el Hotel Matum de Santiago, en momentos en que estos asistían a una misa en el cementerio municipal de esa ciudad, en conmemoración de los 6 meses de la muerte en combate de Rafael Tomás Fernandez Domínguez. La tumba de éste, había sido minada con C-4, pero el equipo anti bomba que acompañaba a Caamaño, la desactivaron evitando una catástrofe sin precedentes en la historia dominicana. El lider constitucionalista y sus seguidores, escucharon disparos y se internaron en el hotel, que minutos después fue rodeado por fuerzas del gobierno provisional, librándose una allí una batalla desigual. Pero eso no impidió que los constirucionalistas se defendieran, aún con la pocos armas tenían encima, porque las armas de guerra estaban el baúl de los vehículos de cada uno de ellos. Nunca se imaginaron de serían atacados a traición y de manera tan salvaje Luego de varias horas de bombardeos y disparos, una jugada maestra de Caamaño impidió el exterminio de todos los presentes, fue cuando el cónsul de EEUU en Santiago le pidió a Caamaño que le permitiera sacar a 18 norteamericanos que estaban hospedados en el hotel, a lo que éste se negó diciendo enérgicamente que del hotel no salía nadie. Con esta iniciativa, los constitucionalistas pudieron salvar sus vidas y lograr una salida negociada con el gobierno. En esta batalla murió el combatiente de abril Lora Fernández, primo del coronel Fernández Domínguez.

Como resultado de la negociación en el intento de asalto al Hotel Matum, Francis entregó los 18 norte americanos a las autoridades de turno, y éste fue enviado a Londres como agregado militar, el 22 de enero de 1966. Esta acción constituyó una especie de destierro larvado o lo que lo mismo exilio político. Una vez en Londres, el líder abril inicia una jornada de estudios, preparándose para darle forma a sus proyectos futuros. De Londres se va clandestinamente a Holanda, donde se reúne agentes cubanos, quienes de inmediato proceden a llevarlo donde Fidel Castro. Es precisamente en tierra cubana donde recibe entrenamiento militar y empieza a incubar la idea de invadir a la República Dominicana para derrocar el gobierno de mano dura del Dr. Joaquín Balaguer, por considerarlo como la continuación de la dictadura de Trujillo, pero sin Trujillo. En efecto, luego de varios años de entrenamiento en la isla de cuba, el 2 de febrero de 1973, llega Caamaño a Playa Caracoles, por la bahía de Palmar de Ocoa, en Azua. En el acto, se internaron en las montañas de la cordillera central de la República Dominicana, con el propósito de crear focos guerrilleros en todo el país para tumbar el gobierno de Balaguer. Esta incursión solo contaba con ocho hombres bajo la dependencia del héroe de abril.

De acuerdo a reconocidos historiadores y testigos de excepción, campesinos de la zona atemorizados por la guerrilla y la represión del gobierno de turno, delataron a los guerrilleros, informándole al ejército persecutor su ubicación. Trece días después del desembarco, el ejército dominicano, con Ramón Emilio Jimenez Reyes, Enrique Perez y Perez, y Juan Rene Beauchamp Javier a la cabeza, apresaron y fusilaron a Caamaño y algunos de sus ocho compañeros. Solo salvaron sus vidas Hamlet Germann, que fue apresado y presentado a la prensa, y Claudio Caamaño que pudo escapar y llegar a la capital para asilarse en la Embajada de México. En este escenario fue que se desenvolvió la invasión de Playa Caracoles, donde el Dr. Balaguer puso fin, no sólo a la guerrilla, sino a la vida de un hombre que logró conquistar la inmortalidad en la memoria del pueblo dominicano.

El Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó se casó con la gloria, en el preciso instante en que se colocó al lado del pueblo en la revolución de abril de 1965. Pero no se detuvo ahí, consolidó esta posición en los registros de la historia, cuando defendió la soberanía nacional al enfrentar a la fuerza interventora de los EEUU. Nunca se doblegó, nunca dio un paso atrás, y ofrendó su vida para impedir que la república claudicara ante los aprestos del retorno de la dictadura, sin el dictador. La historia dominicana cuenta con una cantera de hombres y mujeres que han defendido la patria, algunos de ellos se han quedado en el camino, como es el caso de Pedro Santana, que empezó bien, considerado por algunos, en el inicio de carrera militar y política, como primera espada de independencia nacional. Sin embargo, desvió su camino, terminando su carrera política como un traidor a la patria, por anexar la República a España. En tanto que, Francis Caamaño, a diferencia de Santana, empezó su carrera militar con episodios que no lo enorgullecieron, pero al final de su vida se convirtió en un héroe nacional por haber dado un giro de 360 grados, respecto a su visión en el ámbito militar y político en favor del pueblo dominicano. Hoy por hoy, Francis Caamaño solo es comparable con hombres de la talla de Gregorio Luperón y sus acompañantes

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