HABLANDO CON MI PADRE

Por: Carlos Manuel Diloné

Hablar sobre la vida de Don Manuel María Diloné, es detenerse en el andén, bajarse del tren para afinar las partes laterales de la sien.

Hombre de sangre ardiente, rebelde por naturaleza, honesto hasta la saciedad, amigo en todas las circunstancias, nos enseñó con el ejemplo, siempre se burló de sus años, con más de 100 años cumplidos dirigía asociaciones y realizaba proyectos de cara al futuro.

La memoria era prodigiosa con él, marcaba los números telefónicos de todos sus hijos sin olvidar ninguno, recordaba las fechas de cumpleaños de todos nosotros, llevaba las cuentas de las asociaciones campesinas hasta el último centavo. Siempre nos sorprendía esa claridad de pensamiento en sus palabras.

Hoy se cumple un año de su viaje a otro estado de conciencia, a otra forma de vida, a una dimensión diferente. Sin embargo, sigo teniendo sus consejos y orientaciones cotidianas, ahora hablamos diferente, por lo general él me escucha y me permite actuar. Cuando se presentan situaciones en mi vida, pienso que haría mi padre ante la misma, y hago lo que él hubiese hecho, créanme siempre acertamos, él orientándome y yo ejecutando.

Dios le permitió construir una familia compuesta por 10 hijos, 40 nietos, 54 biznietos, 6 tataranietos, nueras y nueros, dirigió unas 20 asociaciones campesinas, compadres y comadres y toda una comunidad que le quiere admira y respeta. QUE MARAVILLOZO FUE DIOS CON MI PADRE.

Después de haber partido de esta tierra, sigues siendo el padre generoso y bueno, el amigo fiel, la semilla que continúa pariendo frutos,  el ejemplo vivo que quiero imitar, tu ausencia física en nada borra tu presencia sempiterna. Desde este lado de la vida, te mando el más tierno beso y el más cálido abrazo, padre de mi alma, tesoro y esperanza de mi vida.

TE AMO PAPÁ.  

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