Por: Ing. Carlos Manuel Diloné
Observando un reportaje de Nuria Piera, sobre el horrendo asesinato de las Hermanas Mirabal y escuchando las barbaries y atrocidades que rodearon este repugnante crimen, he pensado que el hombre en su paso por la vida, de diversas formas y manera ha tratado, casi siempre, de perpetuar su existencia en la memoria de los demás, para ello ha recurrido a las más abominables fórmulas y métodos; de repente, y no sé por qué, me llegó al cerebro la idea de que quizá el hombre que ordenó este homicidio, a su asociación de malhechores, fue el mismo que ordenó matar a Narcisazo.
Asimismo dispuso que toda huella o evidencia fueran borradas, tal vez esa es la razón que podría justificar el que se hallan robado, en el canal Estatal de Televisión, las cintas del juicio del magnicidio de las Hermanas Mirabal; sin embargo, no pudieron robar la memoria del pueblo y en cada suspiro y en cada mirada como en cada huella, quedó grabada la imagen del criminal.
Históricamente, no existen misterios en estos asesinatos, lo único singular es la época en que ocurren y la escala en que se ejecutan. Con las Hermanas Mirabal quisieron vender la idea de un accidente de tránsito, pero dejaron huellas indelebles en cada conciencia humana y en cada hombre Dominicano.
Con Narcisazo quieren vender la idea de un Desaparecido, pero se han atollado y se han revolcado con el lodo ensangrentado, mostrando sobre sus rostros las marcas candentes que lo señalan como Asesinos.
Estos crímenes que en este momento, y en todos, proyectan sobre el remordimiento, sus sistemas de sombras, son, la sombra de la impunidad, de la corrupción de la injusticia y de hombres que reducen su condición humana y se convierten en serviles.
Casi 500 años de cronología tenían los habitantes de esta isla, cuando Trujillo quiso que la historia empezara con él. Los Hombres aman el pasado y con ese pasado nadie puede, ni pueden los verdugos que mataron a las Mirabal y a Narcisazo.
Al final brillará la luz de la Justicia y al oscuro túnel donde anidan las víboras del crimen, caerán las puertas que detendrán, para siempre, su libertad perversa y malvada.
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