Por José A. Mateo Gil.
Si hacemos un alto en el camino para analizar los hechos históricos acontecidos desde la aparición de la escritura hasta nuestros días, nos daremos cuenta que el hombre, en su afán desmedido de conquistar el poder, con el único y firme propósito de alimentar su ego, ha llevado a la humanidad a situaciones impensables respecto al papel que cada uno debe jugar en la sociedad en que les ha tocado vivir. En el presente análisis, para mantener el orden cronológico del proceso evolutivo del hombre y el entorno que le rodea, partiremos del antiguo Egipto, pasando por el Imperio Romano, el oscurantismo de la edad media, el renacimiento, el descubrimiento de américa, el comunismo ruso y el capitalismo salvaje impulsado por Estados Unidos. Todas estas poblaciones, de alguna manera, han contribuido a forjar la consolidación de una civilización caracterizada por la confrontación, el individualismo y la ambición desmedida de poder. Las grandes potencias que han dominado al mundo en los últimos 500 años: España, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Rusia, definieron un escenario que ha servido de plataforma para la creación de la convulsa sociedad en que vivimos.
Los reductos de la segunda guerra mundial, como consecuencia del enfrentamiento de los países aliados contra la Alemania nazi de Adolfo Hitler, abrió las puertas al período denominado de la guerra fría. El espionaje se convirtió en el arma obligada para que los dos bloques enfrentados producto de la guerra, Rusia y Estados Unidos, dirimieran sus conflictos. Estas dos naciones imperiales resultaron beneficiadas de esa confrontación bélica. Tanto la Unión de República Socialista Soviética (URSS), como los Estados Unidos de América se hicieron más fuertes. Sin embargo, la fortaleza de la URSS llegó a su fin en el año 1989, en ocasión de la caída del muro de Berlín. A partir de ese acontecimiento histórico, se inicia un proceso de disolución del poder imperial comunista. En tanto que, el imperio del norte continuó su carrera guerrerista en el oriente medio, justificando intervenciones militares, tales como la de Iraq, por poner un ejemplo, con la excusa de que tenían armas de destrucción masiva, cuando en realidad lo que perseguían era asegurar el control del petróleo de la región.
Las tensiones entre el imperio rojo y los norteamericanos aún persisten, cada uno de ellos atrincherados, observando cada movimiento para atacar, ya no de manera frontal, sino de forma solapada. Los Rusos están tratando de recuperar a sus antiguos aliados, como lo es caso de Ucrania, que por un tema de geopolítica entienden correcta su decisión de reconquistarla. Por su parte, Estados Unidos continúa ayudando económicamente a Ucrania para derrotar a Rusia. El desenlace de esta guerra es impredecible, porque desde la óptica de Putin, impedir que el gobierno ucraniano forme parte de la OTAN es un asunto de seguridad nacional. Para ellos, permitir que los norteamericanos controlen el patio trasero de Rusia es inaceptable. No compartimos el método utilizado por Rusia para lograr sus objetivos, pero si es entendible las razones que los mueven a embarcarse a emprender una aventura como esa.
Lo que está en disputa no es un juego de niños, es la definición de un nuevo orden mundial donde el control del comercio y la geopolítica con propósitos expansionistas, constituyen el origen de la confrontación entre las grandes potencias. Por un lado, Estados unidos e Inglaterra brindan apoyo a Ucrania para combatir a los rusos. Y por otro lado, los chinos, la India y Alemania han fortalecido las relaciones comerciales con Rusia. En mayo del presente año, China aumentó las importaciones de petróleo provenientes de Rusia en 54.84% en comparación con el año anterior. El monto importado por el gigante asiático fue de 8.41 millones de toneladas del crudo en este año. Lo que significa 2.98 millones de toneladas más que en el mismo período del año anterior, que fue de alrededor de 5 millones de toneladas métricas.
En la actualidad, China y la India, sin hacer mucho ruido, simulando una posición neutral con respecto a la invasión de Rusa a Ucrania, están financiando la guerra a través del aumento en la compra de petróleo. A tal punto, que antes del conflicto, el principal exportador del crudo lo fue Arabia Saudita. Sin embargo, Rusia hoy se ha colocado como el primer exportador de petróleo a china y la India. Pero además, Alemania que en la segunda guerra mundial fue combatida por Rusia y los países aliados, hoy está comprando a Rusia el 50% del gas que consume. ¡Paradoja de la vida!
En lo adelante, cualquiera que sea el desenlace de la guerra rusa-ucraniana, la sociedad en que nos ha tocado vivir será distinta, afectada por un aumento generalizado de los precios a nivel internacional. Así como una disminución en la producción de alimentos en la mayoría de los países del planeta debido al bloqueo impusto a los rusos para vender los fertilizantes que necesita el sector agropecuario de los demas paises de la tierra. Todo parece indicar que el mundo se encamina al surgimiento de dos bloques imperiales consolidados. El gigante asiático unido con Rusia para enfrentar a los Estados Unidos con Inglaterra como aliado. Estos dos bloques. El primero, que por conveniencia de Rusia trata de recuperar a Ucrania para expandir su área de acción y salvaguardar su territorio con el apoyo de china y la india. Y el segundo, el imperio del norte, que apoya la permanencia de Taiwán como república independiente, cosa ésta, que los chinos rechazan de manera categórica.
Esta realidad que parece un juego de ajedrez, donde los oponentes mueven las piezas con el único y firme objetivo de ganar la partida, es mucho más compleja de lo que intentamos explicar. Lo cierto es, que en un futuro no muy lejano, el imperio de oriente unido con los países del este, será el gran contendor en la guerra comercial que se avecina a nivel internacional con el imperio de norte apoyado por los británicos. No debemos perder de vista que estados unidos y el reino unido han sido aliados naturales. Razón por la cual, los pronunciamientos del primer ministro Británico Boris Johnson y su posible sucesora, Mary Elizabeth Truss, no son producto de la casualidad, han arremetido contra Rusia, en favor la causa Ucraniana, coincidiendo con las iniciativas de los Estados Unidos de ayudar a Ucrania para derrotar al imperio rojo. En consecuencia, no cabe la menor duda, de que Taiwán y Ucrania se han convertido en la manzana de la discordia que mantiene encendido el conflicto entre estas dos potencias imperiales. El gigante asiático y el halcón norteamericano.
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