por Alaiska Cuevas
Algo de ellas queda entre los dominicanos luego de 173 años de historia: básicamente, sus nombres.
Hablar de cuartos, de clavaos o de cheles es hacer referencia a metales que una vez tuvieron un valor de cambio, a monedas que fueron usadas por nuestros antecesores para pagar servicios o adquirir mercancías.
Monedas, eso fueron en principio. Ahora, son mucho más que eso.
Por ser tan antiguas constituyen un “deleite para quien sabe apreciar la textura del metal y huellas del artista que imprimó su subjetividad en el cuño”, en palabras de Octavio Amiama Castro.
Son testimonio del “momentum histórico, político y económico” que se queda en ellas para siempre.
El cuarto, primera moneda exponente de la dominicanidad
Actualmente, sinónimo de dinero. En 1845, la primera moneda genuinamente dominicana.
De diseño sencillo, el cuarto de real español atizó la identidad nacional dominicana.
Tan criollo se ha vuelto que permanece en el acervo cultural hasta nuestros días. Expresiones como “No tengo cuartos” o “Quiero cuartos” así lo comprueban.
Esta moneda de cobre, aunque se acuñó el 1844, empezó a circular a partir de 1845.
Su elaboración fue encargada a la Scovill Manufacturing Company, Waterbury (Connecticut), Estados Unidos de América.
Sobre su denominación, el numismático Miguel Estrella Gómez explica en su libro, Historia de la Moneda Dominicana 1492-1979, que tuvo que ver con la “estrecha relación con las (monedas) correspondientes al último período de la colonización española, debido principalmente a la identificación que había entre los fundadores de la República con los españoles, a quienes consideraban sus ascendientes directos”.
El cuarto de real de 1844 por poco iba a tener un pariente muy parecido a él: el cuartillo de 1848.
Iba a ser de plata, o lo fue, porque llegó a acuñarse esta moneda, pero solo en una edición de prueba.
“El estado de guerras y revoluciones imperantes en el país durante aquellos años de mediados del siglo XIX fue óbice para que no se materialice la acuñación”, expone Estrella Gómez.
Los clavaos, dudoso origen de los “clavitos”
Más de medio siglo después, en 1897, aparece en el contexto de la Dictadura de Ulises Heureaux la moneda llamada popularmente “clavao”, una unidad de plata equivalente a un peso que corrió con “la mala suerte” de sufrir una fuerte depreciación hasta llegar al 20% de su valor inicial.
¿Por qué fue llamada“clavao”?
“Algunos consideran que provenía del tipo de envase en que venían, muy parecidos a los barriles en el que se importaban los clavos. Otros aseguran que se les dio el nombre por la costumbre de clavarlos en los mostradores de las tiendas y en las puertas de las casas, o porque el que los recibía quedaba ‘clavao’, debido al escaso valor que representaban”, comenta al respecto el autor de la citada obra.
A pesar de la devaluación, esta moneda dominicana tiene sus méritos: circuló por más de 40 años, un logro para otras piezas depositarias de valor, incluso después de la Reforma Monetaria realizada por Trujillo en 1937.
También, y aunque quizá no es más que una casualidad histórica, el clavao fue el primer peso que se acuñó tras la adopción del sistema decimal de pesos y centavos, y del peso oro como unidad de cambio legal, según explica Estrella Gómez.
Su acuñación fue realizada por la Casa de la Moneda de París, a pesar de que el Gobierno dominicano la había encargado a la Charles S. Plat, localizada en Nueva York.
Solo habían pasado dos años desde su emisión cuando, tras la muerte de Lilís, en julio del 1899, el clavao padeció junto a otros medios de cambio de la época una estremecedora devaluación.
Muchos piensan que el término “clavo” o “clavito” que usamos para referirnos a algún ahorro tiene su origen en el “clavao”. La verdad es que son ambiguas las explicaciones que se dan sobre la relación del nombre vulgar de esta moneda y el concepto actual del “clavito”.
El chele de palmita, moneda del trujillato
El chele fue un centavo que se acuñó y circuló durante la Era de Trujillo. La palma real que lo caracteriza era el símbolo por excelencia del Partido Dominicano.
Se ordenó su creación, y la de otras monedas, en 1937, tras la promulgación de la Ley 1259 de Monedas Metálicas.
“En esta Ley se especifica primordialmente el conjunto de normas que debía regir la acuñación, circulación y retiro de la moneda nacional. Establecía, además, las denominaciones que la compondrían, derivadas del sistema norteamericano”, detalla Estrella Gómez en su texto.
De esta moneda compuesta por cobre, estaño y zinc, se hicieron varias emisiones en Canadá, Estados Unidos e Inglaterra, hasta el ajusticiamiento del Tirano.
Una historia numismática muy rica
Los cuartos, clavaos y cheles son apenas gotas de agua en el mar de monedas, papel moneda, fichas y billetes que forman parte de la historia numismática dominicana.
Si quieres saber más sobre estas piezas y el contexto en el que existieron, no dejes de visitar el Museo Numismático y Filatélico del Banco Central.
Además, te sugerimos visitar la web de la Sociedad Numismática Dominicana, donde podrás encontrar artículos, libros, la revista “La Moneda” y otros recursos en línea para interesados en el estudio y coleccionismo de monedas y billetes con valor histórico.
Alaiska Cuevas
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