Mitos duvergenses: La difteria causada por comer quenepas nuevas

Por el Dr. Rafael Leonidas Pérez y Pérez*

En Duvergé, municipio de la provincia Independencia en el suroeste de la República Dominicana, allende la frontera; aún persiste la creencia errónea de que la difteria es causada por comer quenepas nuevas.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), sobre la difteria señala:

La difteria es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheria, que infecta principalmente la garganta y las vías respiratorias superiores, y produce una toxina que afecta a otros órganos. La enfermedad tiene un inicio agudo y las principales características son dolor de garganta, fiebre baja y glándulas inflamadas en el cuello, y la toxina puede, en casos graves, causar miocarditis o neuropatía periférica. La toxina difteria hace que una membrana de tejido muerto se acumule sobre la garganta y las amígdalas, dificultando la respiración y la deglución. La enfermedad se transmite a través del contacto físico directo o de la inhalación de las secreciones aerosolizadas por tos o estornudos de individuos infectados.

La vacunación contra la difteria ha reducido drásticamente la mortalidad y la morbilidad de la difteria, sin embargo la difteria sigue siendo un problema importante de salud infantil en los países con una cobertura deficiente de EPI. En los países endémicos de la difteria, la enfermedad ocurre principalmente como casos esporádicos o en pequeños brotes. La difteria es mortal en 5 – 10% de los casos, con una tasa de mortalidad más alta en niños pequeños. El tratamiento consiste en la administración de la antitoxina de la difteria para neutralizar los efectos de la toxina, así como antibióticos para matar a las bacterias.

La vacuna contra la difteria es un toxoide bacteriano, es decir. una toxina cuya toxicidad ha sido inactivada. La vacuna se administra normalmente en combinación con otras vacunas como la vacuna DTwP/DTaP o la vacuna pentavalente. Para adolescentes y adultos, el toxoide difteria se combina con frecuencia con toxoide del tétanos en menor concentración (vacuna Td).

Rafael Leonidas Trujillo Molina cuando niño (siete años reiteró el mismo dictador en su discurso pronunciado en la inauguración del moderno hospital «Dr. Miguel Brioso Bustillos» en la Base Aérea «Presidente Trujillo», de San Isidro, el día 28 de diciembre de 1958; mientras que cinco años refiere el periódico Listín Diario del 3 de septiembre de 1897, citado por Euclides Gutiérrez Félix en su libro Trujillo: monarca sin corona, Editora Corripio, Santo Domingo, 2008, p. 21, rlpp), sufrió de difteria (crup) y no fue por comer quenepas nuevas en San Cristóbal donde vivía con sus padres. Se salvó a gatas al recibir oportunamente la antitoxina de la difteria que se la administrara el médico español Dr. Miguel Brioso Bustillos que radicara en Cuba y pasara a la República Dominicana estableciéndose en San Cristóbal; al su padre José Trujillo Valdez, tras vadear río, cabalgando velozmente,
adquirirla recién llegada al país por barco, en la Farmacia La Fe, situada en la calle Separación (hoy El Conde) No. 39, de Santo Domingo, de la cual era su copropietario el farmacéutico Lic. Álvaro Logroño -como lo expresó su descendiente Reinaldo Logroño Alsace el 30 de marzo de 2022 por redes sociales- junto a su cuñado el señor Enrique Cohén De Marchena.

Sobre la difteria en nuestro país, el Dr. Herbert Stern Díaz, en trabajo publicado en acento.com el 30 de septiembre de 2017, indica:

Desde el siglo XIX hemos tenido en el país esta enfermedad con carácter endémico, esto es, que se encuentra regularmente en el país, aunque ocasionalmente produce brotes epidémicos. En las ocasiones en que la epidemia ha florecido, la población infantil, y de acuerdo a lo escrito por el Dr. Rafael Miranda, es la más afectada. En el 1891 en Puerto Plata se reportaban casos de Difteria en los meses de noviembre y diciembre. Ese brote se convirtió en epidemia afectando en 1892 la ciudad de Santiago y para finales de ese año llegó a la ciudad capital. Eso motivo varias publicaciones de la entonces Asociación Médica de Santo Domingo, fundada en el 1891 ( hoy Colegio Médico Dominicano) y presidida por el Dr. Juan Alfonseca. La Sociedad fue muy activa recomendando el aislamiento de los enfermos y la desinfección como medidas de manejo de la situación.

En un esfuerzo conjunto con el ayuntamiento de Santo Domingo, se formó una comisión en la que participaban además del Dr. Alfonseca, los Dres. Garrido, Henríquez y De Castro. Además de las medidas antes descritas, se encontraba esporádicamente el país el suero antidiftérico, que daría lugar en el tiempo a la aparición de la vacuna Antidiftérica. En 1897 la enfermedad atacó la ciudad de San Cristobal, en el mes de septiembre y afectó al niño Rafael Trujiilo Molina. Llamaron para atenderle a un médico recién llegado de La Habana, y de origen español, el Dr. Miguel Brioso y Bustillo.El paciente entró en gravedad, y el Dr. Brioso, pidió la colaboración del Dr. Ramón Báez, para atenderle, y se decidió utilizar el suero antidiftérico, que consiguió el Sr. Félix Piñeyro (…»señor Félix Lluberes»…, se lee en el periódico Listín Diario del 3 de septiembre de 1897, citado por Euclides Gutiérrez Félix, Ob. cit., p. 21, rlpp). Sin embargo, el suero era antiguo y no funcionó adecuadamente, por lo que utilizando los contactos del Dr. Brioso, se pidió a La Habana, Cuba suero al Laboratorio Bacteriológico Cubano, dirigido por los Dres. Davalos y Acosta. Relata el Dr. Rafael Miranda, en su “Historia de la Medicina”, que fue tan severa la enfermedad del niño, que los familiares habían pedido al Padre Marcelino Borbón, que estuviera siempre cerca por el cuadro de gravedad del pequeño. También relata Miranda las cartas de gratitud escritas por los padres del niño, agradeciendo al Padre y compartiendo su regocijo”. El Dr. Miguel Brioso Bustillo, graduado en la Universidad de Madrid, ejerció y murió en San Cristóbal. En su honor en el 1958, al inaugurarse el Hospital de la Fuerza Aérea Dominicana en San Isidro, se le puso el nombre de Brioso (Hospital Militar de La Aviación Militar Dominicana Dr. Miguel Brioso Bustillos, rlpp).

En el 1905, los Dres. Ramón Baez y Narciso Alberti, intercambiaron varias cartas publicas sobre la cuestión de la difteria. En el 1928, en la memoria anual de la Secretaría de Sanidad, se registraron 12 muertes por difteria, y se describían las actividades de las brigadas sanitarias en la lucha contra la difteria. En los reportes de los distintos hospitales, el Hospital San Rafael, en Santiago, reportaba el mayor numero de casos. En los años de 1933 y 1934, se realizaron vacunaciones en masa a la población infantil, y de acuerdo a lo escrito por el Dr. Rafael Miranda, se logró inmunizar a mas del 90% de la población infantil en el país. En las memorias de Salud Publica del 1949 y 1950, no se reportan epidemias de difteria en el país. Es de resaltar que desde mediados de la década del 1940, los pediatras dominicanos regularmente administraban la vacuna triple, que contenía la antidiftérica y que las medidas sanitarias durante la dictadura, exigían el reporte de los casos de difteria y la administración de la toxina antidiftérica. Según la OPS, en nuestro país entre 1997 y 2000 se detectaron 145 casos de difteria con 36 defunciones, por lo cual se han realizado varias campañas de vacunación para prevenir esta enfermedad.

Aspecto de la garganta en un paciente con difteria, y racimo de quenepas o limoncillos

*Médico internista y oncólogo clínico, historiador, escritor, miembro de la Sociedad Dominicana de Historia de la Medicina y de la Sociedad Dominicana de Médicos Escritores.

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