Por carlos Manuel Diloné
30 de junio de 2025.
A través de dos telegramas enviados desde Santo Domingo en marzo de 1913, el Encargado de Negocios de Estados Unidos, C. B. Curtis, deja al descubierto el nivel de información, influencia y previsión con que su país intervenía en los procesos políticos internos de República Dominicana, en los años previos a la ocupación militar de 1916.
1. Introducción
En los primeros meses de 1913, la República Dominicana se encontraba nuevamente en un ciclo de inestabilidad institucional. El arzobispo Adolfo Alejandro Nouel, designado presidente provisional en noviembre de 1912[1] como figura neutral entre los bandos en pugna —horacistas, jimenistas y legalistas—,[2] enfrentaba una situación política insostenible. Su salud deteriorada, la presión de los caudillos regionales y la falta de consenso entre estos sectores precipitaron su decisión de renunciar al cargo.
En ese contexto, dos telegramas enviados por el Encargado de Negocios estadounidense en Santo Domingo, C. B. Curtis, con fechas del 14 y 24 de marzo de 1913, ofrecen una evidencia directa de cómo los Estados Unidos no solo observaban, sino que participaban activamente en la configuración del poder interno dominicano. Los telegramas, transmitidos al Departamento de Estado en Washington, revelan un nivel de acceso privilegiado a las decisiones del gobierno dominicano, una vigilancia constante sobre los movimientos políticos clave, y una disposición a intervenir mediante la presión simbólica de su poder naval.
Estos documentos, cuya relevancia trasciende lo meramente diplomático, permiten entender que la ocupación militar de 1916 no fue un hecho abrupto, sino el desenlace natural de una estrategia prolongada de injerencia indirecta, en la que la información, la intimidación moral y el respaldo a determinados actores locales formaban parte de un mismo libreto.
2. El primer telegrama: anticipación estratégica (14 de marzo de 1913)
En el primer telegrama, fechado el 14 de marzo, Curtis informa que el presidente Nouel «renunciará a principios de abril, si no antes»,[3] y agrega que el Ministro del Interior —hermano del presidente— le ha prometido informarle con antelación la fecha exacta. Esta afirmación basta para demostrar el nivel de penetración de la legación estadounidense en el núcleo mismo del poder ejecutivo dominicano.
Curtis enumera a los principales aspirantes al poder tras la salida de Nouel: Luis Felipe Vidal, Desiderio Arias, Horacio Vásquez y Federico Velásquez. Con tono evaluativo, describe alianzas, niveles de preparación y apoyos congresuales, como si se tratara de un diagnóstico interno del Departamento de Estado. Esta capacidad de análisis político detallado no era una simple labor diplomática, sino parte de una planificación estratégica. A ello se suma la recomendación final del telegrama: mantener de manera constante un cañonero estadounidense en aguas dominicanas, no por razones militares inmediatas, sino como presencia disuasiva.
3. El segundo telegrama: presión moral y presencia naval (24 de marzo de 1913)
Diez días después, en un segundo telegrama, Curtis vuelve a dejar evidencia de la participación directa de su país en los asuntos internos dominicanos. Informa que ha transmitido un mensaje presidencial estadounidense a Nouel a través del Ministro de Relaciones Exteriores y que este, a su vez, enviará la respuesta del arzobispo directamente a Washington. Señala que Nouel “espera continuar en la presidencia hasta que Arias llegue al Cibao”,[4] lo que indica que su permanencia en el cargo está atada al movimiento de un caudillo regional, dato que los estadounidenses manejaban con precisión.
Más revelador aún es que los ministros dominicanos de Relaciones Exteriores, Interior y Hacienda, junto al expresidente Juan Isidro Jiménez, habían solicitado un aumento de la presencia naval estadounidense. Según Curtis, dicha solicitud no obedecía a una amenaza concreta, sino al «efecto moral» que produjese una gran nave de guerra frente al litoral. El telegrama muestra cómo la influencia estadounidense ya era percibida como condición de estabilidad interna: un recurso simbólico cuya sola posibilidad de ausencia generaba inquietud entre las élites.
4. Conclusión: diplomacia de control
Ambos telegramas evidencian un patrón claro de injerencia política encubierta bajo formas diplomáticas. La legación estadounidense no solo sabía con anticipación lo que ocurriría, sino que intervenía mediante la opinión, la presencia naval y el respaldo indirecto a determinadas figuras. La política dominicana de 1913 se desarrollaba bajo la sombra de Washington, y los actores locales participaban de esa dinámica como parte de su propia estrategia de supervivencia o ascenso.
Lejos de ser una intromisión puntual, estos documentos muestran una lógica de vigilancia sistemática que prefiguraba la ocupación de 1916. El control no comenzó con los marines en las calles, sino con telegramas como estos: silenciosos, formales, pero cargados de poder.
Anexos documentales
Anexo 1: Telegrama del 14 de marzo de 1913 (traducción al español)
El presidente Nouel renunciará a principios de abril, si no antes. Su hermano, el Ministro del Interior, me ha prometido informarme lo antes posible sobre la fecha exacta. Se dice que la salud del presidente ha mejorado ligeramente, pero los médicos le han prohibido reanudar sus funciones hasta que no haya completado un período de descanso. Actualmente se encuentra en Barahona recuperándose.
Todos están al tanto de la inminente renuncia y se preparan en consecuencia. Se supone que Vidal y Arias están trabajando juntos. Vásquez está bien preparado. Se dice que Velásquez es el candidato preferido por el Congreso.
Al menos una cañonera debería permanecer aquí de forma continua, y no salir a cargar carbón a menos que sea reemplazada por otra.
Curtis
Anexo 2: Telegrama del 24 de marzo de 1913 (traducción al español)
Entregué el mensaje del Presidente al Ministro de Relaciones Exteriores, quien lo envió al presidente Nouel en Barahona por medio del Ministro del Interior. Hoy, el Ministro de Relaciones Exteriores me informa que está enviando la respuesta del Arzobispo directamente al Presidente. El Arzobispo espera continuar en la presidencia hasta que Arias llegue al Cibao, aproximadamente a comienzos de la próxima semana.
Los ministros de Relaciones Exteriores, del Interior y de Hacienda, así como el expresidente Jiménez, han solicitado todos un incremento en la presencia naval aquí, como medida de efecto moral. El Ministro de Relaciones Exteriores insiste en el envío de un buque de gran tamaño, bajo el argumento de que en este país existe una amplia expectativa de que el Gobierno de los Estados Unidos, en adelante, dejará por completo a las repúblicas latinoamericanas por su cuenta. Fuera de esta consideración, no veo ninguna necesidad inmediata.
Curtis
Bibliografía:
Curtis, C. B. Telegrama al Secretario de Estado, 14 de marzo de 1913. En Papers Relating to the Foreign Relations of the United States, with the Address of the President to Congress, December 2, 1913. Washington, DC: Government Printing Office, 1913. Documento 391.
Curtis, C. B. Telegrama al Secretario de Estado, 24 de marzo de 1913. En Papers Relating to the Foreign Relations of the United States, with the Address of the President to Congress, December 2, 1913. Washington, DC: Government Printing Office, 1913. Documento 394.
[1] Colección de Leyes, Decretos y Resoluciones. Ley Núm. 5175. G. O. Núm. 2354 del 4 de diciembre 1912. Aunque se publicó en la Gaceta el 4 de diciembre, fue efectivo desde el 30 de noviembre de 1912.
[2] Los horacistas, liderados por Horacio Vásquez, representaban una corriente liberal, con base de apoyo en el Cibao. Tenían una estructura partidaria fuerte y experiencia administrativa. Horacio Vásquez había sido vicepresidente, presidente provisional y caudillo militar. Los jimenistas, seguidores de Juan Isidro Jiménez, conservadores, con apoyo en sectores empresariales y en regiones del norte. Tenían como figura militar clave al general Desiderio Arias, caudillo de Montecristi. Los legalistas, encabezados por Luis Felipe Vidal, una tercera fuerza, que promovía la estabilidad institucional mediante elecciones y leyes, fue impulsada en parte como opción moderada frente a los caudillismos extremos. Su discurso era civilista, pero su viabilidad era limitada sin respaldo militar.
[3] C. B. Curtis, Telegrama al Secretario de Estado, 14 de marzo de 1913, en Papers Relating to the Foreign Relations of the United States, with the Address of the President to Congress, December 2, 1913 (Washington, DC: Government Printing Office, 1913), doc. 391.
[4] C. B. Curtis, Telegrama al Secretario de Estado, 24 de marzo de 1913, en Papers Relating to the Foreign Relations of the United States, with the Address of the President to Congress, December 2, 1913 (Washington, DC: Government Printing Office, 1913), doc. 394.
También te podría interesar
-
LEGISLADORES BARAHONEROS RECLAMAN OBRAS DE DESARROLLO HACE 136 AÑOS
-
Barahona a mediados de la segunda década del siglo XX: enclave, cambio y oportunidades
-
Doroteo Regalado en el Teatro Unión: controversia en Barahona, 1920
-
Francisco José Peynado, la Barahona Company y la defensa de la soberanía nacional: una lección desde la historia.
-
Barahona antes de ser villa: evidencias desde el maniel de Neiba (1789–1794)