Por: Ing. carlos Manuel Diloné
El siguiente trabajo es una publicación del periódico Listín Diario, de fecha 6 de diciembre de 1924. Cómo se refiere a Mr. Kilbourne, quien dirigió los ingenios Barahona, Quisqueya, Consuelo, Boca Chica y Montellano, los reproducimos para el conocimiento de todos.
Ha causado asombro en las personas sensatas conocedoras de los verdaderos hechos, el artículo “Hecho punible” publicado en el LISTIN DIARIO en su edición del 3 del corriente y firmado Varios Colonos. Y digo que ha causado asombro, porque no es posible que deformando ciertos actos, revistiéndolos de falsedades y de inconsistencias, se presenten al público para sorprender su atención y atraer sus simpatías, cuando precisamente el veredicto de las personas que conocen los acontecimientos condena esas declaraciones que no pueden ser más erróneas ni más inexactas.
Es el caso que el Central Quisqueya, por medio de su Administrador Don Diego Ramírez, quien fue con tal motivo al mismo terreno de los acontecimientos, aconsejó que no se extendiera la vía férrea sobre terrenos extraños al Central Boca Chica, fundado en razones legales, y este último, interesado en atraerse colonos, por encima de toda cortesía que debe ser el principio de toda entidad seria, y haciendo uso de ocultas maniobras, aprovechó hace pocos meses las sombras de la noche para tender los rieles, precisamente antes de que llegara el día en el cual el Central Quisqueya iba a impedir por medio de Alguacil que la citada vía férrea fuese construida. La violencia con que fue tendida la línea en el transcurso de una noche indica que el Central Boca Chica pretendía ampararse de hechos consumados.
A este hecho cuya calificación no queremos significar, porque su solo relato lo condena amargamente, fue que siguió la acción que está siendo comentada de modo tan agrio y falto de verdad. Pero la Justicia va a entender en esta cuestión, y no sabemos por qué la Central Boca Chica, si se sentía con sobra de derechos en el asunto, no construyó a, plena luz meridiana, como se ejecutan las labores honradas, o no se dispuso a contestar a Quisqueya por los medios legales cuando conoció que esta iba a notificar de modo legal que el trabajo no debía ejecutarse.
Existe un acuerdo entre los hacendados del Este el cual está concebido a fin de evitar que los colonos que hayan contratado con un Ingenio o estén comprometidos con él, hagan maniobras a fin de evadiendo el compromiso contraído sorprendan la buena fe y la confianza dispensadas, yendo a contratar con otra empresa. Y, a pesar de esto, en miras de una especulación grosera, el Central Quisqueya ha sido víctima de la mala fe de otro Central y, a pesar de la vigilancia que ha tenido que mantener con fuertes erogaciones de su parte, el otro se ha aprovechado de algunos de sus colonos haciendo caso omiso del acuerdo existente. Así hemos podido ver que otro Central ha estado en condiciones de aumentar su producción azucarera, sin haber tenido que erogar nada, valido únicamente de la astucia y de las circunstancias especiales en que el Central Quisqueya solo disponía de los recursos estrictamente necesarios para atender a las labores de la molienda.
Pero ahora, con motivo del asunto de la línea férrea, el articulista de “Hecho punible”, a quien ataca rudamente y quiere hacer aparecer como PULPO y otras calificaciones más que la imaginación desocupada se da a elucubrar calenturientamente, es a la Corporación que está en estos mismos momentos adquiriendo el Central Quisqueya. Estas calificaciones no nos sorprenden ya, y las hemos oído tantas veces aplicadas a otras Compañías honorables, que ello no hace sino arrancarnos una sonrisa de compasión y dé lastima, cuando las vemos estampadas. ¿Quién no recuerda los calificativos de que fue víctima ayer el Central Romana, y hoy es su digno Administrador Mr. Klock el hombre más apreciado en toda aquella región por sus obras de bien y de altruismo que no han venido sino a beneficiar a hijos del país?
Esto es tan cierto como que nos alumbra un sol y retamos a cualquiera a que diga lo contrario.
Pues bien, el país no conoce aún a Mr. Kilbourne, no sabe de sus desvelos por beneficiar a las regiones en que están enclavados los intereses de la Compañía por la cual él gestiona. No queremos endiosar a nadie, no es nuestra costumbre glorificar a hombre alguno, pero el mérito por lo menos tiene derecho al respeto. Si Mr. Klock en La Romana se ha ganado la pública confianza por sus procedimientos generosos, y don Alberto Bass en el Ingenio Consuelo, es prenda de garantías para todos, Mr. Kilbourne no tardara en evidenciarse públicamente captándose el aprecio de los dominicanos decentes y honrados, de aquellos que no andan a caza de pasioncillas ridículas y de patrioterías inconsistentes, por lo cual se verá claro qué la empresa que él esta manejando no es capaz de ejecutar el “grosero procedimiento” a que se refiere el artículo “Hecho punible”, y que, al contrario, con profundo respeto a las leyes del país, sus procedimientos se encaminan a beneficiar en mucho a nuestra desdichada tierra.
Tenemos grandísimo interés en leer otros conceptos del articulista, ya que él ofrece mayores detalles sobre la cuestión, pues con vista de ellos argüiremos un solo argumento sólido e irrefutable que lo callara para siempre y mostrará al país de que lado es que esta la mentira y el sofisma, y en cual la verdad, la razón y la justicia.
ALFONSO C. TAPSHIRE.
Ing. Quisqueya, Dic. 4, 1924.
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