Por José A. Mateo Gil.
19 de marzo 2022.
El gobierno del cambio, representado por Luis Abinader, ha dado un giro al estilo tradicional de ejercer la política. Desde sus inicios, el Presidente se enfocó en establecer un ministerio público independiente, con plena libertad para perseguir los actos de corrupción, no sólo de las autoridades anteriores, sino de los funcionarios de su gobierno que han violentado las normas éticas y morales propias de sus respectivos cargos. Afortunadamente, el gobernante ha predicado con el ejemplo, sometiendo a la justicia a algunos funcionarios colaboradores de su gobierno, y cada vez que surge un escándalo en una institución del estado, no le tiembla el pulso para apoyar e impulsar las sanciones correspondientes. La firme decisión de ejecutar un gobierno decente, donde el que se apropia de los bienes públicos y atenta contra la ética y la moral en el ejercicio de sus funciones, recibe el castigo que le impone el imperio de la ley, es un ejemplo que todos aplaudimos.
Esta iniciativa del gobierno de Abinader, ha cautivado a la población dominicana. De forma tal, que a casi dos años de ejercicio gubernamental, un segmento importante de la sociedad aprueba de manera resuelta la decisión de perseguir y combatir el flagelo de la corrupción. Sin embargo, no todo es color de rosa en la actual gestión de gobierno. No debemos perder de vista que, si bien es cierto que hemos tenido un relativo avance en el combate a la impunidad, no es menos cierto que existen otras áreas de la administración pública que se han quedado rezagadas, afectando de manera inevitable la popularidad y simpatía del partido gobernante.
Ante la realidad que vive el pueblo dominicano en los actuales momentos, los defensores del gobierno atribuyen el descontento popular, al impacto económico de la pandemia del COVID 19, y de manera más reciente, a los efectos devastadores de la invasión Rusa a Ucrania. Por su parte, los críticos de las políticas públicas argumentan que el país va por mal camino, porque el gobierno ha hipotecado el futuro de nuestros hijos, tomando prestamos a diestra y siniestra sin medir las consecuencias futuras de estos empréstitos. Pero además, denuncian una reducción significativa de la inversión de capital en proyectos prioritarios. Así como también, la escalada alcista de los precios, generando una espiral inflacionaria que ha alcanzado niveles escandalosos, y la inseguridad ciudadana, entre otros problemas que no han sido resueltos. Sin lugar a dudas, estos hechos afectarían de alguna manera, la posibilidad de que el PRM pueda armar un proyecto reeleccionista con miras a las elecciones del 2024.
Aunque el presidente ha dado muestras de tener buenas intenciones para enfrentar los problemas más urgentes del país, la crisis inflacionaria que afecta a la nación dominicana, provocada por factores antes señalados, de prolongarse por mucho tiempo, pone en riesgo el futuro político de un gobernante que aún mantiene una popularidad apreciable en la población votante. De acuerdo a las encuestas, su aceptación está por encima de la de su propio partido. A pesar de que faltan dos años para la celebración de las próximas elecciones, y en este período de tiempo puede pasar cualquier cosa, ninguno de los candidatos que participarán en esa contienda electoral, tiene la garantía de resultar ganador en la primera vuelta.
Estos dos inesperados acontecimientos han dado un duro golpe a la economía dominicana, incrementando el déficit fiscal del gobierno, y por vía de consecuencia, un desbordamiento de la deuda pública con respecto al producto interno bruto. Así como también, un incremento generalizado de todos los productos de consumo masivo, debido al aumento en los precios internacionales del petróleo y sus derivados. De prolongarse la guerra entre Rusia y Ucrania, esta situación puede generar una crisis de desabasteciendo alimentario y de carburantes a escala mundial. La pandemia del COVID-19 encareció los insumos médicos por la falta de contenedores para suplir las necesidades de los países del tercer mundo. Lo propio está ocurriendo en la actualidad con los precios del petróleo debido a la invasión de Rusia a Ucrania. En la actualidad, estamos asistiendo a uno de los peores momentos de incrementos de precios en el presente siglo. El poder adquisitivo se está reduciendo de manera insostenible, impactando a las clases más necesitadas de la sociedad dominicana.
La crisis inflacionaria que se avecina, colocará en una situación delicada al partido de gobierno, con miras a las elecciones del 2024. Por lo que, si no toman a tiempo los correctivos de lugar enfrentarían un gran deterioro de su popularidad en la población votante. Un partido en el gobierno, debe cuidar la coerción de sus dirigentes en torno a la figura del presidente de la república, porque solo unidos pueden retener el poder. Por tal motivo, es hora de concertación, no de enfrentamiento, de acuerdos, no de controversias. Los dirigentes de esa organización política, deben de unirse a los esfuerzos de su líder para echar el país hacia adelante. Penosamente, diputados y senadores del partido de gobierno están generando un clima hostil, tirándose los trapos al sol, con discusiones que rompen el clima de paz que debe reinar en esas cámaras legislativas.
De manera insólita observamos el comportamiento de algunos dirigentes importantes del partido gobernante. Están irrespetando la figura del presidente, con críticas despiadadas a su gestión de gobierno, minando las bases de su partido. Unos con el único y firme propósito de escalar a nivel partidario. Y otros, pretendiendo ser los candidatos a la presidencia de la república en las elecciones del 2024. El PRM unido tiene todas las posibilidades de continuar en el poder más allá del año 2024. Pero para ello, es necesario frenar los ataques feroces que recibe el gobierno de algunos miembros importantes de ese partido. El electorado es muy vulnerable, y se mueve de una parcela a otra con gran facilidad, más cuando las críticas provienen de sus propios dirigentes. La política es una ciencia, y como tal debe ser asumida por los estudiosos de la misma y los que la practican.
La dirigencia del PRM tiene que hacer un alto en el camino, si es que quieren conservar el poder. Tienen que auto evaluarse y reflexionar sobre las razones que dieron origen al triunfo del Presidente Abinader en las elecciones del 2020. Si no entienden porque ganaron, mucho menos va a comprender el porqué de su salida posible del gobierno. Lo acontecido en las elecciones del 2020, con el triunfo del PRM, un partido de apenas 4 años de fundado, se debió fundamentalmente, por un lado, a la salida del Dr. Leonel Fernández del PLD, y la consecuente división de ese partido. Y por otro lado, al surgimiento del partido «La Fuerza del pueblo » con Leonel Fernández a la cabeza. En ese momento, Fernández se convirtió en un receptor importante de la militancia peledeista disgustada, que vio en su antiguo líder, una vía para canalizar sus aspiraciones partidarias. Un segmento importante del antiguo partido pasó a la Fuerza del pueblo. El líder de este nuevo partido se dio cuenta de que no tenia los votos necesarios para ganar las elecciones, pero si tenía la llave para sacar del poder al peledeismo gobernante. Su archirrival, Danilo Medina, se equivocó imponiendo un candidato que no conecto con la población votante.
En ese contexto, es que Leonel Fernández toma la decisión de apoyar a Luis Abinader, por ser éste, el candidato que tenía más posibilidad de sacar a Danilo Medina y sus seguidores del gobierno. En efecto, los simpatizantes y militantes de la Fuerza del Pueblo dividieron el voto. Un grupo importante votó por la Fuerza del Pueblo, y otro grupo endoso su voto a Luis Abinader, con la salvedad de que no eran perremeistas, pero tenían la misión de sacar al PLD del poder. Así ocurrieron las cosas, hoy Luis Abinader es el presidente de la república, gracias a esos acontecimientos históricos. Desconocer esta realidad, es un acto de mezquindad y enanismo político.
A nuestro modo de ver, constituye un error de cálculo creer que la Fuerza del Pueblo solo contaba con el 5% de los votos que sacó en la elecciones del 2020. La estrategia del Leonelismo fue aprovechar esa avalancha de hombres y mujeres que migraron del viejo partido para endosarle una parte del votó al PRM, que en ese momento, su candidato presidencial gozaba de la simpatía del pueblo para sacar al peledeismo gobernante. Ante esta realidad cabe preguntarse ¿Creen ustedes que ese voto leonelista que apoyó a Abinader votará de nuevo por él en el 2024.? .
Definitivamente no. Ese voto retorna a la Fuerza del Pueblo, por las siguientes razones: Primero, en el 2024 asistiremos a una coyuntura diferente a las pasadas elecciones del 2020, ahora no hay que sacar a Danilo del gobierno. Segundo, la Fuerza del Pueblo se ha fortalecido a expensas del PLD, que día tras día se está debilitando con la renuncia de sus dirigentes medios, y de manera natural pasan a formar parte de la Fuerza del Pueblo. Tercero, si el PLD queda en tercer lugar, fruto del debilitamiento que ha sufrido por los apresamientos provocados por los actos de corrupción de sus gobiernos, se vería en la obligación de apoyar a su antiguo compañero. Cuarto, si las cosas siguen como van, y algunos líderes del PRM no detienen el ataque permanente a la gestión de gobierno de Abinader, todo parece indicar, que aunque es muy temprano para hacer pronósticos, a la luz de los acontecimientos habrá una segunda vuelta en el 2024.
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