Por: Alfredo Ferreras.
Tengo la esperanza, que alguna vez serán revisados, tanto el santoral de la religiosidad popular, como los beneficiarios de las asignaciones de la geografía política y las salas capitulares de los ayuntamientos.
Estamos saturados de nombres para pueblos, calles, parques, etc; que son verdaderos oprobios para el ciudadano y para las comunidades que tienen la desgracia de ostentarlos, asimismo, hay nombres injustamente olvidados; pero, no obstante a este olvido interesado o fruto de la crasa ignorancia, su fuerza moral gravita pesadamente resistiendo el paso de las décadas.
Son muchas las injusticias históricas que se han cometido y se cometerán en el tópico referido en el párrafo precedente. Considero, que las grandes víctimas de esta forma de injusticia son los hombres y mujeres cuyas vidas fueron consagradas sin reservas al noble apostolado de la educación.
Hombres y mujeres que, sin reserva alguna, dijeron sí al llamado y comisión de la Providencia, para obrar; a través de la educación, verdaderas cruzadas de liberación de seres humanos configurados a imagen y semejanza de Dios; y también, de comunidades irredentas e injustamente olvidadas. No es aceptable que estos verdaderos revolucionarios sean retribuidos con una tumba olvidada.
En el orden ya expresado, es para mí una rebosante mezcla de orgullo, satisfacción y regocijo, compartir una síntesis de lo que fue la vida de una maestra de tiempo completo; una maestra cuyos valores espirituales, cívicos y morales eran componentes esenciales e inseparables de su magisterio; una maestra con quien la sociedad dominicana y, de manera muy especial, la comunidad y sociedad barahoneras estamos profundamente endeudadas: DOÑA RUTH LAJARA DE REYNA, fundadora, junto a su esposo, RVDO. ERASMO REYNA, DEL COLEGIO «BARNEY NEWTON MORGAN», en esta ciudad de Barahona.
Ruth Lajara nació en La Romana el 18 de mayo de 1926. Desde su primera adolescencia comprometió su vida con el transformador y vivificante mensaje del evangelio de Jesucristo.
En su juventud, Ruth Lajara fue destacada líder de la IED, en su natal ciudad; ofreciendo su colaboración en el coro, la sociedad de jóvenes y, por sus dotes potenciales de educadora, era pieza vital de la escuela dominical de su congregación.
Realizó los bachilleratos en ciencias físicas y matemáticas, y en naturales. Mientras cursaba estos grados, acumulaba experiencia en la actividad magisterial.
En Octubre de 1946 Ruth Lajara contrajo matrimonio con el ciudadano cubano Erasmo Reyna; éste había llegado al País para servir como obrero en el Central Romana, no era pastor ni miembro de la IED; pero Dios, a través de Ruth, tenía reservadas para él tareas muy distintas a las que vino a realizar en RD. De esta unión matrimonial nacieron cuatro vástagos: Cachiro, Juanita, David y Carlos Manuel (Carlos Manuel –Carlitos-, aún muy joven, falleció en trágico accidente automovilístico).
Ruth acompañó a su esposo en su recorrido pastoral; además, fue asistente del pastor en La Romana y del Dr. Barney N. Morgan, en la Primera Iglesia IED de SD; destacándose siempre en la visitación, en el ministerio educacional y en el trabajo con las sociedades de damas.
Ruth Lajara fue presidenta de la Asociación de Jóvenes de la Igelesia Evangélica Dominicana, elegida en 1945. También fue presidenta de la Asociación de Damas, elegida en 1952 (única persona que ha ocupado ambas presidencias).
Cuando Erasmo finalizó sus estudios de Filosofía en la Universidad de Santo Domingo y fue enviado a estudiar teología al Seminario Evangélico de Matanzas(en ambos casos, enviado por la IED), Cuba; Ruth le siguió con sus hijos. Allí continuó brindando su colaboración en el ministerio educacional. Erasmo finalizó sus estudios teológicos en 1952, regresaron al País; siendo asignados a la Iglesia Evangélica Dominicana en esta ciudad de Barahona.
En 1952, establecidos ya en esta ciudad de Barahona y en pleno ejercicio de su ministerio pastoral, cuando Doña Ruth y Erasmo escogen la parte este para construir el templo de la Iglesia Evangélica Dominicana y plantar el Colegio «Barney N. Morgan», miraron hacia donde estaban las necesidades; un área despoblada, rodeada de malezas y teniendo la proximidad de las montañas como verjas naturales; pero ellos (especialmente ella, la maestra), no buscaban campos sembrados, buscaban donde sembrar; no querían disfrutar de una área desarrollada, quisieron ser parte de los sacrificios para desarrollar otras áreas.
Tal como se puede apreciar en la imagen adjunta (tomada en 1955), muchos años después del establecimiento del Colegio Barney N. Morgan, todavía los alrededores de éste estaban despoblados. Considerar que, en 1952, para establecer una institución educativa en este espacio geográfico, necesariamente se requería una visión más allá de la normal y sentirse profundamente identificado con una comunidad donde las oportunidades para recibir formación integral estaban tímidamente provistas.
Es importantísimo destacar, que para la Iglesia Evangélica Dominicana, el ministerio educacional es tarea irrenunciable de las obligaciones pastorales; por tanto, necesaria y preferiblemente, la esposa de un pastor tiene que tener un refinado y distintivo olfato para este campo. En Doña Ruth Lajara de Reyna este olfato estaba amplia y amorosamente desarrollado.
«Incomparable y fecunda» son las palabras que mejor describen las aportaciones de los esposos Reyna-Lajara para esta ciudad de Barahona; pero el impacto más sobresaliente, relevante y trascendental, fue la fundación del Colegio Barney N. Morgan.
Si nos posicionamos en el presente, la tarea de establecer una institución educativa tiene una dimensión eminente y primariamente empresarial, las regulaciones son flexibles; la evaluación por parte del Estado, insignificante y la educación pública en progresivo deterioro; pero, si hacemos un ejercicio retrospectivo y nos situamos en 1952; 60 años atrás, en esta remota Barahona del Sur, como solía llamársele; instalar una institución de educación privada de las dimensiones y prestigio del Colegio Barney N. Morgan, imponía un compromiso irrenunciable con Dios, con la comunidad y con el ministerio educacional. Respecto a la planta física, enormes fueron los sacrificios, pues en ningún tiempo la abundancia de recursos ha estado a la orden de día.
Doña Ruth de Reyna desplegó los esfuerzos sobre-humanos, tocó puertas herméticamente cerradas, usó su tiempo sin reservas y comprometió voluntades connacionales y de allende los mares, hasta ver hecho realidad el proyecto de su sueño: El Colegio Barney Morgan. Sin jamás pretender disminuir los personales esfuerzos del Rvdo. Erasmo Reyna, hubiese sido hasta inconcebible el proyecto escolar Barney Morgan sin Doña Ruth; humanamente hablando, ella fue su alma, su cuerpo y su piedra angular.
Doña Ruth no concibió y levantó un proyecto educacional hasta hacerlo caminar y luego abandonarlo; excluyéndolo de su agenda y de sus preocupaciones, porque ya cumplió, ¡NO!, ella fue su directora y guía espiritual hasta el mismo momento en que abrupta y dolorosamente tuvo que partir de Barahona en 1959. Después de su partida corporal, para Doña Ruth el Morgan era una flor que día tras día irrigaba con llantos. Nunca se desvinculó de él.
Doña Ruth hizo del Colegio Morgan su más grande y hermosa familia. Me permito mencionar algunas personas, entre cientos que pudiese citar, a quienes ella amó con verdadero amor maternal: Los hermanos Suberví-Bonilla (especialmente, Fello y Yokasta. Toda vez que venía a RD, Fello la buscaba en el aeropuerto o disponía para ella las atenciones más exquisitas); a los hermanos Samuel, Juan José y Noé Féliz Román; y a José Antonio Andino (Boché); los Damirón-Maggiolo, otros y otros…
La presencia de Ruth Lajara de Reyna en Barahona es frontera, porque no es posible escribir la historia de la educación en nuestra provincia ignorando, como hasta ahora, el nombre de ella. Los más elevados stándares de cultura barahonera, la educación comercial y la práctica deportiva, no pueden prescindir de sus aportaciones; siempre que hablemos con sentido de justicia.
Simultáneamente con el Colegio Barney Morgan, inició su tarea educativa en nuestra ciudad el excelente Colegio Divina Pastora, auspiciado por la Iglesia Católica; pero éste, en los niveles superiores de la educación secundaria carecía de oferta para el sexo masculino; por tanto, el Morgan era el destino obligado para esos alumnos, para quienes sus padres preferían la educación privada de óptima calidad.
Doña Ruth de Reyna en ningún momento concibió una institución orientada hacia una clase social determinada, las familias de la región, sin importar su condición económica, hallaron en el Morgan un excelente destino para estudiar; pero tal fue el sello de excelencia e integral educación que caracterizaron al Colegio Morgan desde su fundación, que las familias inmigrantes, de clase media, media baja, media alta y adineradas; no dudaron jamás en confiarle al Barney Morgan la formación de sus hijos.
No hay que hurgar demasiado en la historia del Morgan para encontrar apellidos que certifican, que ha sido; sin excepción, la institución educativa de las familias barahoneras: Lagares, Lama, Guiliani, Hazoury, Cury, Melgen, Tezanos, Saladín, Damirón, Toral, Suberví, Peláez, Méndez, Morales, Fuentes, López-Feliz, Cornielle, Lebreault, Melo, Biaggi, Dotel, Villabrille, Aguiló, Olmos, Montes de Oca, Leguén, Vásquez, Nin, Morales, Thomas-Kelly, Batista-Matos, De la Paz, Figuereo, otros, otros …otros.
De esta forma, el Colegio Barney Morgan evitaba el temprano éxodo de familias enteras desde Barahona hacia la ciudad capital y; obviamente, libraba a la ciudad de las negativas consecuencias que arrastran consigo los éxodos prematuros de familias relevantes, por su fuerza moral o por su vitalidad económica; además, el Colegio Barney Morgan era el bastión de las familias cristianas evangélicas de la ciudad de Barahona.
Es significativo destacar, que decenas y decenas de familias de comunidades vecinas, también escogieron al Colegio Barney Morgan como preferente destino para la educación de sus hijos: El Cachón, Peñón, Jaquimeyes, Fundación, Tamayo, Vicente Noble, Canoa, La Guázara, otras. Igualmente asistían estudiantes de estas comunidades al Instituto Comercial «Barney N. Morgan» (operaba en horario vespertino, en el mismo local del colegio); donde recibían una sólida formación en ciencias comerciales: Contabilidad, redacción, taquigrafía, archivo y mecanografía.
Dona Ruth fue cerebro y dinámica del Colegio, con entusiasmo y trabajo tesonero hizo realidad su sueño: Dotar a Barahona de un centro educativo, que sesenta años después necesita renovar los objetivos para los que fue concebido, una institución para la gloria de Dios y el servicio educacional de la comunidad.
EI ministerio educacional y pastoral de los Reyna-Lajara en Barahona fue tronchado repentinamente en 1959. Erasmo, ciudadano cubano, fue denunciado de, supuestamente, haber recibido con aplausos el triunfo de Fidel Castro y su Revolución Cubana. Si esto fue cierto, entonces Erasmo, y posiblemente Doña Ruth e hijos, escaparon de la muerte por un verdadero milagro de Dios, puesto que era una acción políticamente imperdonable en el neurálgico momento que vivía la tiranía trujillista en 1959.
Los esposos Reyna salieron de Barahona hacia Cuba en una situación digna de narrarse en una historia particular; años después emigran de Cuba a EUA, radicándose en Newark, New Jersey. En este lugar sirvieron a la Iglesia Presbiteriana por nueve años. Luego se trasladan a New York, en esta ciudad de los rascacielos Erasmo asume el pastorado de la Iglesia Presbiteriana de Washington Heights. En esta congregación estuvo hasta que fue pensionado en 1977.
Disfrutando los beneficios del retiro del servicio pastoral activo, los esposos Reyna se radicaron en Woodbridge, New Jersey; de este lugar se trasladaron a Hialeah, Miami. Residiendo aquí, falleció el Rvdo. Erasmo Reyna, en 1995. Doña Ruth, ahora viuda y muy quebrantada de salud, volvió a radicarse en Woodbridge, cerca de donde residían sus hijos.
Residiendo en Woodbridge, los quebrantos minaron la salud de doña Ruth, y en su lecho de enferma pidió, que cuando falleciera, sus restos fueran cremados y esparcidos en los jardines frontales del Colegio Barney Morgan, en esta ciudad de Barahona; el más legítimo fruto de su grandioso amor. Aquí en Woodbridge cerró sus ojos y encomendó su espíritu al Creador, el 15 de marzo del 2002. A mediados de este mismo año, fue celebrado en la lED de esta Barahona un culto funeral al que asistieron sus hijos y familiares; con sus restos presentes, ya cremados y traídos para ser esparcidos en los jardines del Colegio Barney N. Morgan; para darle así fiel cumplimiento al que fue su último y merecido deseo.
Gracias damos al cielo por el ministerio pastoral de Erasmo y Ruth Reyna, que tanto contribuyeron a los propósitos del Reino de Dios en cada lugar donde tuvieron la oportunidad de servir.
Gracias póstuma a Doña Ruth, en nombre de los millares y millares de seres humanos para quienes el Colegio Morgan ha representado y representa la diferencia entre vivir y existir.
Gracias póstumas a Doña Ruth, porque sin haber nacido en este pueblo, escogió los atrios del Colegio Morgan, el fruto de su más puro amor, para que sea su morada final, hasta el día de la resurrección; como si anhelara, que sus cenizas sigan siendo inspiración y abono para la educación de Barahona, la comunidad que amó de manera tan entrañable.
Con póstumo y amoroso respeto,
Rvdo. Dr. Alfredo Ferreras.
Notas:
Al momento de fallecer doña Ruth viuda Reyna, me desempeñaba como pastor de la Iglesia Presbiteriana de “El Cristo Vivo”, en Brooklyn, NY. El presbiterio de la ciudad de New York me facultó para representarle y tomar participación en el memorial de cuerpo presente; por tanto, en mi condición de egresado del Barney Morgan, esto representó una memorable distinción (anexo recordatorio –está en inglés).
Fuentes consultadas:
1- Revista «Nuestro Amigo», Órgano Oficial de la Iglesia Evangélica Dominicana. Año 72, edición 439. Período junio-diciembre 2002. Página 10.
2- Apuntes personales (Rvdo. Dr. Alfredo Ferreras)
Ministro de la Palabra y el Sacramento de la Iglesia Presbiteriana-USA y Ministro Ordenado de la Iglesia Evangélica Dominicana.
Apéndice:
Quién fue el Rvdo. Dr. Barney Newton Morgan, cuyo nombre escogieron los esposos Reyna- Lajara para mombrar el colegio establecido por ellos en esta ciudad de Barahona?
Fue un prominente y fecundo ministro de la Iglesia Presbiteriana-USA (americana), oriundo del estado de Illinois.
El Rvdo Dr. Barney Morgan fue super-intendente de la Iglesia Evangélica Dominicana durante 20 años (1929-1949). En 1930, estando ya en el país, la capital dominicana fue impactada por el terrible ciclón de San Zenón, lo que abrió las puertas al Dr. Morgan para desarrollar una extraordinaria e inolvidable labor en beneficio de los millares y millares de víctimas de tan infausto fenómeno natural. La Cruz Roja Norteamericana lo designó tesorero-administrador de todos los fondos recibidos para asistir a los millares y millares de dannificados.
El Dr. Morgan fue también un prominente educador, dejando huellas imborrables en la Universidad de Santo Domingo. Una importante arteria comercial de la ciudad capital lleva su nombre en el ensanche Luperón.
Igualmente notable fue la preocupación de su esposa Carol Mary McAfeee por la educación bilingüe. En honor a esta dama extraordinaria, lleva el nombre una de las instituciones educativas privadas más prestigiosa del continente: COLEGIO CAROL MORGAN
La esposa del Rvdo. Dr. Barney Newton Morgan, Caroll; fue igualmente una excepcional educadora. Su nombre Caroll Morgan, honra una de las instituciones educativas más prestigiosa de todo el continente americano: Colegio «Caroll Morgan», en Santo Domingo, RD.
Tomado del Noticiario Barahona.
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