JOSÉ MARY NOBOA SANTANA, NOS DICE ADIÓS

Por: Ing. Carlos Manuel Diloné

La desaparición física de un gran amigo, de un buen hermano, de un compañero de aulas, de un contertulio de toda una vida, de un hombre honesto, nos deja un gran vacío que no se llena ni con las aguas de todos los océanos.

José Mary Noboa, mi hermano de toda la vida, deja este espacio terrenal para partir a otros mundos desconocidos e incomprensibles de la inmortalidad, a otras formas de existencias, pero se queda en los eventos cotidianos de quienes compartimos con él momentos agradables, se queda en cada intersticio de nuestra infancia, en cada sueño que juntos supimos elaborar, José Mary nos deja precisamente, cuando tenía más ganas de vivir y de luchar.

Los designios de la existencia son indescifrables a la conciencia humana, de ahí parte el fúnebre aparato que nos circunda, la tristeza que anubla nuestro rostro, y que convierten en imagen de la naturaleza la vida del hombre; sus funciones se identifican en cada uno de sus detalles y en una síntesis fatal se reasume todo el objeto de la creación: nacer y perecer.

Reconociendo que el principio de la vida es la muerte, aun así, siempre queremos prolongar la existencia de un ser amado en la tierra, ya sea por un egoísmo injustificable nacido de la falta que su separación nos causa, o sea por un exceso de amor; sobre todo cuando ese amigo que hoy nos dice adiós forma parte de nuestra existencia, y a él nos ha unido una relación monolítica de hermandad y respeto.

Con el alma desgarrada por tu ausencia, con el dolor de verte partir, con las pupilas secas de llorarte, con el pensamiento estrujado de tus recuerdos, te digo vete en paz hermano mío, pidiéndole a Dios mantener tu lámpara encendida y que tu encuentro con el creador sea placentero, ocupando un lugar preponderante en el cielo.

Mi hermano tu partida nos marca, pero recordarte nos fortalece, esa especie de conformidad y de dolor, nos hará menos dolorosa tu ausencia física, tu amistad y tu nombre quedarán gravados en nuestra alma por siempre y para siempre.

Ahora que tus vacilantes párpados se han cerrado, nos deja el escenario de tu actuación en la vida, de modo que podemos aquilatarte y valorarte en una justa dimensión, ahí siempre serás un gigante, siempre serás mi amigo de toda la vida.

Paz para el alma de JOSE MARY NOBOA SANTANA.

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