Por: Virgilio Gautreaux P.
Estuve revisando los periódicos El Caribe y La Nación de varios meses de 1958 y quedé realmente sorprendido de la apabullante publicidad en torno a Trujillo, sus familiares, sus amigos y los lambones que integraban la corte alrededor del Déspota.
Este despliegue publicitario que también se extendía a la radio y la televisión, me hizo escribir las siguientes reflexiones:
Quien revise la prensa y revistas de República Dominicana y también las ediciones de libros en el período 1950-1961, quedaría realmente sorprendido de como un país y giraba de manera permanente y sistemática, en torno al Zar Caribeño Trujillo.
Ya en 1933 estaba funcionando la maquinaria publicitaria en torno a Tirano en crecimiento. Sus cumpleaños, los de sus parientes, ya comenzaban a formar parte de las efemérides nacionales. Al poco tiempo, Ranfis Trujillo apareció en la prensa disfrazado de Oficial.
El dominio mediático se va extendiendo a través de los años 30 y 40 del siglo pasado. Era penoso ver en esos años Legisladores serviles proponiendo a Trujillo para el Premio Nobel de la Paz. También quitar el nombre de Duarte a parques y calles del pais, para ponerle el nombre del papá y la mamá del Tirano.
La apoteosis mediática en torno al Despota, alcanza su mayor control y esplendor, en los últimos 10 años del tirano.
Para esta última década, el Sátrapa controlaba la palabra nacional, creando su propia nomenclatura, donde siempre debían ser citados sus numerosos títulos, así como los preámbulos de cada uno de sus familiares directos.
Con sus dos periódicos de circulación y una vasta red publicitaria constante en torno a su persona, su omnipresencia era permanente.
A lo anterior se sumaban andanadas de alabanzas insertas en las portadas de prácticamente todas las instituciones gubernamentales y las empresas del tirano.
Las Memorias Anuales de las instituciones públicas, se derretían en una pomposa aduloneria, dónde los Secretarios de Estado y titulares de entidades públicas, competían en su intento de demostrar cual era el mayor adulón del régimen !!!!
Como ejemplos de genuflexion puede leerse en la prensa de 1958-60 voces de legisladores, funcionarios e intelectuales adictos a la lamboneria, propugnando que al Estadio que en ese entonces se construía en Santiago, se le pusiera el nombre de Rhadamés Trujillo o que en uno de los cumpleaños de Ranfis se designara con su nombre, la Autopista que conduce a la Base Aérea de San Isidro.
El Instituto Trujilloniano, era un verdadero Coliseo donde los funcionarios más inteligentes del Gobierno, competían por el Premio Nobel trujillista de la Adulación.
Por todo el país pequeños Goebbles se ocupaban de montar actividades, reuniones y conferencias de adoración al Dios mortal.
Personas muy inteligentes pusieron todas sus habilidades en este proyecto de «bombas racimo» que destruian el pensamiento del pueblo, apabullándole hasta el mínimo espacio vacío en su conciencia.
Si a esto se añade una brutal campaña de represión al pensamiento y de terror blando-duro, acorde a la circunstancia, tenemos un cuadro completo de una nación sometida a uno de los controles más férreos que dictadura alguna jamás desarrollara, en el continente americano.
Nadie estaba exento de que por cualquier motivo perdiera el favor de régimen, debiendo enfrentar grandes penurias y aislamiento, hasta de sus familiares cercanos.
Conferencias, congresos profesionales, reuniones religiosas, obreras, deportivas, masónicas, del docente o en el campo de la odontología farmacia y el Derecho, era obligatorio convertirlo en una verdadera plataforma para satisfacer el insaciable hambre de piropos y adulaciones del Sátrapa.
Este Dios mortal era proyectado por sus aduladores vasallos, como el verdadero Ser Supremo que hace los milagros, el que escucha los ruegos de los desamparados y los hacía realidad, dejando también entrever que todo lo que construía o regalaba, lo financiaba con sus recursos personales.
Cuando ya no había más nada que reconocerle a Trujillo, porque se le habia condecorado con todos los premios y galardones el almacén de la lisonja, al ingenio de la genuflexión imperante, se le ocurrió intentar equiparar a Dios con Trujillo, con el entuerto de qué Déspota fuera proclamado como Benefactor de la Iglesia, lo cual fue rechazado por sectores eclesiásticos (ver artículo en periódico Acento, de Reynaldo Espinal del 2 de Julio en curso).
Lo curioso de todo esto, es que esta poderosa maquinaria de manipulación a través de la prensa, radio y televisión, que operó exitosamente por tres décadas, se derrumbó apenas tres meses, después del ajusticiamiento del tirano !!!
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