Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Con los años, he logrado cultivar una sólida amistad con Virgilio Gautreaux Piñeiro, he dedicado muchas horas de mi tiempo al estudio de su accionar y manera de actuar ante determinados problemas sociales, económicos, políticos, históricos, religiosos, etc., coincidiendo con él en una gran cantidad de propuestas e inquietudes en favor de nuestra provincia, en beneficio de la sociedad, de la familia, de los amigos, en fin en favor del tejido social en el cual nos desenvolvemos. Virgilio siempre busca del bien común o el “bien de Barahona”, esa búsqueda creo el medio facilitador de nuestra relación de amistad, la que se ha solidificado de manera monolítica, en una gran relación de hermandad.
Es ante la adversidad cuando el hombre saca lo mejor de sí, para irradiarnos con su ejemplo y conducta, para gritarnos sin pronunciar ningún sonido, que la solidaridad debemos llevarla hasta los tuétanos, que el apoyo incondicional a los nuestros, especialmente en situaciones difíciles o comprometidas no debe flaquear nunca.
Vi cómo mi amigo cambiaba de residencia, se había mudado al hospital donde su amada esposa (Doña Rosa), requería del cuidado de los médicos; se iba con el alba y regresa después del crepúsculo, en viajes constantes por todos los vericuetos de laboratorios, autorizaciones, consultas médicas, diagnósticos, recetas. Realizaba 15 o 20 minutos de caminatas en el hospital y luego se sentaba frente a Doña Rosa por todo el día, desde la habitación trabajaba, escribía, compartía informaciones, se preocupaba por su amigo Toño Batista, que había pasado por un trance difícil y él quería estar con su amigo en ese momento, pero su situación se lo impedía.
Virgilio Gautreaux se pasaba los días enteros en la clínica, nunca se quejó, nunca se cansó, estuvo al lado de Doña Rosa hasta el último momento del adiós y la despidió con la altura de un ser querido, amado y respetado. Hoy la imagen de mi amigo Virgilio, se ha ensanchado, aumenta cada día más, ¡QUE ORGULLO SIENTO DE TENERLO COMO AMIGO! ¡Que satisfacción de verlo cumplir con el sagrado deber de la solidaridad ante el ser querido, que bella imagen deja su familia en nosotros!
Paz para el alma de Doña Rosa Gilda Guzmán.
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