Por José A. Mateo Gil.
01 de julio del 2022.
El 31 de octubre de 1517, Martin Lutero, un sacerdote, monje y teólogo de origen alemán, proveniente de una familia campesina, se convirtió en la figura central del movimiento religioso y cultural conocido como la Reforma protestante. Fue el autor de las noventa y cinco (95) tesis, que formuló con el único y firme propósito de enfrentar los abusos que la iglesia venía cometiendo desde la edad media hasta los inicios del renacimiento. Estas tesis atacaron el negocio de la iglesia con las indulgencias, que no era más que redimir los pecados mediante el pago de dinero.
En tal sentido, Lutero proponía que el creyente debía demostrar su arrepentimiento interior, repudiando de manera categórica las exigencias de las autoridades eclesiásticas de purgar las penas con dinero. Lutero predica la libertad de creencia y de pensamiento de los protestantes, así como también, planteaba que la salvación no depende de las obras sino de la fe. En su tesis, redujo los sacramentos a dos aspectos: El Bautismo y la Eucaristía. En su crítica a la religión creía con firmeza que la esencia del cristianismo no se encontraba en la organización encabezada por el Papa, sino en la comunicación directa de cada persona con Dios. Los tres principios fundamentales de la reforma son: La justificación por la fe, el sacerdocio universal y la autoridad de la biblia.
Las reformas introducidas por Lutero en el seno de la iglesia, fueron difundidas con rapidez en toda Europa. En dos semanas había transitado con el cristianismo, desde Alemania, Suiza, hasta Gran Bretaña y los Países Escandinavos. El Luteranismo generó una controversia entre católicos y protestantes. Este conflicto desencadenó en la guerra de los 30 años, que finalizó con el tratado Westfalia. Sin lugar a dudas, la reforma protestante puede ser considerada, como una revolución religiosa con aspectos y efectos políticos, que rompió la unidad de la iglesia en occidente. En nuestro país, el proceso de cristianización a los habitantes de la isla inició con sacerdotes enviados por la corona española para realizar labores evangelizadoras. Pero no es hasta el 1528 cuando llega a la isla la familia Welsers, banqueros de origen alemán y seguidores de las ideas del protestantismo, que amparados en las capitulaciones del Rey Carlos V, pactaron la explotación comercial, para beneficio mutuo, de las tierras descubiertas. Esta familia es considerada como los primeros seguidores del protestantismo en el nuevo mundo.
La increíble hazaña lograda por Lutero, de transformar a la iglesia en occidente, cambió la estructura ideológica del cristianismo, dejando atrás el oscurantismo religioso, científico, político y filosófico reinante en la edad media, no sólo en Europa sino en toda la humanidad. El éxito del luteranismo se debió fundamentalmente, a que éste se montó en la ola del renacimiento para introducir los cambios, que por demás eran necesarios para relanzar el papel que debía jugar la iglesia en la sociedad, en momentos en que la corrupción, el nepotismo, la ambición y la falta de escrúpulos arropó los cimientos de esa institución religiosa. Con frecuencia escuchamos decir que no debemos poner » la iglesia en manos de Lutero «, haciendo referencia a aquellos individuos que usan una religión o creencia para fines totalmente opuestos a lo que esa religión o creencia sostiene.
Lo cierto es, que Lutero logró derrotar y dividir a la iglesia bajo el dominio de los papas corruptos, como es el caso de los Borgias, cuya ambición de poder, corrupción y depravación habían escandalizado a la sociedad europea. Lo que es la religión en la actualidad, es el resultado de las reformas introducidas por Lutero. Y poner la iglesia en manos de Lutero significa acabar con el conservadurismo y mala práctica ejecutada por los líderes del catolicismo de la época. Muchos de ustedes se preguntarán ¿ Que tiene que ver el sector eléctrico dominicano con la historia del líder de la reforma protestante, Martín Lutero en la transformación iglesia ?.
En honor a la verdad, visto de manera literal, parece no guardar relación una cosa con otra. Sin embargo, la compleja situación en la que está inmerso el sector eléctrico nacional, donde no se identifica una cabeza visible que trace las políticas de expansión y desarrollo del mismo, nos hace pensar que las actuales autoridades gubernamentales, igual a lo que ocurrió en la religión en el siglo XV, de donde viene la frase » la iglesia no se debe poner en manos de Lutero «, el sector eléctrico dominicano tampoco debe ponerse en manos de los empresarios, que siempre han estado interesados en apropiarse de los activos de este importante y estratégico emporio estatal.
La creación del Ministerio de Energía y Minas en la administración anterior, y la designación en la presente gestión de un técnico calificado y de honestidad probada, creó expectativas favorables en la población. Desde el más encumbrado conocedor del tema eléctrico, hasta el más modesto de los usuarios de la energía, vieron con buenos ojos la conformación del gabinete eléctrico de este gobierno. En cambio, las últimas medidas tomada por el ejecutivo, nombrando a empresarios para administrar empresas propiedad del estado dominicano, es como poner » la iglesia en manos de Lutero». El interés mostrado por el sector privado para adquirir las empresas de Punta catalina y las empresas distribuidoras es de conocimiento público, se ha debatido en reiteradas ocasiones en los medios de comunicación, y no se ha cristalizado su venta por la reacción del pueblo ante tal atropello a este importante patrimonio nacional.
El fideicomiso de Punta catalina, rompe la estructura organizativa del sector, poniendo en riesgo no sólo el éxito de esta gestión en materia energética, sino que puede desencadenar en un costo político de proporciones alarmantes. Entregar la administración de estas dos empresas de generación de energía a empresarios del sector privado, debilita y le resta poder al Ministro de Energía y Minas, que en definitiva debe ser el llamado a crear, dirigir e implementar las políticas del sector. El actual Ministro se encuentra atado de pies y manos en lo que respecta a las decisiones que se toman en la Planta Punta Catalina, que dicho sea de paso, es el buque insignia del gobierno en lo que se refiere a la generación de energía.
Estas dos plantas generadoras de energía de 752 MW, con una matriz de combustible de bajo costo, como lo sigue siendo el carbón, fueron diseñadas y creadas para abaratar los costos de producción y por vía de consecuencia, ejercer presión para que el kw llegue al consumidor a menor precio. No olvidemos las justificaciones que dio el gobierno anterior al pueblo dominicano para la construcción de Punta Catalina con recursos del estado. Estas justificaciones fueron: 1ro.- Bajar los precios del kw que llega al público consumidor. 2do.- Negociar en mejores condiciones a favor del estado dominicano los contratos vencidos con los productores privados que estaban sangrando el flujo de caja de las empresas distribuidoras. 3- Que Punta Catalina aportaría US$250 millones de beneficios al estado dominicano, y esto contribuiría a bajar el subsidio que el gobierno aporta sector. Estas, entre otras, fueron las justificaciones que dieron origen a la construcción de estas plantas de generación de energía.
En consecuencia, aunque parezca extraño decirlo, sí guarda relación la posición asumida por autoridades eclesiásticas respecto a que no se debe poner » la iglesia en manos de Lutero «, y la posición de un segmento importante de la población dominicana de «rechazar el poner en manos de empresarios privados a dirigir y administrar las Plantas de Punta Catalina». Ambas iniciativas coinciden en afectar intereses creados.
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