
Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Latigazos de desconcierto laceran mi alma, una nube de sufrimiento se anida en mi corazón, de pronto la vida se vuelve confusa, el pensamiento enlaza sus cuerdas con lágrimas que trazan el sendero a seguir.
Aún con toda la carga de sufrimiento, la vida debe continuar; la angustia está paseándose lentamente por cada hueco de nuestro interior, por cada mirada, por cada gesto, por cada destello de voz, y amenaza con estacionarse durante mucho tiempo; sin embargo lo está haciendo en un cuerpo ya abandonado.
Se cierran las puertas, se bifurcan los caminos, el dolor explosiona en los intestinos, la decisión está tomada, a pesar de las angustias, a pesar de los remordimientos, aunque las lágrimas se aniden durante mucho tiempo en nuestros pensamientos, la vida ha de continuar.
Ya no será igual, ya no seremos los mismos; sin embargo seguiremos viviendo, seguiremos caminando, seguiremos luchando, al final obtendremos el premio que nos merecemos.
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